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La ley psicofísica de Weber-Fechner establece una relación cuantitativa entre la magnitud de un estímulo físico y cómo es percibido. Explica cómo se forman en parte las percepciones. Es sencillo, por ejemplo, discernir y diferenciar un objeto que pesa un kilo de otro que pesa 100 gramos. Pero es sumamente complicado distinguir uno de 100 gramos de otro de 110, o de 90. En tanto que atañe a la percepción, la ley de Weber-Fechner se utiliza continuamente. Por ejemplo, para establecer precios. Es más sencillo observar la subida del precio en un objeto pequeño y barato, no sé, una barra de pan, que en uno grande, no sé un refrigerador. Es sencillo también rebajar un poco el peso de una tableta de chocolate, manteniendo su precio. O, al menos, lo es más que mantener su peso y subir su precio.
La ley explica, básicamente, que es fácil identificar una vela encendida cuando se entra a una habitación oscura, mientras que resulta complicado, e incluso imposible, localizar esa vela en una habitación saturada de luz. Es decir, y por eso he empezado a escribir estas líneas, la ley, de manera no calculada, explica la vida. Tal vez su sentido. Un niño, que aún no ha automatizado sus percepciones, siempre entrará en una habitación oscura –lo desconocido es oscuro–, de manera que siempre verá la vela. Es posible que, por su parte, en la misma habitación, un adulto nunca la vea, pues es otra habitación, ya visitada. Es posible que, de hecho, no vea la luz que lo satura todo, sino una habitación anodina, ya vista. Es posible que no vea la habitación, y que no haya abierto, ni siquiera, la puerta, pues es sólo una puerta, una más. La ley explica por qué el tiempo pasa tan lento en la infancia –no dejan de pasar cosas; incluso una vela es un suceso o una posibilidad–, y por qué pasa tan rápido en la edad adulta. Pasa tan rápido porque no hay asidero. O, al menos, una vela ya no lo es. La ley explica que morimos por aburrimiento. Por olvidar que hay un fuego tras una puerta, que una tableta de chocolate o un refrigerador tienen un precio abusivo, y que no tenemos tiempo para pagarlo todo. La ley explica que morimos abrasados por velas que no vemos. Es la ley.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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