La colchonería
Felipe toma el mando
Convertido en un fijo para Simeone y con el reconocimiento de los seguidores rojiblancos después de unos inicios difíciles, la trayectoria del central brasileño se sale del camino habitual que siguen los futbolistas
Ricardo Uribarri 10/01/2020
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Llegó el pasado verano procedente del Oporto sin hacer demasiado ruido, convirtiéndose en el primer fichaje oficial para la presente temporada a cambio de 20 millones de euros. El Atleti iniciaba con él la obligada reestructuración de su defensa tras la marcha de varios de sus pilares en los últimos años, entre ellos la de Godín, una leyenda rojiblanca y el extranjero con más partidos en la historia del club. Por desempeñar en esa misma función de zaguero central y por tratarse de un jugador con 30 años que atesoraba una experiencia tanto en su país natal, Brasil, como en la liga portuguesa, muchos vieron en él a su sustituto natural. Y aunque se suele decir que las comparaciones son odiosas y más teniendo en cuenta la huella dejada por el uruguayo, Felipe Augusto de Almeida Monteiro está empezando a demostrar en el césped el acierto de su contratación.
Así lo corroboran los aficionados colchoneros, que en dos encuestas celebradas en estos pasados días en diarios deportivos le han elegido en una de ellas como el mejor del equipo en lo que llevamos de temporada y el segundo mejor en la otra, igualado con el inglés Trippier, estando tan sólo por detrás de Oblak. No es extraño, por lo tanto, que dentro de la irregular campaña protagonizada hasta el momento por los rojiblancos, sea uno de los dos únicos jugadores de la plantilla, junto al brasileño Lodi, que ha visto revalorizado su valor desde principio de temporada, según la página web especializada Transfermarkt. Sus actuaciones en la Liga española no han pasado desapercibidas para el seleccionador brasileño, Tite, que el pasado mes de octubre le convocó para el equipo nacional, una circunstancia que el defensa sólo había disfrutado dos veces en su carrera, la última hace más de un año.
Conoce sus virtudes y sus debilidades y no se complica la vida. Por sus características, es un futbolista que encaja perfectamente en el sistema de Simeone
Este buen momento que vive Felipe era difícil de imaginar hace cuatro meses, cuando arrancó la temporada, y tiene mérito por dos hechos: primero, porque ya se sabe que no es fácil para los nuevos jugadores que llegan al Atleti adaptarse rápidamente a lo que pide Simeone. Alguno, de hecho, nunca lo consigue. Y segundo, porque en una línea del campo tan importante para el técnico argentino como es la defensa, pilar de todo su sistema, parecía obvio que de inicio iba a apostar por dos futbolistas que ya conocían el sistema, como Giménez y Savic. De hecho, Felipe no jugó más que un minuto en los cinco primeros compromisos oficiales del equipo, cuatro de Liga y uno de Champions, quedándose incluso una vez fuera de la convocatoria. Su oportunidad de empezar a formar parte del once inicial llegó a través de las sucesivas lesiones que sufrieron tanto el uruguayo como el montenegrino, pero él ha sabido aprovecharla. Tras ser titular en las jornadas quinta y sexta volvió al banquillo dos partidos, pero desde entonces lo ha jugado todo. Lleva 16 partidos consecutivos como titular, entre Liga y Champions, disputando todos los minutos. En total ha participado en 20 encuentros, siendo el sexto integrante de la plantilla con más minutos y habiendo marcado ya dos goles, uno en la Liga y otro en la Champions.
¿Cómo se ha ganado Felipe la confianza de Simeone y el respaldo de los aficionados en tan poco tiempo? Demostrando las condiciones que le hicieron un defensa cotizado, primero en el Corinthians y luego en el Oporto. Su principal virtud es el poderío físico. Su 1,91 de altura le permite dominar el juego aéreo, convirtiéndose en un baluarte defensivo a la hora de despejar los centros rivales y en un arma más en ataque en jugadas de estrategia. Su corpulencia le sirve además para salir habitualmente victorioso en los duelos con los rivales y su zancada larga le permite aguantar con solvencia las disputas en carrera. Además tiene una alta concentración e intensidad en los partidos, demostrando una buena colocación y capacidad de mando. Quizá le falta más precisión a la hora de sacar el balón en largo desde su propio campo y algo de cintura para corregir cambios de dirección, pero lo arropado que suele jugar el equipo en defensa le ayuda en esa faceta al reducir los espacios. Conoce sus virtudes y sus debilidades y no se complica la vida. Por sus características, es un futbolista que encaja perfectamente en el sistema de Simeone. Tan bien está rindiendo actualmente que aún con la vuelta de Giménez, el Cholo ha decidido dejarle en el lado derecho del centro de la defensa y colocar al uruguayo a su izquierda, en una zona que no es su favorita ni en la que más ha jugado. Pero cuando las cosas funcionan conviene no tocarlas y el técnico no quiere mover ahora a Felipe de sitio ni por un jugador con más jerarquía y recorrido en el equipo.
Con mucha paciencia, el entrenador de Corinthians, Tite, actual seleccionador brasileño, junto a otros técnicos le enseñaron la base que le faltaba
La historia de Felipe se diferencia a la de la mayoría de futbolistas. Nacido en 1989 en Mogi das Cruces, estado de Sao Paulo, no fue de los niños que estaba todo el día con el balón. De hecho, era un deporte que no le empezó a interesar hasta los siete años. Jugó hasta los 10 pero era hiperactivo y lo dejó de lado por otros que también le atraían, como el voleibol, el skate o el baloncesto, al que se dedicó cuatro años de forma amateur, llegando a ganar un concurso de mates, y donde asimiló conceptos como el salto y la coordinación que tiempo después le vendrían bien. A la edad en la que la mayoría de los jugadores están cerca de dar el paso a la élite o incluso ya lo han hecho, los 18 años, fue cuando Felipe decidió volver al fútbol. Probó en varios clubes, la Portuguesa, Corinthians, Sao Paulo…pero en ningún sitio llegó a estar más de tres meses. Cuando se le empezaba a pasar por la cabeza la idea de desistir, porque quería ganar dinero para no depender de sus padres, le llegó la oportunidad. Con 20 años se incorpora al Uniao Futebol Clube y un año después se hizo profesional en el Bragantino, de Segunda división. A pesar de no tener la formación que adquieren los que pasan desde pequeños por las academias de clubes, sus condiciones físicas le permitieron destacar y uno de los grandes clubes brasileños, el Corinthians, se fijó en él y le incorporó en enero de 2012.
Pero el salto que dio fue grande y el camino al principio no resultó fácil para Felipe, que venía de un equipo con un sistema de tres centrales y donde prácticamente su única misión era despejar el balón como fuera cuando le llegara. Le faltaba técnica y tenía carencias tácticas. Todo lo que un jugador a la edad que él tenía en ese momento, 22 años, ya tiene bastante adquirido. Le costaba hasta jugar a dos toques o dirigir los cabezazos. El camino que no había hecho en años anteriores lo tuvo que realizar entonces. Con mucha paciencia, el entrenador de Corinthians, Tite, actual seleccionador brasileño, junto a otros técnicos le enseñaron la base que le faltaba. Fueron dos años de formación en los que Felipe apenas jugó. En una entrevista en el diario As, reconoció que “me fueron construyendo poco a poco”. Desde el club se le pedía que tuviera paciencia, que el trabajo que estaba haciendo tendría recompensa.
Y el premio llegó a final de 2014, cuando empezó a jugar con regularidad. Entre octubre y diciembre disputó 11 partidos, siendo titular en nueve de ellos, cuando en los dos años y medio anteriores apenas había participado en 10. A partir de ahí se hizo con la titularidad y la campaña 2015-16 fue muy importante para él, jugando 49 encuentros, ganando el campeonato brasileiro y siendo elegido en el mejor once del campeonato paulista. Esa temporada le valdría para cruzar el charco, fichando en junio de 2016 por el Oporto, que pagó seis millones por él. Apenas llevaba una temporada jugando con regularidad en el Corinthians pero ya tenía 27 años y pensó que los trenes sólo pasan una vez y que Portugal era un buen destino por el idioma. En el club luso rindió a un alto nivel desde el primer día, lo que hizo que aparecieran rumores de equipos interesados en su contratación, entre ellos el Real Madrid. Fue en Portugal donde los seguidores rivales le pusieron el apodo de “Felipe, vale tudo” por su contundencia en el juego, algo que lejos de molestarle le servía de motivación.
En la liga del país vecino, además de destacar por su solvencia en una de sus grandes cualidades, el juego aéreo (en su última temporada ganó el 85,6% de las disputas aéreas defensivas siendo el mejor del torneo en esa faceta), llamó la atención que no se perdió un partido por lesión en las tres temporadas que estuvo. Además de la genética, el hecho de que no haya tenido tanto desgaste al empezar tarde su carrera y la atención que pone a la recuperación tras los partidos tienen que mucho que ver en ese aspecto.
En el Atleti han jugado centrales brasileños inolvidables, como Luiz Pereira, alguno que es apreciado y que dejó huella, como Joao Miranda y varios que pasaron con más pena que gloria, como Andrei Frascarelli, Iván Rocha y Fabiano Eller. No parece que Felipe vaya a estar entre estos últimos. Y es que el único motivo que ha dado hasta ahora de preocupación a los seguidores es que vaya a tener algún percance físico con la espectacular pirueta que realiza para celebrar sus goles y que firmaría el mejor gimnasta.
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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