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Tres mujeres han sido condenadas en Irán tras llevar a cabo una acción de protesta en el metro de Teherán contra el uso del velo obligatorio. Las tres mujeres, sin pañuelo en la cabeza, repartieron flores a otras mujeres que pasaban mientras las animaban a hacer como ellas: deshacerse del maldito pañuelo. Según la sentencia judicial, que condena a 16 años de prisión a dos de ellas y a 23 años a la tercera, las activistas no solo vulneraron la legislación vigente en el país, que obliga al uso del pañuelo en espacios públicos, sino que, además, cometieron un delito grave de incitación a cometer actos ilegales cuando pidieron que otras mujeres también se saltasen la ley.
La noticia, que estremece por brutal, no nos debería sonar a extraterrestre sin más. Sería hipócrita quedarse ahí. En España, una generación que sigue vivita y coleando, permitió, defendió, criticó o sufrió el encarcelamiento de personas por su condición sexual. Escándalo público, lo llamó el código penal franquista, al que había que respetar porque la ley y la justicia están para ser respetadas. No es difícil imaginar a algunos de los que hoy se escandalizan por lo de Irán, respetando aquella legislación nuestra y justificando el encarcelamiento de homosexuales: que dos hombres se besen en la calle es un escándalo que no se puede permitir si queremos que la calle sea un sitio de convivencia. No lo digo yo, lo dice el sentido común y además la ley. ¿O es que no respetas la ley? Si permitimos eso, ¿qué será lo siguiente? ¿Qué dos mujeres se metan mano en la calle delante de niños?
Tampoco sería complicado imaginar que algunos de quienes hoy se escandalizan en España por la condena a estas mujeres iraníes, estuvieran de acuerdo con la condena si hubieran nacido y crecido en el país asiático. ¿Pretendes que se salten la ley, que inciten a que otras mujeres también se la salten y que la justicia no aplique el código penal?, le dirían a quien se mostrase indignado o simplemente contrariado por esta brutal sentencia. Es la ley y la ley está para respetarla. Sin respeto a la ley, qué sería de nosotros.
Tendemos a comparar el lugar y el tiempo en el que nos ha tocado vivir con otros lugares y tiempos diferentes, llegando siempre a la misma conclusión: el nuestro es el definitivo, el culmen de la civilización y el sentido común, el que funciona correctamente mientras en otros surgen las barbaridades. Nunca, sin embargo, tendemos a colocarnos a nosotros mismos en otros tiempos y lugares diferentes e imaginar cuál sería nuestra reacción ante este tipo de situaciones. Es probable que, quien hoy basa su moral en el respeto acrítico a la ley, hiciera exactamente lo mismo si le tocase vivir en el Irán de hoy o en la España de ayer. Porque la ley, aquí, hoy, allí y siempre, está para respetarla.
España ha quedado esta semana marcada durante décadas por la condena de decenas de años de prisión impuesta a los líderes independentistas catalanes que organizaron el referéndum ilegal de 2017. Un desafío a la ley, llevado a cabo sin violencia, para el que la justicia española ha encontrado un tipo penal adecuado: la sedición. Los líderes políticos y sociales condenados incitaron a la población a cometer actos ilícitos, a saltarse la ley vigente que impedía claramente la celebración de aquella consulta. Tras la condena del Tribunal Supremo, las posturas morales sobre el terreno de juego vuelven a ser las mismas que en todo lugar y tiempo. Por un lado, quienes hablan de cumplimiento de la ley de manera acrítica. Por otro, quienes no consideran que el código penal sea un texto sagrado, sino una herramienta para aplicar con la precaución de no generar injusticias ni castigos brutales. ¿Estás comparándome la España democrática con el régimen iraní?, preguntará alguno indignado. No, te estoy observando a ti en diferentes momentos y lugares.
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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