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Pensaba escribir sobre los beneficios para el suelo de la ganadería extensiva, los productos ecológicos y de kilómetro cero o del intento de evitar los derroches o potlatch navideños a base de marisco de piscifactoría y pavo enjaulado, pero esta mañana, mientras leía sentado con comodidad encima del señor Roca me he acordado de algo mucho más relevante y serio: tan importante como comer bien es el “descomer” de forma adecuada. La caca es tan importante como la comida buena y el agua potable. Cagar y luego tratar de forma adecuada la mierda no es cosa de broma, es fundamental para la salud del planeta y para la salud de todas las personas. Dentro de los Objetivos 2030 de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas está el punto 6 que dice una cosa muy simple, muy bonita y actual: “agua limpia y saneamiento”. Y dentro de este, el punto 6.2. tiene como objetivo “de aquí a 2030, lograr el acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados y equitativos para todos y poner fin a la defecación al aire libre”.
No podemos dejar de cagar 150 o 200 gramos al día pero debemos ir pensando nuevos sistemas de evacuación que no impliquen el derroche de 10 litros de agua potable cada vez que tiramos de la cadena
La palabra “saneamiento” es un eufemismo muy elegante para hablar de: la caca y un retrete donde depositarla, una cloaca donde se va la caca y sus derivados separada del agua potable, que luego va a un lugar donde puede ser apartada de cualquier contacto con los alimentos, las personas, los acuíferos y los ríos, que después es depurada, tratada de forma física, química y bacteriológica para que el campo, su fuente, su calle, usted y su familia no acaben llenos de mierda. Cada vez que escuche la palabra “saneamiento” recuerde toda esta cadena de sucesos malolientes. En la cumbre del clima hablamos de la necesidad de aire limpio y de reducir los gases de efecto invernadero, de los plásticos agobiando a los peces, los agroquímicos envenenando el suelo, las sequías y hambrunas que está produciendo este insostenible desastre capitalista en muchos lugares del planeta. Hasta discutimos de los pedos de metano de las vacas y de su duración en la atmósfera, pero también se habla de cagar, porque la caca, la nuestra, la de todos y todas, es una mierda muy importante. La ONU dice que: “Al menos 892 millones de personas continúan con la práctica insalubre de la defecación al aire libre”; hay mucha gente que carece de retrete y todo lo que viene después. Es decir, la gente, personas como usted y como yo, cagan por ahí, con vergüenza y pudor, en la calle, en el descampado de enfrente, en el arroyo de al lado, en cualquier parte, luego esas cacas las pisan, las tocan los niños, las moscas que luego se posan en su comida, se mezcla con el agua de beber y la gente enferma y muere. Porque no sé si sabe que los dos inventos más importantes de la humanidad, y que han contribuido a hacernos la vida más larga, son por una parte las vacunas y los sistemas de vacunación universal y por otra los sistemas de alcantarillado y tratamiento de aguas fecales. Puede tener usted un buen filete en la mesa, una abundante ración de arroz todos los días, una cama confortable, una casa templada y un techo sobre la cabeza, pero si no se vacuna, si en su pueblo, su calle o su casa no tiene un retrete y una red de saneamiento adecuada, usted enfermará y sufrirá, vivirá mucho menos, palmará mucho antes. Un gramo de heces puede contener diez millones de virus, un millón de bacterias, mil quistes parásitos, cien huevos de lombrices intestinales.
Piénselo bien. Haga sus cuentas. Olvídese por un momento de los cubos para cristal, materia orgánica, plástico y cartón que tiene en algún lugar de su cocina; con ellas es muy consciente de la cantidad de basura diversa que su familia produce, sí, mucha, demasiada, debe reducirla, separar, reciclar, reutilizar. Pero va al WC, hace pis, hace caca, se limpia con un papel de celulosa –¡espero que no utilice una de esas toallitas textiles que atascan todo!–, tira de la cadena y se olvida. Así que le voy a obligar a hacer memoria y a multiplicar: más o menos usted defeca entre 150 y 200 gramos de heces (le ahorro que vaya a pesarlas, créame, que los sociólogos en eso de medir y pesar sabemos algo). Eso son entre 4,5 y 6 kilos de cacas al mes, entre 54 y 72 kilos de mierda al año. Si en la ciudad de Madrid cagamos todos los días 3.275.195 de habitantes, este año la montaña de caca que hemos producido pesa entre 176.860 y 235.857 toneladas, además de un bosque entero de eucaliptos convertido en papel higiénico sucio y entre 8 y 10 litros de agua cada vez que tiramos de la cadena del inodoro.
Detengámonos en este pequeño detalle: antes de tirar de la cadena tenía en el depósito de cerámica ¡di-ez-li-tros! de agua limpia y potable, tras pulsar el botón, en dos segundos, van hacia la alcantarilla 10 litros de agua ¡en-mier-da-da! que hay entonces que tratar, depurar y luego volver a verter al río más o menos limpia. Haga las cuentas con el número de habitantes que tiene su ciudad y luego imagine lo que pasaría si toda esa mierda, en lugar de irse como por arte de magia por un agujerito blanco del señor Roca, se quedase por ahí, en medio de las aceras, las calles, los jardines, los bosques, las riberas, las cunetas y los campos de cultivo que hay cerca de su casa. Piense ahora en esos 2.400 millones de personas que no tienen “cuarto de baño”, alcantarilla y planta depuradora de aguas fecales, en los 1.800 millones de personas en todo el mundo que utilizan una fuente de agua potable que está contaminada por restos fecales, en los 1.000 niños que mueren todos los días debido a enfermedades diarreicas asociadas a la falta de higiene, en los más de dos millones de personas que mueren cada año por enfermedades diarreicas en todo el mundo, porque la falta de higiene y el agua insalubre son responsables de casi el 90% de estas muertes.
Seguro que los ha visto muchas veces cuando ha ido de turista por ahí, a algún país “exótico” y subdesarrollado a poco que haya salido de su hotel y paseado fuera de los circuitos turísticos, ese olor, esos montoncitos por todas partes. Tal vez no sepa que, antes que hablar de independencia, hacer huelgas de hambre y explicar la práctica política de la no violencia, Gandhi discutía muchas veces sobre la importancia de la “evacuación y de los excrementos, la necesidad de tener una letrina”. Aún hoy en la India moderna, esa que pone satélites en órbita y que tiene bombas atómicas, millones de personas siguen sin tener alcantarillado y por tanto la diarrea crónica, la disentería y el cólera enferma y mata a miles.
más de dos millones de personas mueren cada año por enfermedades diarreicas en todo el mundo, la falta de higiene y el agua insalubre son responsables de casi el 90% de estas muertes
Todos los días se dejan en las calles y campos de la India 200.000 toneladas de heces humanas y, para la mayoría de los indios, la defecación al aire libre es la mayor de las vergüenzas. Pero este país sólo es un ejemplo de lo que ocurre en casi la mitad del planeta. El 40% de las enfermedades del mundo siguen teniendo una transmisión fecal siguiendo el viejo diagrama de las “cinco F”: fluids, fields, fingers, flies y food (fluidos, campos, dedos, moscas y alimentos). William Ian Miller hizo hace algunos años (1997) un estudio interesante llamado Anatomía del asco, el asco es una emoción poco estudiada y los científicos no se ponen de acuerdo en si el asco es algo innato o algo cultural, pero sentir asco hacia la mierda ajena nos ayuda a seguir con vida. Rose George escribió La Mayor necesidad, un paseo por las cloacas del mundo (2008), una obra en la que se pasea por todos los sitios malolientes de este planeta y nos descubre el grave problema sanitario y ecológico que supone la caca. Recomiendo ambas lecturas gastronómicas. Es obvio que no podemos dejar de cagar esos 150 o 200 gramitos al día pero debemos ir pensando nuevos sistemas de evacuación que no impliquen el derroche de 10 litros de agua potable cada vez que tiramos de la cadena. Además, muchos de esos residuos siguen sin depurarse bien incluso en España. Tampoco es de recibo que más de 2.400 millones de personas no tengan retrete y alcantarillado, que se mueran por culpa de la mierda.
Piense que mucha gente no quiere tener un Mercedes Benz, ni siquiera un híbrido chulo, tan solo quieren tener a un “señor Roca” donde sentarse por la mañanas, así que no se queje tanto de la cara que pone Greta cuando se enfada. Y cuando usted utilice por aquí, en la barra del bar, por ejemplo, expresiones como, ‘¡vaya mierda de país que tenemos!’, ‘¡esto es una mierda!’ o ‘¡vete a la mierda!’, piense en la literalidad de las frases, recuerde sus 54 o 72 kilos de caca al año que debemos depurar y transformar gastando mucha energía y agua en abono de jardín, admire el país en el que vive y entienda, luche, enfádese cuando vea convertidos nuestros ríos en canales de riego pestilentes o en vulgares cloacas por donde se va hacia el mar la mierda que no depuramos o reciclamos bien, ya sean plásticos, pesticidas, combustibles fósiles o nuestra propia caca. ¿Sabe que existe el Día Mundial del Agua y también el Día Mundial del Retrete? Y es un día importante.
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Autor >
Ramón J. Soria
Sociólogo y antropólogo experto en alimentación; sobre todo, curioso, nómada y escritor de novelas. Busquen “los dientes del corazón” y muerdan.
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