Análisis
Fútbol femenino en España: dónde estamos, hacia dónde vamos
La mitad de las futbolistas de élite no cobra un salario. Tras trece reuniones de los organismos competentes, ha sido imposible pactar un nuevo convenio colectivo para las mujeres del fútbol
María Cappa 24/07/2019
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En estos meses, ha sido frecuente escuchar hablar del boom del fútbol femenino. Según el Consejo Superior de Deportes, el número de licencias se ha incrementado en más del 100% en los últimos cinco años hasta alcanzar las 60.000. En términos de audiencia, el partido disputado en marzo entre el Atlético de Madrid y el Barcelona en el Wanda Metropolitano fue visto por una media de 300.000 personas con picos de audiencia por encima de las 400.000. El pasado 24 de junio, el encuentro de octavos en el Mundial de Francia entre España y Estados Unidos reunió a algo más de 1,3 millones de televidentes y la final de la Copa de la Reina entre la Real Sociedad y el Atlético de Madrid, a mediados de mayo, congregó a 1,6 millones de aficionados. La conclusión es que el fútbol femenino cada vez atrae a más mujeres para practicarlo y a más espectadores para disfrutarlo.
Todos estos avances se han dado especialmente en el último lustro, espacio de tiempo en el que el fútbol femenino ha crecido más que durante el período que va desde que nació como competición, en 1988, hasta 2013. Ese año, Mediapro comenzó a televisar en abierto un partido a la semana que se jugaría los sábados a mediodía para no interferir con el torneo masculino. Aunque el año clave fue 2015, cuando LaLiga creó una división específica para esta categoría, nació la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (ACFF) y la Asociación de Futbolistas de España (AFE) intensificó su tarea de captación de jugadoras para fortalecer la sección femenina del sindicato.
Y es aquí donde comienzan las discrepancias. Para Pedro Malabia, director de Fútbol Femenino de LaLiga, la clave para el impulso de este deporte fueron la creación de la ACFF, la consolidación de la presencia televisiva y la llegada del patrocinio en la temporada 2016/2017. Según la codirectora de la asesoría jurídica de la AFE, María José López, lo decisivo fue que las jugadoras, “que son las verdaderas protagonistas porque sin ellas no hay fútbol”, se unieran para exigir el reconocimiento de sus derechos. Y para la presidenta de la Asociación para Mujeres en el Deporte Profesional (AMDP), Mar Mas, hasta que no haya un reparto equitativo de la información en los informativos de RTVE y no cambie la actual Ley del Deporte será imposible hablar de una evolución real.
El presente del fútbol femenino español
Tampoco parece haber acuerdo a la hora de analizar el presente de las jugadoras; su actual relación contractual con los clubes así como las condiciones en las que desarrollan su actividad deportiva son los puntos de mayor controversia. María José López, también autora del libro Mujer, discriminación y deporte (Reus, 2017), lamenta que el auge de las futbolistas no venga acompañado de cambios legales e institucionales que consoliden sus derechos, así como que, en la práctica, la precariedad laboral siga siendo la norma. “De media, en el Barcelona ganan 3.000 euros, 1.500 en el Athletic y alrededor de 1.000 en el Atlético de Madrid, pero en el resto cobran 400 euros al mes. De media, porque casi la mitad de las futbolistas de élite ni siquiera cobra. Es inaceptable”, denuncia. Recientemente, el Espanyol ha acordado pagarles a sus jugadoras el salario mínimo a partir de la temporada 19/20. Además, López afirma que hay muchas jugadoras con diferentes jornadas laborales dentro del mismo equipo aunque su dedicación sea la misma: “A algunas se les reconocen 30 horas, a otras 20 y a otras, incluso, 10, lo que no cubre ni los traslados cuando tienen que jugar fuera de casa”.
Pedro Malabia, por su parte, cree que “hablar de una competición profesional no solo implica que las jugadoras cobren un determinado dinero”, sino proporcionarles “un entorno seguro”. Para el director del fútbol femenino de LaLiga, es fundamental “entender la velocidad que llevamos” y que, aunque “la realidad económica del fútbol femenino no sea la óptima aún, todos tenemos claro a dónde queremos llegar”. Desde su punto de vista, hay que reconocer “el esfuerzo de los clubes, que cada vez están invirtiendo más recursos no solo económicos, sino organizativos y de logística, bastante más de la mitad de los equipos ya entrenan por las mañanas, los salarios han subido sensiblemente...”.
en la práctica, la precariedad laboral sigue siendo la norma
Malabia considera que hablar sobre regulación contractual es redundante ya que desde el inicio “LaLiga obligó a firmar contratos acordes a la legislación laboral y a cotizar a la Seguridad Social” y, por tanto, “como cualquier otro trabajador del mundo, están protegidas por el Estatuto de los Trabajadores”. Una obviedad que no parece serlo tanto según la presidenta de la AMDP, Mar Mas: “Llevamos un año y medio viendo cómo los clubes de fútbol, las asociaciones, las federaciones y LaLiga se están peleando mientras las mujeres, en su mayoría, apenas tienen un salario de 400 euros y con contratos casi todos mercantiles. Un contrato laboral lo registras en el Ministerio y tienes una serie de derechos amparados por el Estatuto del Trabajador, así que no pueden ponerte barbaridades como cláusulas anti-embarazo, no te pueden despedir sin motivos... El mercantil es entre privados, por lo que puedes incluir las cláusulas que te dé la gana y, por supuesto, no puedes acogerte a los derechos de los trabajadores porque no existen”.
Hacia dónde queremos ir
Tanto para María José López como para Mar Mas, la erradicación de la desigualdad es innegociable. López dice ser consciente de que “el fútbol es un deporte de actividades segregadas”; desde su origen, se ha discriminado a la mujer de forma recurrente, con trabas que han provocado que tanto ellas, a nivel deportivo, como la industria del fútbol femenino se hayan desarrollado con retraso y con dificultades. “Pero eso no significa, ni mucho menos, que vayamos a aceptarlo–explica. Sabemos que no podemos exigir que cobren igual que los hombres porque estamos en momentos diferentes, pero tampoco vamos a consentir que en pleno siglo XXI no se respeten los derechos de las futbolistas en lo relativo a horarios, salarios, bajas laborales, vacaciones, conciliación o derechos de imagen”.
Desde octubre de 2018, la AFE y las Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (ACFF) se han reunido en 13 ocasiones para crear un nuevo convenio colectivo y el resultado, en todos los casos, ha sido negativo. La última de estas reuniones tuvo lugar el pasado 25 de junio cuando, según la AFE, la patronal rechazó “la propuesta del banco social de un salario mínimo anual de 17.000 euros, renunciando a la retroactividad a cambio de una prima de 1.500 euros por la firma del convenio y parcialidad en la contratación no inferior al 75%”. No obstante, Pedro Malabia defiende que “hace mucho que los clubes vienen protegiendo a sus jugadoras y mejorando sus condiciones; cada vez tienen más servicios a su disposición: médicos, personal humano, gimnasios...”. Respecto a los salarios, admite que “todos querríamos pagarles diez veces más, pero el dinero tiene que salir de algún sitio; o creamos una competición sostenible o será pan para hoy y hambre para mañana”. La próxima reunión tendrá lugar el 25 de julio, cinco semanas antes de que comience la competición, y la AFE ya ha advertido que “las futbolistas están dispuestas a tomar las medidas necesarias para que la temporada no empiece hasta que se llegue a un acuerdo y se firme dicho convenio”.
la Ley del Deporte solo contempla como profesionales las ligas masculinas
Desde la AMDP han elaborado un listado de diez prioridades para impulsar el deporte femenino en España. Por ejemplo, al igual que la AFE, exigen aumentar el número de mujeres en los puestos de decisión de las federaciones, incluir el fútbol femenino en las quinielas o garantizar que las inversiones publicitarias lleguen a las deportistas. Uno de los puntos más relevantes pasa por modificar la Ley del Deporte de 1990. Según explica Mar Mas, “en este país tenemos una Ley de Igualdad que, si se hubiera metido desde el principio en la Ley del Deporte, no le habríamos dado las vueltas que le hemos dado”. Esta ley “solo contempla como profesionales las ligas masculinas, por lo que las femeninas no pueden existir como tales; es evidente que hay que modificarla para ponernos al nivel que exige nuestra propia Ley de Igualdad y que pide la ONU”, concluye Mas.
Otro de los aspectos fundamentales es que el deporte femenino alcance el 50% de la cuota de pantalla de RTVE. “Algunos patrocinadores nos dicen que las mujeres no consumimos deporte, pero, claro, es que no se puede consumir lo que no te ofrecen”. Hace tres años se publicó el estudio ‘La presencia de la mujer deportista en la televisión’, elaborado por Lilyan Vega y María Alejandra Ávalos, de la Universidad de Alicante, en el que analizaban el tiempo efectivo de pantalla que TVE, Tele 5 y Antena 3 dedicaba a las deportistas en comparación con los hombres. Aunque en la cadena pública el 43% de las noticias fue sobre deporte femenino (un 13% en Tele 5 y un 3% en Antena 3), el tiempo real de estas emisiones fue de 3 horas y 37 minutos para los hombres y 10 minutos para las mujeres, un 4,4% del total (el 0,72% en Tele 5 y el 0,15% en Antena 3). Tal y como afirma Mas, “si el 90% de lo que ves es deporte masculino, es normal que sea en lo que los patrocinadores quieran invertir, porque lo que buscan es que se vea su marca”.
Desde el punto de vista de la industria, Malabia insiste en que “estamos construyendo un producto que empieza a generar el interés de los aficionados para que eso atraiga a marcas comerciales e inversiones y nos permita compensar las pérdidas que están soportando los clubes”. Por ello, “es fundamental atraer al público local y lograr que este producto se consolide en España”. Uno de los ejes estratégicos de LaLiga para alcanzar este objetivo pasa por las alianzas internacionales. “Hemos suscrito acuerdos con las ligas nigeriana, japonesa, sueca, colombiana y estamos en conversaciones con la mexicana –revela. Tenemos que ayudarnos mutuamente porque, en estos momentos, cuanto más potentes sean la liga sueca, la alemana o la japonesa, más se va a potenciar la española”.
¿Qué ocurrirá de aquí a los próximos cinco años? “Depende de cómo se ponga este Gobierno a trabajar”, responde Mar Mas. “Espero que esta legislatura empiece de una vez y lo haga con una política real de pactos respecto al papel de la mujer tanto en el deporte como en la sociedad. Espero que haya cuotas, que el dinero se destine realmente a levantar el deporte femenino y no solo a las deportistas y que no solo ellas, sino todas las mujeres que están dentro del ámbito deportivo tomen conciencia de que si no nos juntamos y peleamos entre todas, van a seguir los cuatro señores de siempre tomándonos el pelo”.
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