El desencanto con la derecha en Latinoamérica
Las recetas macroeconómicas de los líderes liberales (o ultraliberales) no están dando el fruto que los votantes esperaban
Aitor Molina 24/07/2019
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Jair Bolsonaro en Brasil, Sebastián Piñera en Chile, Iván Duque en Colombia y anteriormente Mauricio Macri en Argentina se convirtieron en los estandartes de la nueva ola neoliberal que daba inicio a la década prodigiosa de la derecha latinoamericana.
Sin embargo, apenas un año después de su ascenso al poder, la situación económica, las huelgas y los movimientos sociales empiezan a asediar a los principales líderes liberales de la región.
Durante 2017 y 2018, los votantes escogieron a estos candidatos bajo la promesa de mejorar la situación económica de sus países y de luchar contra la corrupción. Transcurrido el periodo de gracia, estos políticos no han conseguido revertir la recesión económica y sus índices de popularidad están bajo mínimos.
Macri intentará resistir ante la vuelta de Kirchner
En Argentina, Mauricio Macri y su alianza electoral “Cambiemos” ganaron las elecciones presidenciales de 2015 con la promesa de llevar a cabo una receta económica exitosa y de depurar la corrupción heredada del anterior gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Tres años y medio después de su toma de posesión, el peso argentino es la moneda emergente más devaluada del mundo y la inflación ha aumentado un 57,3% respecto al mismo periodo del año pasado, situándose en el Top 3 mundial, solo por detrás de Venezuela y Zimbabwe.
Las consecuencias de esta grave crisis económica, que el empresario y exdirigente de Boca Juniors califica de “tormenta perfecta internacional”, son demoledoras. Hoy en día hay 14,3 millones de argentinos que viven bajo el umbral de la pobreza y prácticamente la mitad de los niños son pobres (46,8%), las cifras más elevadas de la última década.
Ante este contexto socioeconómico, la tensión en las calles es cada vez mayor y los sindicatos y movimientos sociales llaman a la unidad de acción, algo que parecía utópico apenas unos meses atrás.
Un claro ejemplo de este clima de protestas es la huelga general que tuvo lugar el pasado 29 de mayo en todo el país. De los seis paros generales a los que se ha enfrentado el presidente de la nación, este último fue sin duda el más unitario y el más secundado.
Hoy en día hay 14,3 millones de argentinos que viven bajo el umbral de la pobreza y prácticamente la mitad de los niños son pobres (46,8%)
En Buenos Aires no funcionó el transporte público; las universidades y las escuelas no dieron clases y prácticamente todos los comercios permanecieron cerrados, así como los hospitales (excepto las urgencias) y los bancos. El paro también tuvo consecuencias a nivel internacional, dado que todo el transporte aéreo y por carretera se vio paralizado.
En estas condiciones, Mauricio Macri ya ha presentado su candidatura a la reelección en las próximas elecciones presidenciales que se llevarán a cabo durante el mes de octubre. Para ello, ha fichado como candidato a vicepresidente al antiguo peronista Miguel Ángel Pichetto, con el que pretende ampliar la base de sus votantes hacia el centro-izquierda.
A su favor juegan las previsiones económicas positivas que el FMI vaticina para los próximos meses y la amenaza de los fondos nacionales e internacionales de retirar sus inversiones si su rival directo, la coalición integrada por Cristina de Kirchner y liderada por Alberto Fernández, gana las elecciones.
Los profesores toman las principales ciudades de Chile
Al otro lado de Los Andes, la situación tampoco es muy halagüeña para el presidente chileno Sebastián Piñera, sobre el que planea la sombra de una huelga general como la organizada en el país vecino.
En este caso, son los profesores los que encabezan las masivas protestas contra la precarización de los servicios públicos de enseñanza y las condiciones laborales de los profesionales.
Las escuelas públicas están paralizadas desde el pasado 3 de junio, cuando los profesores declararon el inicio de una huelga indefinida que a día de hoy aún no se da por finalizada.
Los docentes exigen al Gobierno el pago de las indemnizaciones que el Estado debe a algunos docentes desde 1980, año en que la dictadura militar de Pinochet traspasó las competencias de los colegios a las administraciones municipales. Además, reclaman una bonificación para los profesores que trabajan con alumnos con necesidades especiales y el fin de una doble evaluación que consideran innecesaria.
Otra de las demandas más importantes y que genera un apoyo prácticamente unánime en la sociedad chilena es el rechazo al cambio curricular aprobado por el Ministerio de Educación. Según esta modificación, las asignaturas de Educación Física e Historia dejan de ser obligatorias en los dos últimos años de enseñanza secundaria.
En respuesta a las manifestaciones y protestas lideradas por el Colegio de Profesores, el cuerpo de Carabineros detuvo el pasado martes a veinte profesores por ocupar una de las principales avenidas de Santiago, entre los que se encontraba el líder de dicha institución, Mario Aguilar.
No obstante, antes de que comenzaran estas protestas, varias encuestas de gran prestigio ya indicaban que el máximo mandatario chileno estaba pasando por una crisis de popularidad alarmante, lo que le llevó a destituir a prácticamente la mitad de sus ministros y renovar profundamente su gabinete.
Este descenso de apoyos también se debe a que el exitoso empresario no ha conseguido cumplir las expectativas económicas que propuso en su campaña electoral. Según argumentan desde La Moneda, a causa de la caída del precio del cobre y de un contexto de recesión internacional.
Iván Duque y el proceso de paz en Colombia.
En 2017, el ahora presidente colombiano Iván Duque publicó en Twitter que “Colombia es el país de América Latina donde la popularidad del presidente está por debajo del IVA”, ironizando sobre la baja aceptación del entonces máximo mandatario Juan Manuel Santos.
Diez meses y medio después de su toma de posesión, el político y abogado no está tan lejos de convertir esa broma en realidad, puesto que según la encuesta publicada por Gallup Poll, la popularidad del presidente cayó hasta el 29 por ciento este mes de junio.
El gobierno colombiano parece ser víctima de una parálisis institucional y política que no permite al Ejecutivo sacar adelante sus propios programas, dado que no goza de mayorías en ninguna de las cámaras legislativas.
La principal crítica a Iván Duque se fundamenta en el incumplimiento de los acuerdos de paz que vieron la luz durante la anterior legislatura. Muchos de sus opositores consideran que el Gobierno intenta sabotear dichos acuerdos.
Una de las medidas más anunciadas durante la campaña electoral por Duque fue la presentación de objeciones a estos acuerdos de paz, recogidos en la Jurisdicción Especial para la Paz. Sin embargo, el pasado mayo, la Corte Constitucional desestimó estas objeciones y dejó al presidente sin su principal estandarte político.
A estos hechos hay que sumarle que según los últimos datos la economía colombiana sufre el mismo estancamiento que el Ejecutivo. La tasa de desempleo es del 10,5%, la cifra más alta desde 2012 y el crecimiento económico se sitúa en el 2,8%, muy por debajo del 3,5% que pronosticó el Gobierno para final de año.
Un futuro incierto para la región
Así pues, pese a que la mayoría de estos dirigentes liberales tienen una gran trayectoria en el mundo empresarial y disponen de grandes fortunas en sus diferentes países, todo indica que sus recetas macroeconómicas no están dando el fruto que los votantes esperaban.
Excepto Macri, el resto de políticos de esta nueva “ola neoliberal” cuentan con la ventaja de que las próximas elecciones están muy lejos y de que la oposición no supone, hasta el momento, una amenaza real. Aun así, se auguran tiempos difíciles para la derecha en Latinoamérica.
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