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Mantenerse muchos años en un mismo equipo de fútbol es más inusual en la actualidad que hace años. Antes se estilaba la figura del “one club man”, ese jugador que no conocía más que una camiseta durante toda su carrera. Ahora, muchas veces se pone por delante la ambición de lograr éxitos, el ganar más dinero, que el sentimiento de pertenencia a una entidad, que el amor por unos colores. Por eso es noticia que Jorge Resurrección Merodio, más conocido como Koke, haya cumplido 400 partidos con el primer equipo del Atlético de Madrid. Y aún más que lo haya hecho con apenas 27 años recién cumplidos, porque le pone en disposición de batir un récord del club que muchos pensaron que nadie superaría, los 550 encuentros del gran centrocampista colchonero de los 60 y los 70, Adelardo Rodríguez.
Dice el diccionario que leyenda es aquella persona que es admirada o idolatrada por mucha gente. Un significado que puede casar perfectamente con el centrocampista atlético, aunque haya quién no estará de acuerdo. Ya saben el dicho. Para gustos, los colores. Pero para mí, el concepto leyenda debe ir asociado a ser trabajador, comprometido, humilde, perseverante… Unos valores que le caracterizan y que más allá de sus cualidades puramente futbolísticas, que son muchas, le convierten en un referente para los chicos que vienen por detrás. Y eso también es ser leyenda. La responsabilidad de un jugador con el peso de Koke en el club no empieza y se acaba en los 90 minutos de un partido. Bien lo sabe él porque lo ha aprendido de referentes como Gabi y Torres. Cuesta pensar en otro candidato mejor para que en los próximos años soporte el peso de llevar el brazalete de capitán, con todo lo que conlleva.
Sus 400 partidos, celebrados en el partido de Huesca de la mejor manera posible, dando una asistencia y marcando un gol, le colocan actualmente en el noveno lugar en el ranking de jugadores que más han disputado en la historia del Atlético. Con la particularidad de que ninguno alcanzó esa cifra a la edad tan temprana que tiene el vallecano. En condiciones normales superará pronto a dos de sus referentes, los citados Torres (404) y Gabi (417), y acabará la temporada entre los siete primeros, quedándose muy cerca de Arteche y Calleja, que llegaron a los 421 partidos. Incluso podría adelantarles esta misma campaña si el equipo elimina a la Juventus y sigue adelante en la Liga de Campeones. Ya sólo le quedarían por delante Aguilera (456), Collar (468), Tomás (483) y Adelardo (550). Una trayectoria que alcanza ya las diez temporadas en la élite desde que debutará en la máxima categoría con apenas 17 años en el Nou Camp el 19 de septiembre de 2009 y en la que ha conseguido dar 82 pases de gol a sus compañeros y marcar 39 goles, siendo partícipe de los últimos siete títulos ganados por el equipo, además de ser 44 veces internacional con España.
Koke representa ver cumplido el sueño de muchos aficionados al fútbol cuando son pequeños. Poder jugar algún día en el equipo de sus amores. Entre ellos el de su hermano Borja. Él, dos años mayor, era una promesa de la cantera atlética pero una lesión le truncó su carrera. El pequeño Jorge le acompañaba al Colegio Amorós (vinculado al Atleti) cuando iba a entrenar y los técnicos vieron que al niño no se le daba mal lo de dar a la pelota. Hasta el punto de que le dijeron al padre “para que esté jugando sólo en la pista de fútbol sala mejor que lo apuntes también”. Y el progenitor pensó “ya que traigo a uno, por qué no a los dos”. Y con apenas 6 años, Koke inició su relación con el Atleti. Ahí empezaron años de desplazamientos diarios desde Vallecas para ir a entrenar. Saliendo del colegio al mediodía para volver a casa pasadas las 11 de la noche. Sacrificando momentos de estar con amigos, con la familia e incluso los estudios. No llegó a terminar la ESO, que se la sacó ya de mayor, a distancia. Todo por cumplir su ilusión y, en cierto modo, hacer realidad también la de su hermano.
También personifica al seguidor que después de ver como se gana una final de Copa del Rey al poderoso eterno rival en su casa, quiere reivindicar su alegría y su orgullo de atlético. Así lo hizo el 17 de mayo de 2013, en una cita que reúne dos de las imágenes relacionadas con Koke que más recuerdan los hinchas. La del pase que permitió a Miranda hacer el gol de la victoria y la de colocar una bandera rojiblanca en el centro del terreno de juego del Bernabéu después de la celebración. Como no identificarse con un jugador que, compartiendo el mismo sentimiento, llega a donde querría cualquier aficionado y hace lo que haría cualquier hincha en el momento dela celebración. “Los números cuentan mucho, pero hay algo que no pueden explicar. Lo que siento cuando me pongo esta camiseta. La emoción del primer día”. Así se ha expresado el centrocampista en el vídeo que ha difundido para conmemorar la efeméride.
Hay quién le exige más. Hay quién cree que no ha vuelto a dar el nivel que ofreció en la inolvidable temporada 13-14. Hay quién opina que está sobrevalorado. Él es el primero que sabe que ha tenido momentos en los que no ha rendido a su máximo nivel y así lo ha reconocido. No hace falta que se lo diga nadie. Pocos son más autocríticos consigo mismo que Koke. No es de los que olvida rápido una derrota o una mala actuación. Pero la mayoría está de acuerdo en una cosa. Cuando no juega, como le va a pasar ahora durante unas semanas a causa de la enésima lesión muscular del equipo esta temporada, se le echa mucho de menos. El primero Simeone, su mayor valedor. “Tácticamente, Koke es el mejor. Aun cuando no esté en su mejor versión sigue siendo importante. Eso sólo lo tienen los mejores”, ha dicho el técnico. Sin la presencia del argentino al frente del equipo, esta historia podría haber sido muy distinta. Cuando llegó al club, en diciembre de 2011, Koke estaba a punto de ser cedido al Málaga porque Gregorio Manzano no contaba con él. El Cholo paró aquella operación y le dijo que iba ser importante. Quién sabe lo que hubiera pasado con Jorge Resurrección de no producirse aquel relevo en el banquillo.
Puede jugar de mediocentro llevando la manija del juego, puede hacerlo de interior derecho, de interior izquierdo, más cerca del área o más alejado. Inteligente como pocos a la hora de leer el juego y lo que necesita el equipo en cada momento, la mayoría de los balones en ataque pasan por él. En cualquier partido, en cualquier torneo, algo tienes seguro con Koke. Va a ser el que más se esfuerce, el que más corra, el que aparezca siempre para ayudar al compañero. Es el socio de todos. El que nunca se esconde, el que siempre la pide, esté más o menos afortunado. Le podrán reprochar un mal pase, un balón enviado hacia atrás cuando alguno piense que debía ir para adelante… pero nunca su entrega. No es casualidad que en casi todos los partidos sea el que aparezca en las estadísticas como el que más kilómetros ha corrido del equipo y muchas veces de los partidos. Jugadores así dan sentido a la labor de las categorías inferiores de un club. Ojalá, pensarán en el Atleti, que salgan en el futuro muchos Kokes. Con que haya alguno que ofrezca la mitad de rendimiento ya sería bueno, añado yo.
“Estoy feliz por hacer 400 partidos con el club de mi vida. Ojalá sean 400 más”, declaró Koke nada más acabar el partido disputado en la ciudad oscense. Con contrato hasta 2024, tiene tiempo más que de sobra para jugar, puede que no otros 400, pero si para superar a Adelardo, poner el listón muy alto y convertirse en un símbolo histórico. En una leyenda aun mayor de la que ya es.
Mantenerse muchos años en un mismo equipo de fútbol es más inusual en la actualidad que hace años. Antes se estilaba la figura del “one club man”, ese jugador que no conocía más que una camiseta durante toda su carrera. Ahora, muchas veces se pone por delante la ambición de lograr éxitos, el ganar más dinero, que...
Autor >
Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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