Invitaciones a bebidas alcohólicas, publicidad abrasiva o locales convertidos en espacio de socialización. En España, las prácticas del sector del juego para atraer a la población están teniendo un efecto normalizador en las personas más jóvenes, que no perciben ningún peligro sobre este tipo de actividades. Así lo advierte una reciente investigación del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, donde se señala el riesgo que esto puede llegar a suponer para la salud pública y el surgimiento de adicciones a edades tempranas.

A través del análisis cualitativo de varias entrevistas y encuestas a personas de entre 18 y 24 años, el estudio repasa, entre otras cuestiones, las percepciones que tienen los jóvenes sobre el juego, así como las consecuencias de que una actividad como esta se integre en los círculos juveniles y en la vida cotidiana de las personas.

Los resultados de la investigación son muy preocupantes, ya que los investigadores concluyen que las apuestas y juegos de azar con dinero se han convertido en un modelo de entretenimiento completamente normalizado que comienza a practicarse cuando los jóvenes son menores de edad, en el que no perciben ningún riesgo asociado a las adicciones y en el que las pérdidas no son consideradas más que un gasto de ocio común.

En este sentido, la investigación recoge los datos de la encuesta ESTUDES, realizada recientemente por el Gobierno, y en la que se advierte de un incremento continuado en el número de menores que entran en contacto con estas actividades: hasta un 30% de los estudiantes varones de 14 a 18 años ya han apostado dinero de forma presencial, por un 15% de la mujeres en esa franja de edad. En el caso de las apuestas online, los porcentajes son del 17,4% y 3,6%, respectivamente.

Según el documento, en este punto es muy significativo el peso que tienen los lugares físicos de juego en los procesos de iniciación y normalización de estas actividades, llegando a convertirse en una suerte de “lugares de encuentro juvenil”. Las apuestas se entienden, de esta forma, como algo grupal, un área donde se puede lograr amistades y reconocimiento. Junto a esto también tienen influencia los entornos sociales y familiares, especialmente aquellos en los que está naturalizado el juego ocasional o tradicional, como las quinielas o loterías.

Posteriormente, apunta el estudio, los portales online de juego y apuestas emergen como el mecanismo para consolidar estas prácticas entre los más jóvenes: otorgan anonimato, van en la línea de las habilidades digitales que manejan la mayoría de ellos y aportan la sensación de que se puede ganar dinero con rapidez y de forma sencilla.

Por otro lado, en el crecimiento y la normalización del juego por parte de la población joven también subyacen dinámicas de género muy marcadas, con entornos muy masculinizados y desiguales: ellos juegan más, se tiende a percibir el juego como un mundo de hombres y la publicidad construye los perfiles de éxito en torno a figuras masculinas. Ante esta situación, muchas chicas jóvenes responden por imitación. Es decir, se inician en el juego para igualarse con las amistades masculinas o las parejas.

Precisamente, sobre la publicidad el estudio apunta a la cada vez mayor sobreexposición que se está dando a anuncios relacionados con el juego en los distintos canales y medios de comunicación, así como al desarrollo de estrategias dirigidas específicamente hacía los jóvenes y basadas en experiencias fantasiosas, exageradas o engañosas.

Tras las elecciones del pasado mes de diciembre, el acuerdo de gobierno firmado por el PSOE y Unidas Podemos recogía la puesta en marcha, con carácter urgente, de una nueva normativa sobre el juego que ayude a luchar contra la ludopatía, una enfermedad que en nuestro país sufren, según la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados, 400.000 personas. Mientras, en el entorno europeo también hay otros países que están tomando ciertas medidas contra esta lacra: esta misma semana Reino Unido ha prohibido el uso de tarjetas de crédito –que no de débito– para realizar apuestas, incluyendo en la normativa tanto el juego presencial como el online.