señales de humo
Roma buscaba púrpura en la isla de Lobos
Ana Sharife 23/01/2019
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En 2012 un turista que paseaba por la playa de La Caleta de la isla de Lobos descubrió enterrada en la arena un ánfora romana. Así arrancan las cuatro campañas arqueológicas en las que se trabaja sobre la idea de que la extensión del Imperio Romano también llegó al islote canario. El equipo de investigación Poblamiento y Colonización de Islas en el Atlántico, dirigido por la catedrática de Prehistoria de la Universidad de La Laguna, Carmen del Arco, descubre un yacimiento arqueológico romano que resulta especialmente singular por la actividad a la que está asociada: “la extracción de la púrpura a partir del procesamiento de moluscos marinos para su posterior venta en el Mediterráneo, durante la época alto-imperial romano (siglos I a.C. a I d.C.)”, explican los investigadores.
El uso de la púrpura imperial se remonta a la Antigüedad Clásica. “Judas regresó para saquear el campamento, juntaron monedas de oro y plata, telas de púrpura y muchas otras riquezas" (Primer Libro de los Macabeos). Los pueblos mediterráneos explotaron la producción de este color pues los tejidos teñidos con esta coloración llegaron a considerarse “artículos de lujo”, describe Ovidio en Fastos.
En Roma el Estado controlaba su monopolio y se organizaban expediciones comerciales en busca de tan preciados moluscos necesarios para su elaboración, llegando en algún momento a ser prácticamente exclusivos del emperador para teñir sus túnicas ceremoniales. Así se establecieron bases “en la costa africana atlántica y en la isla de Mogador” (otra de las islas de púrpura) frente a Marruecos para su extracción, mencionadas por el historiador Plinio en relación a la expedición de Juba II a las Islas Afortunadas.
El equipo científico de arqueólogos señala que “el yacimiento de Lobos es único en los territorios más meridionales del Imperio Romano, con lo cual la geografía y los recursos económicos de este territorio se implicaron en las pautas económicas de explotación”.
La extensión del Imperio Romano llegó al islote canario en busca del gasterópodo marino, “un producto muy abundante en Canarias y que justificaría el nombre que los clásicos daban a sus islas, las Purpurarias”, explica el geógrafo y naturalista César Javier Palacios.
En julio de 2017 el profesor de Arqueología de la Universidad de Cádiz, Darío Bernal marca “los fuertes vínculos de este enclave” para extraer la púrpura de varios géneros de la Stramonita haemastoma “con talleres de la bahía de Cádiz en los siglos I a.C. y I d.C. a la luz de las ánforas halladas en el yacimiento”.
Bernal explica que “Gades en tiempos romanos fue uno de los puertos más importantes del Mediterráneo occidental”. La ciudad de los gaditanos, navegantes y constructores de barcos era inmensamente rica gracias al comercio. Según el especialista, “estas ánforas se rellenaban de garum”, un preciado elixir de la antigua Roma conocido como Flor de Garum, “una salsa de pescado fermentado” que ha vuelto a ponerse de moda en la alta gastronomía, y que entonces “supuso una importante industria que generó gran actividad comercial entre Gades y la costa napolitana”, y “se transportaba a Lobos para el consumo de la población que trabajaba en el taller de púrpura”.
Bernal ratifica así que Lobos es “uno de los talleres de explotación de púrpura mejor conocidos de todo el Mediterráneo occidental”, algo que el arqueólogo José Juan Jiménez, conservador del Museo Arqueológico de Tenerife cuestiona, pues “habría sido de nula rentabilidad” y “los vestigios pétreos que se conservan tampoco presenta la apariencia de las auténticas estructuras arquitectónicas de la época romana que servían a esos fines, donde había depósitos de millones de ejemplares de conchas de moluscos”, que documentados arqueológicamente confirmaban el procesamiento y la producción purpúrea rentable y duradera en el tiempo.
La púrpura era tan costosa que el historiador Teopompo (siglo V a.C.) llegó a decir que "valía su peso en plata en Colofón", pues para producir un gramo de púrpura se necesitaba unos 9000 moluscos. A este respecto el doctor en Prehistoria por la Universidad de La Laguna explica que “durante las excavaciones se han contabilizado unos 70.000 ejemplares de este molusco, presente en los concheros existentes en la zona”, y que, por tanto, sólo se habrían podido extraer “escasos gramos de púrpura” durante casi el siglo de vigencia de este taller de procesado de púrpura.
Otra justificación de la presencia romana en la Isla de Lobos es la expansión comercial que comenzaron los fenicios y griegos para buscar recursos pesqueros. Cabe recordar a Plinio describiendo que a lo largo de toda la costa atlántica se establecieron industrias de salazón de pescado, de las que las Islas Canarias formaron parte. Estas factorías comenzaron a utilizarse desde el milenio I a.C. y finalizarían con la crisis del Imperio romano (siglos III-IV d.C), cuando fueron abandonadas.
Las primeras campañas vienen a situar a Canarias dentro del límite sur del Imperio Romano y constatan que Lobos fue “un taller estacional para la extracción de la púrpura de varios géneros de la Stramonita haemastoma”. Los debates y las investigaciones multidisciplinares continúan.
En 2012 un turista que paseaba por la playa de La Caleta de la isla de Lobos descubrió enterrada en la arena un ánfora romana. Así arrancan las cuatro campañas arqueológicas en las que se trabaja sobre la idea de que la extensión del Imperio Romano también llegó al islote canario. El equipo de investigación...
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