EDitorial
Saquen las sucias manos de Vox de las instituciones
30/11/2019
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Está a punto de cumplirse un año de la entrada de la extrema derecha en el Parlamento de Andalucía, la primera de las instituciones a la que accedió. Pese a lo limitado de su presencia (12 diputados de 109), Vox llegó por la puerta grande, aupado por el Partido Popular y Ciudadanos, que pactaron con él la formación del Gobierno. El partido liberal español se convirtió así en cómplice y promotor de una organización ultranacionalista, xenófoba, machista, partidaria de eliminar buena parte de los derechos civiles y sociales conquistados, y de acabar con el Estado de las Autonomías, pieza básica del sistema constitucional.
Fue sólo el primer paso. PP y Ciudadanos, ya hermanados con los de Abascal, lograron acceder al poder en cuatro Comunidades más y en ayuntamientos importantes, como el de Madrid. Incorporaron así a la acción de gobierno regional y local las políticas del odio y los ataques a los más vulnerables, normalizando el racismo y la misoginia institucional. Incluso Manuel Valls, que como primer ministro de Francia puso en práctica terribles políticas xenófobas contra los gitanos (antes de hundir al Partido Socialista), se desmarcó defendiendo el cordón sanitario a la extrema derecha, y de hecho abandonó la nave en marcha.
Decisiones como las tomadas estos últimos días en Madrid dejan claro que Vox es bastante más que un convidado de piedra en el Trifachito. Ha sido imposible aprobar declaraciones institucionales contra la violencia machista, como venía haciéndose en el pasado, en la capital y en Comunidades como Madrid, Andalucía, Castilla y León y Murcia. Se han retirado en el Cementerio del Este de la capital las lápidas que recordaban a 3.000 fusilados por el franquismo una vez acabada la guerra civil. Al tiempo, el Ayuntamiento daba voz al secretario general y concejal madrileño, Ortega Smith, para que ofendiese gravemente a las víctimas de la violencia machista.
No han sido actos aislados ni imprevistos. No son arranques de chulería. Es la forma de proceder de los nuevos fascismos globales, jaleados por unos medios y unos empresarios capaces de cualquier cosa con tal de que la derecha ultraliberal se mantenga en el poder.
Todo esto manifiesta los peligros de gobernar en complicidad con un partido neofascista. Del PP no extraña. El Vox actual es una fusión de la fundación ultranacionalista Denaes, presidida por Abascal, y de la fundación sionista Friends of Israel Iniciative, creada en 2010 por Aznar y Pablo Casado, financiada por el magnate Sheldon Adelson y presidida por Rafael Bardají, cabeza pensante y contacto de la extrema derecha española con Steve Bannon.
Sin embargo, Ciudadanos se tildaba de partido liberal y regenerador y se ha prestado a ese juego a sabiendas de lo que representa su socio. De tanto copiar el discurso de la extrema derecha, sus electores le dieron la espalda el pasado 10 de noviembre, y C’s cayó en la insignificancia. Incluso en Cataluña, la tierra que le vio nacer, y donde llegó a conseguir el mayor número de diputados en el Parlament, ha pasado a ser casi residual. La gente suele preferir el original a la copia. Y ahora, sus socios de la ultraderecha y de la “derechita cobarde” navegan sobre los restos de ese naufragio.
Una vez liberado del líder que los llevó a esta situación, Ciudadanos debe decidir qué quiere ser a partir de ahora. Debería tener muy presentes las razones de su derrumbe, y observar a sus homólogos liberales europeos, que se niegan a pactar con los partidos que medran a base de mentiras, racismo y aporofobia. La corriente democristiana y liberal del PP y lo que queda de C’s deben rescatar la dignidad del centro derecha dejando de ser cómplices del ascenso de un partido antidemocrático. Su refundación, o su vuelta a los orígenes, solo se conseguirá con acciones concretas. Si quiere ser un centro liberal y democrático de índole europea, C’s debe romper sus alianzas con la extrema derecha, ayudar a sacar las sucias manos del fascismo de las instituciones, colaborar para que Vox no entre en la Mesa del Congreso y promover nuevos gobiernos realmente democráticos. Desde el otro lado, PSOE, Podemos y Más País deben ofrecerle toda la ayuda posible para cambiar el rumbo, por mucho que su programa social y económico esté lejos del neoliberalismo de la formación naranja.
Es urgente también que los intelectuales y economistas que se presentan como liberales en Cataluña mientras callan ante Vox en el resto de España recapaciten y presionen para que Ciudadanos abandone cuanto antes los gobiernos sostenidos por la ultraderecha. Si no lo hacen, persistirán en un error histórico que pagaremos todos.
Ya está abierto El Taller de CTXT, el local para nuestra comunidad lectora, en el barrio de Chamberí (C/ Juan de Austria, 30). Pásate y disfruta de debates, presentaciones de libros, talleres, agitación y eventos...
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí