Gudaris gallegos en la Guerra Civil
El número de milicianos oriundos de Galicia en el Euskadiko Gudarostea rondó los 2.000 efectivos. Muchos eran inmigrantes que trabajaban en la industria o en la pesca
Sergio Balchada (luzes) 16/10/2019
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Cuando a primeros de octubre de 1936 los milicianos del batallón CNT número 1-Bakunin se instalan en Amurrio para ocupar posiciones en el frente alavés, no pasan para nada desapercibidos entre la población local, entre otras cosas, por el acento gallego de muchos de sus componentes. Llegan de Trintxerpe (Pasaia, Guipúzcoa) y vienen de combatir a los sublevados por los montes y villas de Guipúzcoa.
La presencia de milicianos oriundos de Galicia en el Euskadiko Gudarostea, o Ejército de Euskadi, no es anecdótica. Aunque no podemos asegurar su número preciso, la cifra supera muy posiblemente los 2.000 efectivos. Además del mentado Bakunin es notoria la participación gallega en algunos de los 75 batallones que completan las fuerzas vascas. El más característico, el batallón CNT número 6-Celta. Compuesto en su mayor parte por milicianos originarios de Galicia, completan la unidad alaveses y navarros evadidos de territorio enemigo y, en menor medida, vizcaínos. El 3 de diciembre aparece en el periódico comunista Euzkadi Roja la solicitud de una bandera “que lleve como emblema algo que simbolice la región gallega”, petición hecha en nombre del batallón Celta por el capitán Manuel Lampón Ríos (A Pobra do Caramiñal) y el teniente José Paz Davila (gallego, mas sin confirmar su lugar de origen).
El batallón Disciplinario de Euskadi acoge entre sus filas a numerosos gallegos en su Primera Compañía. Esta se convertirá en unidad de choque y lo dará todo en la batalla del Saibigain (del 7 al 15 de abril de 1937). La mayor parte de ellos son prisioneros de guerra, fugados y desertores de las fuerzas fascistas, aunque también hay algunos milicianos con faltas disciplinarias de los otros batallones que conforman el Euskadiko Gudarostea.
Y no debemos olvidar a la Marina Auxiliar de Euskadi: una suerte de fuerza naval de circunstancias compuesta por todo un elenco de barcos de pesca, bous artillados. Alrededor del 10% de los hombres enrolados en esta unidad naval son oriundos de Galicia. Su labor dista mucho de ser sencilla puesto que deben hacer frente a navíos de guerra manifiestamente superiores en todos los aspectos. No obstante, las muestras de valor de estos hombres del mar intentan paliar el desequilibrio existente entre los contendientes. Así, frente al cabo de Matxitxako (Bizkaia), el bou Nabarra gana a pulso el protagonismo el 5 de marzo de 1937. Durante más de una hora se opone valientemente al crucero Canarias hasta las últimas consecuencias. El bou resulta hundido y los tripulantes supervivientes son tomados prisioneros. El Nabarra servirá como ataúd al pontevedrés Antonio Álvarez Domínguez y al mugardés Francisco Fernández García O Cubano.
Con Galicia como territorio controlado por los alzados desde los primeros compases del conflicto, los combatientes gallegos que van a nutrir las fuerzas vascas provienen de diferentes zonas industriales de Euskadi, donde se asientan, sobre todo, desde principios del siglo XX atraídos por la demanda de mano de obra. Cabe destacar especialmente la numerosa colonia galaica del barrio pasaitarra de Trintxerpe (Guipúzcoa). La pesca industrial del bacalao, iniciada por la PYSBE (Pescaderos y Secaderos de Bacalao Españoles) en 1927, hace recalar en Trintxerpe a cientos de marineros de las rías gallegas dados sus conocimientos, tanto de las técnicas de pesca de esta especie como también del uso y reparación de los aparejos específicos para hacerlo. Interesan además a la patronal porque carecen de unos tejidos asociativos y sindicales que les puedan suponer cualquier tipo de conflictos laborales.
La cosa se va a torcer para la patronal con la proclamación de la II República. Los nuevos tiempos invitan a participar en el fervor popular por conseguir viejas aspiraciones sociales y laborales. De este modo nace a primeros de 1933 el Sindicato de Industria Pesquera y sus Derivados (FNIP), el Avance Marino, integrado en la CNT. En este sindicato se encuadran muchos de los trabajadores del mar gallegos y enseguida van a ganar merecida fama de elementos combativos. No es coincidencia entonces que, entre los sectores reaccionarios de la sociedad donostiarra, Trintxerpe fuera conocido como “la meca del soviet rojo”. Asimismo, también encontramos otros gallegos militantes en los sindicatos controlados por la UGT: la Alianza Marítima y la Polar.
Todos estos elementos fuertemente concienciados constituirán en julio de 1936 los contingentes de voluntarios para combatir, primero en los choques desarrollados en Donostia, y luego en los montes guipuzcoanos.
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Sergio Balchada (luzes)
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