PACTÁNDOSE ENCIMA SPECIAL EDITION PLIS-PLAS (16:00)
El discurso
El discurso de Sánchez ha sido bueno. Lo que no es una categoría política, sino filológica. No sé, también fue bueno ‘I have a dream’, de King. Pero también, y mucho más, fue bueno ‘Totalen Krieg’, de Goebbels
Guillem Martínez Madrid , 22/07/2019
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1. Un discurso es su emisor, su receptor y su mensaje. Pero en momentos comunicativos patológicos, puede no ser ninguna de esas cosas. Diría que el de Pedro Sánchez ha sido sólo mensaje. Como un poema o una pintada en el WC. O un discurso político al uso. Tenía la función de comunicar que esto es un momento histórico, y que quien no se apunte se sale de la historia, como le pasó al Neandertal, un tipo, por otra parte, cargado de razón. El receptor, diría, no se encontraba en el hemiciclo, sino oyendo la tele o la radio. El emisor, por otra parte, es nebuloso. Las políticas de comunicación no sustentadas en la realidad pueden tener un éxito político que tira de espaldas, pero al estar fundamentadas en el fake, lo enfaketizan todo, a todos, y todo el día.
2. El discurso de Sánchez ha sido bueno. Lo que no es una categoría política, sino filológica. No sé, también fue bueno el discurso I have a dream, deKing, pero también, y mucho más, fue bueno el discurso Totalen Krieg, de Goebbels. Bueno. Sánchez. Discurso. Estructura. Empieza con una a) captatio benevolentiae. Sinopsis: desde el 78 esto es Jauja –en la casilla anterior, lo era, y, a tutiplén, desde el 39; antes, desde el 31; antes, desde el 76; así hasta el momento en el que un Gobierno reivindicó la invención del fuego–. En a), por otra parte, Sánchez fija el mandato electoral como un avance en la justicia social y en la concordia, con cohesión social y sin corrupción. Contrapone eso a la foto de Colón. Luego prosigue con b).
3. b) Es una propuesta de reforma constitucional del artículo 99. Para evitar el bloqueo institucional, concepto también conocido en otras democracias, menos perfectas, como negociaciones previas a la investidura.
4. Luego viene, como ya supondrán, c). Es decir, la presentación de seis objetivos para la legislatura. Ahí van: empleo digno –es decir, tal y como ha quedado la cosa, empleo– y pensiones ídem, revolución digital –como poco, si pensamos que aboga por “liderar la revolución digital en Europa”–, emergencia climática, desigualdad de género, desigualdad social –cuantifica la exclusión social en ocho millones de personas, y los ya expulsados de la fiesta en 1,8–. Y, claro, Europa, lo que en los sermones del XVI era el Paraíso, al que no se accede sin esfuerzo ni sacrificios, hermanos.
5- Finaliza con un d), canto desordenado a la Esp postFranquista, en la que se volvió a inventar la rueda gracias a las iniciativas gubernamentales. Brilla, en este punto, el anuncio de que el polvazo del futuro será la educación, en la que se invertirá el 5% del PIB.
6. Posteriormente explica cómo implementar todo esto. La cosa empleo digno, etc. Nada de la contra-reforma laboral, pero sí un nuevo Estatuto de los Trabajadores, un Estatuto del Becario –sería la monda que se reconociera, por fin, sus no derechos hasta los 65 años–, una Ley de Igualdad, formación continua, Plan Estratégico de Retorno del Extranjero –desde las contra-reformas de 2008, ayer, más de un millón de universitarios–, mejoras para los autónomos –ese colectivo que no para de mejorar en cada pleno de investidura–, apoyo a empresas de economía social, igualdad de sueldos entre nenes y nenas, y “convertir Esp en el primer país europeo que reconozca el derecho a la educación para toda la vida” –mola; pero reconocer el derecho efectivo al trabajo o a la vivienda, también y mucho–. Finaliza con una reivindicación del Pacto de Toledo, aquella cosa prevista para garantizar la SS hasta el 2010. Vamos, que está muerta o en coma.
7- Sobre la revolución tecnológica. Que somos líderes europeos en consumo de fibra óptica, de lo que se colige que Esp puede ser el líder europeo en tecnología. África, en el XIX, no iba mal de mano de obra ni de materias primas, no obstante, y de manera incomprensible, no lideró la revolución industrial. En todo caso, se ampliará el I+D al 2% del PIB. Habla de una entidad pública que dará crédito a las pymes que se la jueguen tecnológicamente –¿un banco?, ¿un ICO?, ¿un Cofidís?–. Cultura –cuando oigan hablar de cultura a un político, llévense la mano a la pistola de agua–: la Ley de Mecenazgo de cada investidura. Luego habla de digitalización. Digitalizar la cultura, la administración, etc. Habla de 80 nuevas titulaciones universitarias, y de reformar la universidad à gogó, esa cosa que ya reformó el Plan Bolonia para décadas, vinculando universidad y empresa. Utiliza en general “digitalización” tantas veces como Aznar el palabro “constitucional”. Lo que es de agradecer, si bien puede ser un indicio de que o no dice nada, o dice lo contrario.
8. Sobre transición ecológica. Ni una alusión a las empresas energéticas. Sobre feminismo. Ley de las Familias, que no de la Familia, un Pacto de Estado, y una beligerancia léxica frente a las derechas. Igual este punto es el epicentro de la diferenciación respecto a ellas. Justicia Social: alusiones al Salario Mínimo Interprofesional, sin aludir a su subida, creación de un ingreso mínimo vital, Gran Pacto Nacional contra la pobreza infantil, fortalecer la educación pública, universalización de la educación desde 0 a 18 años, autorización para que los ayuntamientos puedan coger algo de lo que les sobra para invertirlo en guardes. Becas. Frase: “Esp será el mejor país del mundo para ser niño” –ya lo es para los adultos infantilizados, snif–. Vivienda: Ley Estatal de la Vivienda, y “medidas para frenar subidas abusivas de los alquileres” –como no se alude a una ley del alquiler, pueden ser sacrificios de gallinas a la Pachamama–. Volverá la Dependencia. Que, por otra parte, nunca llegó. Eliminar copago. Introducir salud dental en la SS.
9. Y Europa. Que mola mucho /y si no la hay sin duda la habrá. Combatir inmigración irregular. Alude a “una Esp autonómica en una Europa federalista” –aplazamiento, por tanto, del federalismo–. Monográfico brexit, en el que entre líneas se alude a Cat. Ojo, cuidadín: derogación Ley Mordaza/yupi –el Estado perderá una fuente de financiación, pero no su capacidad de juzgar a, pongamos, raperos, recogida en el CP. Cita a Jefferson y a la necesidad de que cada generación haga suya las instituciones, anunciando ninguna reforma institucional, lo que tiene guasa, pero sí la posibilidad de legalizar la eutanasia. Anuncia acabar con el voto rogado, mayor protección animal, y leyes anti-juego. Y una gran reforma de la Justicia que, en su descripción, parece coincidir con la que se reclamada en las últimas huelgas del ramo, y no por Jefferson, como un aumento salarial y mayor inversión en pintura, lejía y ordenadores. Habla de clásicos, como un nuevo sistema de acceso a la judicatura. Asume políticas de reposición de la Guerra Civil y la Dictadura.
10. Finaliza puntualizando que para todo eso se necesitan acuerdos con varios partidos, y que uno es UP. Que UP y PSOE proceden de distintas izquierdas. Pero que algo les une: la izquierda. Vamos, que vende poco la burra. Aquí es donde debería haber hecho, si le interesaba, el chantaje sentimental.
11. La alocución más aludida en el discurso –si exceptuamos el palabro “digital”– es “pacto nacional”. Pacto Nacional es una palabra entrañable del R78. Históricamente, es una disciplina que empieza con el primer pacto entre dictadura y oposición, los Pactos de la Moncloa. En términos estadísticos, un “pacto nacional” es la forma de comunicar algo distinto a lo que se produce. Algo, en fin, de otra época para según qué temas. Hoy, por ejemplo, en plena época digital –que diría Pedro–, sin monopolios informativos tan descomunales como antaño, sería difícil un pacto-nacional de lo que sea, salvo un Pacto Nacional para la Esterilización de chicos y chicas cats, me temo. Pacto-nacional, todo apunta a ello, es una alocución que no significa nada –como “no eres tú, soy yo"–, salvo que te piras.
12. El discurso no alude a Cat, sino al palabro “digital”, que es su grueso. Las derechas quedarán taciturnas unos minutos. Luego, me juego una copa, meterán entre ceja y ceja el marco Cat en sus discursos. Oé-oé-oé.
13. Falta saber en qué difiere lo discurseado de lo dialogado por PSOE y UP en sus 48 horas de diálogo. Me dicen que lo de la supresión de la Ley Mordaza fue una sorpresa. Pero me dicen que el resto, glups, también.
14. Ha sido un discurso-mensaje. No creo que sea el programa de Gobierno, pues el discurso no asegura, ni reclama, ni negocia ningún apoyo. En el mejor de los casos, es una manera de perder el tiempo hasta que haya pacto. En el peor de los casos, es una manera de perder el tiempo, intentando comunicar optimismo. En todo caso, diría, es un intento de reclamar la inocencia si la sangre llega a río electoral.
15. En el discurso, tecnológico, digital, no aparece ninguna alusión a las energéticas –responsables, junto a los Gobiernos coptados por ellas, del precio de la energía más alto de Europa, tras Chipre, esa otra potencia tecnológica en ciernes–, ni de las telefónicas. Ya puestos, en analógico, no se habla de alquileres, un tema caliente en dos continentes, del que ya se están emitiendo mejoras en el espacio exterior. El cambio de modelo tecnológico no alude al monocultivo del ladrillo y del turismo, nuestro ni I ni D, que ha vuelto. Parece que para quedarse. Y, en todo el discurso, no se alude a Cat. Algo importante si es necesario que al menos un partido cat se abstenga.
16. ¿En verdad quieren un Gobierno de coalición? Rayos, empieza Casado. Les dejo.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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