1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

¿Qué pasa en Chile?

La verdadera tragedia no son los saqueos que los noticiarios se han esforzado en mostrar constantemente, es la indolencia de una clase política y empresarial habituada tanto a sus privilegios como al uso de la fuerza para defenderlos

Galo Ghigliotto 23/10/2019

<p>Protestas en Santiago de Chile.</p>

Protestas en Santiago de Chile.

BBC

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

El viernes 4 de octubre el Ministerio de Transportes chileno anunció una nueva alza en los pasajes de Metro, de 30 pesos chilenos, dejando el valor total del pasaje, en horario punta, en 830 pesos (poco más de un euro). Dos días después, las y los estudiantes (secundarios y universitarios) se organizaron para evadir el pago del Metro en masa. Hordas de estudiantes se dejaron caer metro abajo y saltaron los torniquetes hacia los andenes, sobrepasando en mucho la capacidad de los guardias. Fue entonces cuando el Gobierno chileno cometió su primer error en el manejo de esta crisis: comenzó a cerrar accesos en todas las estaciones del Metro y dispuso policías fuertemente equipados a custodiar el flujo de personas, además de amenazar con sanciones a los evasores.

Para entender el resto, es necesario volver al pasado: a la dictadura de Pinochet y sus efectos. A diferencia de otros países, Chile no ha tenido un proceso reparador satisfactorio. La mayoría de los crímenes de lesa humanidad ocurridos durante esa etapa están todavía impunes, y los pocos uniformados encarcelados por estos crímenes han cumplido o cumplen sus condenas en cárceles que son verdaderos resort. Ninguno de los gobiernos del regreso a la democracia ha querido tocar demasiado a fondo ese tema: es una especie de tabú. Es así como muchos familiares de detenidos desaparecidos no saben todavía el paradero de sus seres queridos. Un ejemplo: apenas en 2016 aparecieron los primeros restos del periodista Carlos Berger, desaparecido en 1973: un trozo de mandíbula y un fragmento cervical. Hace unas semanas, en septiembre de este año, encontraron otros fragmentos de su esqueleto. Así como los restos de Berger, el horror de la dictadura vuelve a aparecer cada cierto tiempo, en pequeñas dosis, sin que se logre justicia por los miles de casos como este. A eso hay que sumar el que Pinochet murió como senador vitalicio, a los 91 años, siendo velado como excomandante en jefe en la Escuela Militar de Chile.

A diferencia de otros países, Chile no ha tenido un proceso reparador satisfactorio

Otra expresión de la dictadura que perdura hasta nuestros días es la instalación del modelo neoliberal y la Constitución de 1980, que se instituyó para proteger este modelo. En su pasado mandato, la expresidenta Michelle Bachelet apoyó y empujó diversas iniciativas para establecer una nueva Constitución, pero no tuvo éxito antes de terminar su periodo. Con la llegada de la derecha al poder todo el esfuerzo se congeló. Por su parte, el modelo neoliberal, que consistió en la privatización de los servicios básicos, la educación, la salud (ISAPRE’s), los fondos de pensiones (AFP’s), las empresas mineras, el agua y todo lo que pudiese ser privatizado, además de la eliminación de una serie de derechos sociales, ha sometido a las chilenas y chilenos a vivir en estado de precariedad constante. A esto se suma la brecha salarial: el 10% más rico tiene 39 veces más ingresos que el 10% más pobre. Por otra parte, el 33% del ingreso que genera la economía chilena lo capta el 1% más rico de la población y, a su vez, el 19,5% del ingreso lo capta el 0,1% más rico.  Los costos de la vida son lo suficientemente altos como para sufrir alzas arbitrarias adicionales. El precio promedio de alquiler de un departamento de dos habitaciones, en Santiago, es de 400.000 pesos (495 euros), pero el sueldo mínimo mensual en Chile es sólo de 301.000 pesos (373 euros). Mientras tanto, la prensa informa de que las Isapres (Instituciones de Salud Previsional), todas empresas privadas, han tenido una baja en sus utilidades en 2018, registrando apenas 57.200 millones de pesos (71 millones de euros). 

Ambas huellas de la dictadura, la inequidad y la violencia, se cruzan con otro aspecto de la vida cotidiana: el trato de los gobernantes. El año pasado el comunero mapuche Camilo Catrillanca fue asesinado por carabineros en un operativo que, desde el comienzo, estuvo rodeado de hechos sospechosos: escuchas ilegales, cámaras GoPro perdidas que luego aparecieron, y el acto mismo, en que se disparó sin mediar provocación a un civil desarmado que, para mayor agravante, iba acompañado de un menor. El ministro del Interior, Andrés Chadwick, quien debería haber renunciado por los hechos ocurridos, se libró culpando a carabineros y removiendo al recién nombrado General de la institución policial. Por otra parte, los ministros de Piñera han realizado declaraciones que dan cuenta de su desprecio y distancia para con el pueblo chileno. 

En julio del año pasado, el exministro de Educación, Gerardo Varela, comentó en una charla que cuando se le acercaban directores de escuelas de provincia para pedirle ayuda en reparar una techumbre, él se molestaba y les decía “¿y por qué no hacen un bingo? ¿Por qué desde Santiago tengo que ir a arreglar el techo de un gimnasio?”. En agosto del mismo año el ministro de Cultura, Mauricio Rojas, debió abandonar su cargo tras salir a la luz declaraciones suyas en un libro donde se refiere al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos como un montaje. A fines de 2018, el ministro de Vivienda aseguró que “un altísimo porcentaje de los chilenos tiene una casa, a un departamento, una casa en la playa”, desconociendo completamente la realidad nacional. Este año, a principios de este mes, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, comentando el nulo aumento del índice de precios al consumidor (IPC), señaló que había una buena noticia para “los románticos”, porque “las flores han tenido un descenso en su precio […] han caído un 3,6%”. Por último, sobre la reciente alza de precios en el Metro, el ministro de Economía señaló que “el que madrugue será ayudado, de manera que alguien que sale más temprano y toma el metro a las siete de la mañana tiene la posibilidad de una tarifa más baja”. 

Este ha sido el año de las alzas en Chile. No sólo en el transporte, también en la electricidad, el agua, el gas, entre otras. El caso de la electricidad es particular, porque este año la compañía de electricidad que abastece a Santiago (ENEL) pretendió traspasar una compra de medidores a la población, lo que generó gran molestia, sobre todo considerando que el presidente del directorio –y además vicepresidente de la empresa de servicios sanitarios Aguas Andinas–, Herman Chadwick Piñera, es hermano del ministro del interior Chadwick y ambos primos del presidente de la república Sebastián Piñera. 

La izquierda dividida dejó un camino despejado para el candidato de derecha, por lo que algunos autores aseguran que, más que un triunfo de Piñera, se trató de una derrota de la izquierda

Otro dato importante: según datos del SERVEL: el 49% de los ciudadanos inscritos en las listas electorales en Chile sufragaron en la segunda vuelta de la elección presidencial de 2017, que ganó Sebastián Piñera con un 54,57% de los votos. En otras palabras, no se podría afirmar que Piñera cuente con el apoyo de la mayoría del país, y la crisis actual podría estar evidenciando justamente eso. En su campaña, con el slogan “Tiempos mejores”, Piñera se basó en la debilidad política de su contendor, el periodista y senador Alejandro Guillier, y de la Nueva Mayoría, coalición de centroizquierda que este representaba. La izquierda dividida dejó un camino despejado para el candidato de derecha, por lo que algunos autores aseguran que, más que un triunfo de Piñera, se trató de una derrota de la izquierda. Por otro lado, una de las estrategias que la derecha usó para captar el voto de la población menos politizada, fue la amenaza que se instaló, a través de diversas vías, que, de salir otra vez la izquierda, el país se convertiría en “Chilezuela”.

El miedo a esa Chilezuela, emparentada de alguna manera con el imaginario que se promovió, en tiempos de la dictadura, del gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, movilizó a una población poco convencida para asistir a las urnas y votar a favor de un político ambicioso y cuestionado como Sebastián Piñera. Es tal el conocimiento público de los problemas legales que tuvo Piñera por la adquisición de un banco en los 80, que incluso un senador de su mismo color político, Manuel José Ossandón –quien fuera candidato en primera vuelta–, le enrostró en un debate que “no había sido declarado reo por lindo” –es decir, sin justificación–. 

Por último, otro antecedente importante: el círculo que rodea a Piñera, especialmente su primo, el ministro del interior Andrés Chadwick, fue un colaborador de Augusto Pinochet. Por estos días ha circulado una foto que muestra a un joven Chadwick detrás de Pinochet en un acto durante la dictadura. Así como él, varios ministros han sido cercanos al gobierno de Pinochet.

Poner policías a custodiar la evasión estudiantil del metro no hizo más que encender una mecha que estaba instalada hace mucho tiempo. Los desmanes comenzaron el día viernes 18 de octubre, con la quema de varias estaciones de metro y, entre ellas, la quema de algunos inmuebles privados, como el edificio de la compañía ENEL, que ardió –inexplicablemente– desde el décimoprimer piso y causó la conmoción total de los santiaguinos. Mientras estos hechos ocurrían, el presidente Piñera figuraba comiendo una pizza en un restaurante del barrio alto capitalino.

Hay una frase que circula en las manifestaciones y que resume muy bien el estado de ánimo del Chile actual: “Nos quitaron tanto que nos quitaron hasta el miedo”.

Poner policías a custodiar la evasión estudiantil del metro no hizo más que encender una mecha que estaba instalada hace mucho tiempo

Esta es la crisis más profunda que ha vivido Chile desde el golpe de Estado de 1973. Las autoridades están completamente anonadadas, dando vergonzosas declaraciones ante la prensa. Recientemente el presidente Piñera ha dicho que “estamos en guerra”, sembrando el desconcierto en la población o, quizás, emulando inconscientemente a Pinochet quien, luego del atentado que le hicieron en 1986, declaró a la prensa “estamos en una guerra”. En una declaración posterior, la ministra de Educación fue emplazada por un periodista a indicar cómo le explicaría ella a un niño de nueve años estas declaraciones del presidente; la ministra simplemente retrocedió y entregó la palabra a la ministra siguiente. El general de marina a cargo de la defensa de la ciudad de Antofagasta llamó a tranquilizar a la población citando involuntariamente al Chapulín colorado –personaje infantil mexicano– y su conocida frase “que no panda el cúnico” (en vez de “que no cunda el pánico”).

Ante el desacierto del Gobierno de poner custodia policial a las estaciones del metro, y en respuesta a la movilización social, el presidente Piñera decidió “apagar el fuego con bencina” declarando estado de emergencia el 19 de octubre. Con esto, una movilización que había estado restringida a la capital del país se dispersó hacia otras ciudades dando inicio a una serie de manifestaciones en todo Chile. De esa forma se dio pie a una serie de actos vandálicos que incluyen saqueos a supermercados, bancos, cajeros automáticos, entre otros. La fuerza policial, que se concentra en los manifestantes y en proteger los barrios altos, ha dejado desprotegidos los sectores más vulnerables de las ciudades permitiendo que la violencia tenga una escalada sin precedentes, alterando completamente el orden social.

En medio del caos, Piñera decidió decretar estado de excepción y poner al frente al general de división Javier Iturriaga como jefe de la defensa nacional. La presencia de militares en las calles constituyó una imagen amenazante, toda vez que el trauma de la dictadura no ha sido superado para muchos. Este hecho enardeció aún más los ánimos. Ante las preguntas de si se declararía toque de queda –otra reminiscencia de la dictadura, cuya determinación le corresponde al presidente de la república–, Piñera indicó que eso era una decisión que tomaría Iturriaga. En la rueda de prensa siguiente el general decretó, por primera vez desde la dictadura, el toque de queda en la provincia de Santiago y otras

En un intento de frenar las manifestaciones, Piñera despachó una ley al Congreso para congelar el alza de los pasajes del transporte público, que en la Cámara de Diputados se aprobó con sólo un voto en contra y en la de senadores con todos los votos a favor. Sin embargo, esto no logró ningún efecto en apaciguar el ánimo de la población.

Los medios masivos (tv, radios, periódicos), que en su mayoría pertenecen a empresarios que son afines a los intereses de la derecha, se han enfocado en criminalizar las manifestaciones sociales poniendo su foco en los actos vandálicos que han tenido lugar en estos días. Muy pocos se han dedicado a mostrar una panorámica global del problema. Al emitir declaraciones, los personeros de gobierno repiten una y otra vez las palabras “violencia”, “destrucción”, “saqueo”, “vandalismo”, y se habla de “reconstrucción”, como si lo que estuviera ocurriendo fuera una catástrofe natural. A pesar de eso la opinión pública ha considerado que el manejo del Gobierno de esta situación ha sido deficiente, lo que ha provocado que incluso en los sectores acomodados de la capital, donde la mayoría de votos tiende a la derecha, se han organizado manifestaciones por las demandas ciudadanas y contra la crisis y su manejo por parte del presidente Piñera.

Sólo cuando los manifestantes decidieron dirigirse a protestar a las afueras de los canales de televisión, estos modificaron su línea editorial y comenzaron a exhibir en pantalla no sólo los saqueos, sino también los múltiples abusos de los que son objeto los ciudadanos.

La presencia de militares en las calles constituyó una imagen amenazante, toda vez que el trauma de la dictadura no ha sido superado para muchos

Los chilenos que dormían han entendido que el abuso era la moneda de cambio por su existencia. Las redes sociales e internet abrieron una puerta al mundo, lo que ha permitido entender que los privilegios que las clases acomodadas reservaban para sí, también son posibles en países que tienen la misma capacidad de desarrollo que el nuestro. 

La clase política ha sido incapaz de tomar debida cuenta de este despertar social. Como medidas inmediatas, el Frente Amplio (partido de izquierda), ha exigido celeridad a la legislación sobre la rebaja de la dieta parlamentaria. Pero eso no ha sido suficiente. Otra ley trató de legislarse justamente el día de hoy, la de 40 horas semanales de jornada, contra las 44 legales que tiene Chile actualmente. Pero al momento de sesionar, la bancada completa del partido RN –el partido del presidente– abandonó la sala para que no hubiera quorum

El Gobierno, alejado de la realidad, como ha quedado demostrado, no ha sido capaz de comprender que la única forma de apaciguar el movimiento social es cediendo más allá de lo que están dispuestos. El discurso incendiario de Piñera, hablando de “guerra” y de “un enemigo organizado” no ha hecho más que encender los ánimos; apenas en los últimos días ha decidido ablandar su discurso. Pero en cuanto a los cambios que demanda el movimiento social, todavía no presenta más que soluciones provisorias y que, según ha dicho, “requerirá(n) un enorme esfuerzo de mayores recursos del Estado, lo que exigirá mucha eficacia y reasignaciones de los recursos existentes”. De este modo, Piñera sigue sin tocar a los empresarios, cuya concentración de recursos es uno de los factores que mayor molestia genera en el chileno medio. Es más: sus propuestas representan un mayor gasto fiscal que irá a parar directamente a la empresa privada.

Piñera ha logrado el doble mérito de traer de vuelta la sensación de caos, violencia e inestabilidad con la que nos alimentaron nuestros padres y abuelos de ambas veredas, al hablarnos de las épocas de Allende y Pinochet. Quizás por eso hoy se ha dado una cierta unidad entre partidarios de derecha y de izquierda, lo que da como resultado el común acuerdo de que este gobierno no da para más y su continuación se hace insostenible y ha motivado que ya se hable de acusaciones constitucionales en su contra. 

La cifra de muertos, a los que el gobierno se ha negado a nombrar y a explicar las circunstancias de sus muertes, aumenta cada día. Hasta el día 22 de octubre el INDH (Instituto Nacional de Derechos Humanos) contabilizaba 1.894 detenidos, entre los que se cuentan 214 niños, niñas y adolescentes (de ellos, 140 niños y 39 niñas), además de 388 mujeres adultas. Se han reportado centenas de heridos de diversas maneras y mujeres que han dado cuenta de abusos sexuales sufridos durante su detención, así como la amenaza que recibió una detenida de ser penetrada con un fusil. Hay 269 personas heridas, “muchas de ellas con heridas oculares a causa de impacto de balines” y 137 heridas por armas de fuego. Hace apenas un día conocimos el caso de Víctor Marileo, quien estaba observando la represión militar desde el antejardín de su casa en el sector de Bajos de Mena, uno de los más humildes de la ciudad de Santiago, cuando recibió un impacto de bala proveniente de un fusil. En declaraciones televisivas, su esposa contó que al pedir ayuda nadie la socorrió; es más, los militares la amenazaron con dispararle si salía de su casa. Debió llamar a su hijo, residente de la ciudad de Linares, a 300 km de la capital, quien viajó desde allí y llegó antes que una ambulancia solicitada en Santiago. Ante ese incidente el general Iturriaga se refirió diciendo que se trató de un “hecho lamentable, pero menor”. Hoy Marileo se encuentra en coma inducido y los médicos auguran una improbable recuperación.

La cifra de muertos, a los que el gobierno se ha negado a nombrar y a explicar las circunstancias de sus muertes, aumenta cada día

A todas estas víctimas se suman los 15 fallecidos que el gobierno ha reconocido hasta ahora. Cinco de ellos muertos por el Estado. Uno de ellos es José Miguel Uribe, un joven de 25 años, de la ciudad de Curicó, quien recibió una bala de ráfaga disparada desde un camión militar.

Lo que no tiene recuperación sin lugar a dudas es la gobernabilidad y la carrera política del presidente Sebastián Piñera. Mientras todo ocurría, el presidente chileno se preocupaba de asegurar que su par norteamericano Donald Trump no faltase a la APEC, foro que tiene fecha de realización en noviembre en Santiago. Más adelante, en diciembre, se realizará la COP25. Otros eventos sociales le esperan al presidente: la premiación de los estudiantes más aventajados en la prueba de selección universitaria (PSU), entrega de premios literarios, visitas de mandatarios de otros países, etcétera. ¿Cómo pretenderá recibir el presidente chileno a sus invitados internacionales con al menos 15 muertos a cuestas en sólo las últimas semanas de su gobierno? ¿Qué piensa decirle al puntaje nacional de la PSU si este lo encara por su proceder? O simplemente: ¿qué le dirá a la población del país cuando se conozca la cifra oficial de muertos y heridos en los momentos de crisis?

La verdadera tragedia que ocurre en Chile no es el conjunto de saqueos que los noticiarios se han esforzado en mostrar constantemente, es la indolencia de una clase política y empresarial habituada tanto a sus privilegios como al uso de la fuerza para defenderlos. La enorme distancia que existe entre las realidades de los gobernantes actuales y la del pueblo chileno, hace que el gobierno se sienta incapaz siquiera de comprender la profundidad de lo que está ocurriendo y, por lo tanto, de resolver la crisis actual. Como corolario perfecto de estas afirmaciones circula un audio filtrado de la primera dama de Chile, Cecilia Morel, donde explicita que “están sobrepasados”, que la situación es como “una invasión alienígena” y que “van a tener que disminuir nuestros privilegios y compartir con los demás”.

Por lo pronto, sólo parece haber dos soluciones posibles: o el presidente Piñera se abre a crear un pacto social con la sociedad civil, que incluya de todas maneras una nueva Constitución, o abandona su cargo para llevar adelante a unas nuevas elecciones que permitan lo anterior. Cualquier otra medida será provisoria, y será cosa de tiempo que ocurra un nuevo estallido social, acaso más violento.

-------------------------------

Galo Ghigliotto es escritor y editor chileno. Es autor de las novelas Matar al Mandinga (Santiago: Lom ediciones, 2016) y El museo de la bruma (Santiago: Laurel editores, 2019), además de libros de cuento y poesía. Actualmente se desempeña como director de la editorial de la Universidad de Santiago de Chile.

Ya está abierto El Taller de CTXT, el local para nuestra comunidad lectora, en el barrio de Chamberí (C/ Juan de Austria, 30). Pásate y disfruta de debates, presentaciones de libros, talleres, agitación y eventos...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Galo Ghigliotto

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

3 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. alan Más

    hay tantito artículo en tu sesgo

    Hace 4 años 5 meses

  2. Alejandro Cores Torres

    Lo que no ha mencionado el articulista es que la mayoría de los destrozos e incendios en la capital han sido realizados por los militares y los carabineros, lo cual está demostrado en innumerables videos de testigos oculares. Ya que la diferencia actualmente es que la gente lleva sus móviles y saca fotos y videos de la represión sin sentido de militares y policías.

    Hace 4 años 5 meses

  3. Roberto

    Trasladen este artículo a 1978. Es la misma situación que ocurrió y sigue ocurriendo en España a día de hoy con "la modélica" transición española. Mi total solidaridad con Chile.

    Hace 4 años 5 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí