1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

CTXT necesita 3.000 suscriptores más para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

El colonialismo y racismo cool de la propuesta migratoria de Pritchett

El académico sostiene su teoría sobre la falsa alternativa entre el cierre de fronteras y la política migratoria vinculada al mercado laboral, cuando ambas son parte de un mismo relato que persigue ahondar en la precariedad

Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate Juan Hernández-Zubizarreta 16/01/2019

<p>Bucle.</p>

Bucle.

La Boca del Logo

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Cada vez es más evidente que el capitalismo avanza desbocado y nos conduce a la humanidad y al planeta a un abismo de desigualdades crecientes y al colapso ecológico. La agenda política y mediática hegemónica insiste en negar esta realidad, obviando las causas estructurales de la situación que atravesamos. Se pone el foco, en sentido contrario, en las consecuencias. Esta inversión de prioridades, por supuesto, no es casual. Si la acumulación del capital sufre una crisis sin precedentes –en la que se aúnan escasas expectativas de crecimiento económico, reducción de la base material y energética, y vulnerabilidad climática–, quienes detentan el poder no pueden permitirse un cuestionamiento profundo de su sistema y de sus privilegios. Desvían de este modo la atención sobre otros fenómenos –productos de dicho sistema–, convertidos en núcleos centrales de la crisis, para salvaguardar e incluso fortalecer su andamiaje de injusticia y sostenibilidad en este momento especialmente crítico. La migración es, sin duda, uno de estos fenómenos estrella.

El abordaje más extendido sobre los flujos migratorios ejemplifica a la perfección este nuevo momento político en el que, aprovechándose del miedo generado por la crisis como caldo de cultivo, se azuzan lógicas de fascismo social y político. Se fomenta la guerra entre pobres, la disputa interna entre sectores dominados y explotados por razones de clase, de género, de sexo y de raza/etnia, mientras quienes dominan y explotan salen del foco de la contienda política. Se multiplican de este modo los relatos excluyentes, que dan voz y altavoz a mensajes y prácticas heteropatriarcales, clasistas, xenófobos y coloniales.

La consecuencia se convierte en causa. Las mayorías sociales, sobre todo las parias de la tierra, en culpables. Los migrantes, en invasores. Da igual que Naciones Unidas señale que el 70% de los conflictos actuales –y por tanto génesis de los flujos migratorios– tienen un origen socio-ambiental, con vínculo directo con el modelo económico que provoca el cambio climático. Da igual que la mayoría de conflictos armados vigentes partan de disputas geopolíticas y económicas entre bloques capitalistas. Da igual que la precariedad, la exclusión, la dominación y la expulsión de crecientes grupos sociales sean la seña de identidad del sistema vigente. La raíz de la crisis se sitúa en las y los migrantes, y cada vez se escucha, sin tapujos y con más fuerza, la idea de cerrar las fronteras, de crear muros, vallas, concertinas. La realidad se simplifica, la mentira se amplifica. El proceso de inversión de prioridades se cierra: las víctimas creen ver a su verdugo entre las otras víctimas, mientras este no ceja de afilar y utilizar su guillotina.

En este contexto un académico de Harvard, antiguo economista del Banco Mundial –Lant Pritchett–, ha realizado una propuesta migratoria muy polémica, que pareciera contravenir los vientos huracanados en favor de un Norte-fortaleza inexpugnable. Defiende vehementemente que Europa necesitará 200 millones de inmigrantes en los próximos 30 años, si se quiere frenar lo que considera el actual “suicido demográfico”. Apuesta así por una inmigración en masa, selectiva, rotativa y sin derechos, en base a trabajadores y trabajadoras con escasa cualificación, cuyo permiso de residencia se limitaría a un período de 3-5 años, durante el cual no contarían con ningún tipo de derecho de ciudadanía, ya que se les “integraría económicamente, pero no políticamente”. En su opinión, se trata de una estrategia win-win, todo el mundo gana. Por un lado, Europa podría contar con una masa laboral empleada en sectores de escaso valor añadido por salarios muy bajos, pero mejores que los que obtendrían en sus países. De este modo se revertiría el envejecimiento estructural y se podrían mantener ciertos estándares de bienestar, vía servicios a bajo coste y vía sostenimiento de la seguridad social mediante aumento de las cotizaciones. Por el otro, entiende que los diferenciales de productividad entre países del Norte y del Sur generan el fracaso de los actuales programas de desarrollo y cooperación internacional. No hay posibilidad de avanzar en espacios que no favorecen la productividad, por lo que invertir en desarrollo en los países del sur no es eficaz ni eficiente. En cambio, favorecer que gente con baja productividad trabaje temporalmente en espacios productivos incrementará sus recursos y capacidades, lo que en última instancia redundará en el desarrollo y bienestar de sus países de origen al regresar.

¿Cómo posicionarnos ante esta propuesta? ¿Es ética y políticamente defendible? ¿Es viable? ¿La apoyaríamos simplemente por no sustentarse sobre el cierre de fronteras, dando así espacio al debate sobre la pertinencia de las personas migrantes en nuestras sociedades, aunque sea bajo supuestas necesidades del mercado laboral? ¿Debemos al contrario enfrentarla, ya que generalizaría en Europa la situación de los migrantes asiáticos en Emiratos Árabes Unidos o Arabia Saudí? En definitiva, ¿estamos realmente ante una mirada diferente de las migraciones, o es el mismo lobo con nueva piel de cordero, una especie de colonialismo y racismo cool?

En nuestra opinión, la propuesta de Pritchett posee una carga política tremendamente peligrosa –al ser menos evidente–, y debe ser absolutamente rechazada, por cuatro motivos complementarios: en primer lugar, se sostiene sobre una falsa alternativa entre el “cierre de fronteras” y “la política migratoria vinculada al mercado laboral”, cuando ambas son parte de un mismo relato que persigue ahondar en la precariedad y en la falta de derechos desde posturas racistas y pro-capitalistas; segundo, la lógica win-win es inviable, al basarse en un enfoque de desarrollo claramente colonial –que obvia la matriz colonial e imperial del desarrollo y de la globalización– y escasamente riguroso –al simplificar el análisis a cálculos econométricos–, generando resultados construidos sobre el barro, ajenos a una realidad mucho más compleja; tercero, la propuesta pasa por encima no solo de la historia y fenómenos sistémicos que afectan al Sur Global, sino también de asuntos globales hoy en día tan relevantes como el agotamiento de materiales y fuentes de energía fósil, el cambio climático, la nueva oleada de tratados comerciales, la cuarta revolución industrial, etc., invalidando así sus conclusiones y cálculos; cuarto, y a modo de corolario, desprende un explícito tufo xenófobo que contraviene sin paliativos el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, por lo que se construye sobre  la negación del conjunto de convenios internacionales.

Argumentaremos brevemente estas cuatro críticas. Comenzamos afirmando que la propuesta Pritchett en ningún caso es una alternativa al relato duro de cierre de fronteras. Como muy bien explica Pastora Filigrana, todas las propuestas que supeditan las migraciones a la oferta de trabajo nunca han tenido como objetivo las necesidades del mercado laboral, en un contexto en el que el pleno empleo no solo es ya una quimera, sino que avanzamos en sentido contrario por efecto de la automatización. Su argumentación por tanto es una falacia, ya que lo que realmente se persigue con propuestas como esta es disponer de una abundante mano de obra barata, servicial y sin derechos, independientemente de la oferta laboral. El racismo y el colonialismo sirven así de herramienta para avanzar en una de las principales necesidades del capitalismo, que es la de contar con un ejército de reserva abundante y precarizado, que permita aumentar la tasa de ganancia empresarial apretando aún más la tuerca a los y las trabajadoras. Y este es el mismo mensaje y el mismo objetivo que mantienen, con otras palabras, tonos e intensidades, quienes abogan por los muros y el cierre de fronteras: apropiarse del trabajo migrante, a la vez que se convierte a estas y estos en chivos expiatorios de la crisis cuando el momento lo demande. Dos formas, dos relatos, por tanto, de perseguir un mismo mensaje que entroniza al capitalismo desde su matriz colonial y racista.

Pero además, esta propuesta es inviable y se sustenta sobre análisis pobres, fuera de la realidad. No es casual que Pritchett fuera economista jefe del Banco Mundial, organismo de funesto recuerdo para movimientos sociales, pueblos y comunidades de muchos países empobrecidos. Su concepción del desarrollo no solo obvia la historia de imperialismo y colonialismo que desestructuró procesos propios y generó dependencias en los países del Sur –y lo sigue haciendo en la actualidad, bajo otros parámetros–. Además, abunda en un enfoque metodológico que analiza la compleja realidad económica desde el simple cálculo de dos variables –en este caso el análisis comparativo entre ingresos de las personas migrantes en Europa y en sus países de origen, así como los diferenciales de productividad entre territorios–, manteniendo lo demás ceteris paribus, esto es, constante. Sostener de este modo que la productividad de personas de baja cualificación en sectores de bajo valor añadido se va a incrementar necesariamente por trabajar temporalmente en Europa –espacio en su opinión de productividad alta– es una quimera. Pretender además que el regreso de esas personas a sus territorios de origen tiene una correlación directa con el desarrollo del país, sin tener en cuenta fenómenos históricos y sistémicos que estructuralmente lo condicionan, es vivir en un mundo irreal. La tesis por tanto de que gente improductiva en espacios productivos aumenta su productividad, y que esta se derramará en su país de origen al regreso –tesis central de la propuesta–, es todo un brindis al sol.

Pero si esta cuenta de la vieja del modelo de desarrollo made in Banco Mundial es inviable –y por tanto el win-win con el que nos trata de encandilar no es cierto–, todavía lo es más aún en términos globales. Pritchett aplica el ceteris paribus a fenómenos globales hoy en día indispensables para cualquier estudio internacional que se precie. ¿Compensarán de este modo los incrementos individuales de productividad el expolio corporativo de bienes comunes y ganancias? ¿Puede haber desarrollo en el marco de una nueva oleada de tratados comerciales, que amenaza la democracia y promueve un gobierno de facto de las grandes empresas? ¿Podemos excluir del análisis internacional hoy en día el cambio climático, el agotamiento de las fuentes fósiles de energía o las tierras raras? ¿Será que la gente migra por vicio o ganas de hacer turismo? Pritchett insiste tozudamente en el clásico error de la economía hegemónica, que abusa del cálculo econométrico y se distancia de la realidad, como si la economía fuera un ente autónomo cuyas premisas y conclusiones pueden aislarse de la realidad. El resultado final, sin duda alguna, es un endeble castillo de arena cuyo objetivo parece ser el de dotar de una pátina académica a la agenda hegemónica actual: más capitalismo, explotando para ello su matriz excluyente, racista y colonial, pero desde un tono más cool que el de Trump, Salvini y demás.

Por último, afirmamos que la propuesta Pritchett no solo es inviable, sino que también se entiende como una agresión al Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Según este, todos los seres humanos, de donde quiera que sean, nacen libres e iguales en su dignidad y son titulares, sin ninguna discriminación, del conjunto de libertades y derechos, tanto individual como colectivamente, que les son inherentes en su condición de seres humanos. Toda la ciudadanía de este modo, y en particular los grupos más vulnerables, deben participar de manera determinante en las decisiones que afecten a sus vidas y a su entorno. Y los Estados, finalmente, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, es decir, los derechos civiles, políticos, sociales, económicos, culturales y medioambientales, tanto en su territorio como fuera del mismo. La propuesta migratoria de Pritchett indudablemente se salta a la torera estas máximas y contraviene los convenios internacionales: define ciudadanos de primer y de segunda; establece una línea abisal de ciudadanía en la masa de migrantes pobres; y lo hace además en el marco de una estrategia en la que se invita a colaborar a los Estados y a la Unión Europea.

En definitiva, Pritchett realiza una propuesta migratoria que en ningún caso es alternativa al cierre de las fronteras; cuyos análisis son inviables y ajenos a la realidad global; que atenta contra el Derecho Internacional de los Derechos Humanos; y que únicamente persigue vendernos capitalismo, colonialismo y racismo de una manera cool y bajo una supuesta pátina académica, invirtiendo causas y consecuencias. Nada que ver con un enfoque emancipador de las migraciones. Este pasa necesariamente por el señalamiento de la génesis de la crisis actual; por responder en el corto plazo a las necesidades prácticas de carácter cotidiano e inmediato de las personas migrantes; y por buscar un uso alternativo del derecho que permita que todas las personas excluidas del modelo neoliberal puedan ser sujetos de derecho de manera plena y al margen de fronteras y jerarquías. No busquemos atajos, el momento lo exige.

-------------------------

Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate y Juan Hernández-Zubizarreta son investigadores de Paz con Dignidad-OMAL

Cada vez es más evidente que el capitalismo avanza desbocado y nos conduce a la humanidad y al planeta a un abismo de desigualdades crecientes y al colapso ecológico. La agenda política y mediática hegemónica insiste en negar esta realidad, obviando las causas estructurales de la situación que atravesamos. Se...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Gonzalo Fernández Ortiz de Zárate

Autor >

Juan Hernández-Zubizarreta

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí