TECETIPOS
Ha ganado George Floyd, no ellos
Si muchos de quienes tienen las armas basan su mentalidad en señalar y perseguir al diferente, si hay líderes políticos que lo fomentan y protegen, el problema está servido y es previo a que los contenedores ardan
Gerardo Tecé 3/06/2020
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A pesar de saberse grabado por varios móviles, el policía de Minneapolis Derek Chauvin mantuvo su rodilla izquierda presionada sobre el cuello de George Floyd, sospechoso de usar un billete falso de 20 dólares y que no oponía resistencia, durante más de ocho minutos. Ocho minutos en los que el detenido agonizó repitiendo una frase que se ha convertido en lema de las protestas de la comunidad negra en Estados Unidos: “No puedo respirar”. Fueron ocho minutos, pero podían haber sido ocho horas, ocho días u ocho meses. La duración del abuso es lo de menos cuando quien lo comete se sabe impune, protegido. Cuando está convencido de que, haga lo que haga, la balanza siempre caerá de su lado.
No hay mayor acto de violencia que el que se comete desde la ventaja, desde la exención, desde el saber que no tendrás que rendir cuentas por tus actos. Lo hemos visto una y otra vez a lo largo de la historia y lo hemos visto en el caso de la muerte de George Floyd. De entre todas las respuestas sociales ante una situación de violencia como esa, violencia impune, la más preocupante posible no es la de protestas que pueden derivar en casos puntuales de violencia. La más preocupante es la resignación. A partir del momento en el que la violencia impune se ejerce, todo lo que ocurre a continuación, incluida la violencia de quienes reaccionan, es responsabilidad de quienes permitieron que una situación de abuso como esa se normalizara. Los lloros y las denuncias de violencia que llegan a continuación por parte de quienes se sintieron en paz con la situación del abuso anterior son una impostura parte del paisaje.
La violencia no es la solución ni el camino, pero es un vector de fuerza ante violencias protegidas e instaladas, y negarlo sería mentir. Las multitudinarias protestas pacíficas en la calle, pero también las comisarías ardiendo, exigieron la imputación por homicidio de un policía que en otras circunstancias se hubiera ido de rositas después de este asesinato. Tras varios días de revueltas, la imputación del policía, al contrario que en otros casos similares, es un hecho. Quienes usan métodos como la influencia política, el corporativismo o la complicidad ideológica con quien comete crímenes, aunque no queme contenedores, también influye en decisiones judiciales con vectores basados en la violencia. Esta revuelta tan sólo ha equilibrado fuerzas.
La violencia impune es cobarde por definición. La ejerce y la permite quien tiene la seguridad de que nada le ocurrirá por hacerlo. La imagen de Donald Trump escondido en el búnker de una Casa Blanca con las luces apagadas es ya el símbolo de la cobardía de este tipo de personajes históricos que siembran caos y ondean la bandera de la legalidad cuando el viento social hace que la violencia se gire en su contra. El método de defensa es similar en cualquier parte del mundo y Trump ya ha sacado el previsible comodín del terrorismo para señalar a todo un movimiento en su inmensa mayoría pacífico. Con un agravante que nos devuelve al tema 1 de la democracia y la convivencia: relacionar antifascismo y terrorismo es un giro imposible, digno de un fascista criado en la política de la posverdad. Su cuenta de Twitter, canal preferente de comunicación presidencial, es durante estos días un compendio de vídeos manipulados, sacados de contexto o que directamente pretenden trasladar la idea de que violencia es lo surgido con las protestas y Ley y Orden lo que había cuando aquella rodilla, segura de tener a un cómplice al mando del país, dejaba sin aire a Floyd.
Sería engañarse no reconocer que, en la policía norteamericana, igual que pasa en las policías y cuerpos de seguridad de otros países como España, se dan demasiado los casos de miembros ideológicamente afines a la extrema derecha. Si muchos de quienes tienen las armas basan su mentalidad en señalar y perseguir al diferente, si hay líderes políticos, como en el caso de Estados Unidos, que lo fomentan y protegen, el problema está servido y es previo a que los contenedores ardan. La revuelta provocada por la muerte de George Floyd tiene síntomas de ser histórica. Por el momento mundial, por la presidencia que sufre Estados Unidos, porque el movimiento parece haber aglutinado a su alrededor a hombres y mujeres, negros y también blancos, que han aprendido que la lucha, como siempre, afecta a todos y es contra el fascismo institucionalizado, sean cuales sean las neo formas que tome.
Como Federico García Lorca en el capítulo de El Ministerio del Tiempo, si George Floyd pudiese ver el futuro posterior a esos 8 minutos y 46 segundos que lo dejaron sin vida, también diría, sorprendido: “Entonces he ganado yo, no ellos”.
A pesar de saberse grabado por varios móviles, el policía de Minneapolis Derek Chauvin mantuvo su rodilla izquierda presionada sobre el cuello de George Floyd, sospechoso de usar un billete falso de 20 dólares y que no oponía resistencia, durante más de ocho minutos. Ocho minutos en los que el detenido agonizó...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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