1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Literatura

Mirko Kovač a través del espejo

En ‘La ciudad y el espejo’, el escritor yugoslavo evoca su infancia en Dubrovnik, bajo el comunismo

Marc Casals 21/09/2020

<p>Puerto de Dubrovnik en 1965.</p>

Puerto de Dubrovnik en 1965.

FORTEPAN / Romák Éva

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

La metáfora que sostiene La ciudad en el espejo de Mirko Kovač, publicada el pasado mes de febrero por editorial Minúscula, se descubre hacia la mitad de la novela, cuando el narrador recuerda una treta que su abuelo empleaba para avivar su imaginación: le contaba que si al atardecer, desde lo alto de la colina, orientaba un espejo hacia el mar, por un instante, entre los rubores del crepúsculo, se dibujaban los perfiles de Dubrovnik. La imagen resume la mezcla de hechizo y distancia que sentían respecto a Dubrovnik los pobladores de Herzegovina Oriental, donde nació Kovač. Esta desierta comarca de interior, cercana a la costa del Adriático, es una sucesión de pedregales donde el sol reverbera en la roca quebrada. Por influencia del paisaje que le vio crecer, en la obra de Kovač la luz solar no aparece como símbolo de vitalidad, sino como una fuerza implacable que desvela los padecimientos humanos.  

Su ostracismo llegó al apogeo en 1972, cuando una carta pública firmada por Tito desencadenó una purga masiva en el mundo de la cultura  

Kovač nació en 1938 en un monasterio ortodoxo de la comarca y, con el tiempo, describiría el universo poético y crudo de Herzegovina Oriental como un trasunto balcánico del Macondo de García Márquez, de gran renombre entre los letraheridos de Yugoslavia. Su padre era un modesto comerciante con inclinaciones bohemias que causaban pesadumbres al resto de la familia. El narrador de La ciudad en el espejo recuerda cómo acompañaba su progenitor hasta la estación donde tomaba el tren hacia Dubrovnik, preludio para él y su madre de una espera cargada de incertidumbre. En ocasiones tardaba pocos días en regresar, pero otras sus correrías tenían un fin más humillante, ya que debían acudir a algún tugurio de la costa para sacarlo a rastras mientras rezongaba incoherencias a causa del alcohol.

El padre de Kovač le animaba a ir con él a Dubrovnik porque allí se abastecía de género para su negocio. En estas expediciones, el pequeño Mirko desarrolló una fascinación por la antigua Ragusa común a numerosos habitantes de Herzegovina Oriental. Más allá del austero paisaje de roca cárstica y breñales, la ciudad se le aparecía como un sueño, una aglomeración de murallas blancas y tejados rojizos frente al vasto azul del Adriático. El contraste entre Dubrovnik y Herzegovina, separadas por escasos kilómetros de distancia, también presentaba un componente histórico: durante el periodo en que los Balcanes formaron parte del Imperio otomano, Ragusa era una república independiente y un puerto comercial del Mediterráneo, por lo que, pese a su proximidad, ambos territorios pasaron siglos encuadrados en civilizaciones distintas.  

Aunque la familia de Kovač sobrevivió al completo a la Segunda Guerra Mundial, su existencia quedó trastocada por la instauración del comunismo en Yugoslavia, que incluía la nacionalización de los bienes tanto de campesinos como de comerciantes. En las confiscaciones, el padre de Kovač lo perdió todo: un pequeño comercio con una taberna, dos casas y un molino junto al río Trebišnjica. Para colmo de males, la expropiación en nombre del Partido la ejecutó su propio ayudante en la tienda, de quien se había hecho cargo cuando quedó huérfano. La rapacidad de los nuevos mandamases, apenas oculta bajo sus proclamas vocingleras, se convertiría en un tema habitual en la obra de Kovač, sintetizado en boca de un personaje al que las autoridades requisan el ganado: “No entiendo la libertad que le quita el pan de la boca al pueblo”.

Kovač tuvo problemas con el régimen comunista ya desde su primera novela, Purgatorio, que desató la ira de los gerifaltes al mostrar “una visión tétrica del mundo”. Por la osadía de cuestionar el triunfalismo oficial, Kovač fue obligado a presentarse cada semana ante un miembro de los servicios secretos para dar cuenta de sus actividades. Su ostracismo llegó al apogeo en 1972, cuando una carta pública firmada por Tito desencadenó una purga masiva en el mundo de la cultura. Prueba del ambiente fanático y servil que reinaba en la época es el comentario de un delegado del Partido en Valjevo, ciudad serbia que retiró un premio literario otorgado a una colección de cuentos de Kovač: “De momento, condeno el libro por ser contrario al socialismo y la autogestión, porque aún no lo he leído. ¡Y cuando lo lea ya diré lo que pienso!".

Convertido en un proscrito y sin acceso a las editoriales de Belgrado, Kovač se trasladó a Zagreb, la capital de Croacia, donde inició una notable carrera como guionista. Su primera película, Pequeños soldados, fue seleccionada para competir en la edición del Festival de Cannes que se iba a celebrar en Mayo del 68, pero el certamen se suspendió en apoyo a las protestas estudiantiles tras un boicot encabezado por Jean-Luc Godard y François Truffaut. El resto de sus guiones se centra en el periodo que va de la Segunda Guerra Mundial a la implantación del comunismo, con protagonistas barridos de aquí para allá por las convulsiones de la Historia. La más exitosa de esta decena de películas, Ocupación en 26 imágenes de Lordan Zafranović, recrea el tiempo en que los fascistas italianos y sus colaboracionistas croatas campaban a sus anchas por Dubrovnik. 

Durante los 80, Kovač se consolidó en la escena literaria de Belgrado, ciudad que le despertaba sentimientos contradictorios: aunque le reconfortaba la indiferencia con que la capital recibía a los provincianos anhelosos de éxito, cada vez que volvía a ella comenzaba a temblar de crispación y en sus obras se dedicó a retratar sus aspectos más sórdidos. Pese a sentirse un inadaptado en la ciudad, Belgrado fue para Kovač el lugar de su consagración como autor mediante una literatura anacional e innovadora con escasos precedentes en la tradición serbia. En los círculos culturales belgradenses se hizo amigo íntimo de Danilo Kiš, quien le dedicó la historia que abre Una tumba para Boris Davidovič, su obra más prestigiosa. Además de vocación literaria, Kovač compartía con Kiš el entusiasmo por el cine, la experiencia de la persecución ideológica e incluso una amante ya entrada en años que les llamaba “los gemelos”.

Retrato de Mirko Kovač.

En sus libros, Kovač utilizaba siempre la primera persona, jugando con lo que hoy llamaríamos “autoficción”: los narradores tienen un parecido razonable con el autor, la acción suele desarrollarse en Herzegovina o Belgrado y los personajes están inspirados en individuos reales, pero Kovač destila todos estos ingredientes en el alambique de su fantasía. Escéptico pertinaz, se complace en interrumpir el flujo del relato con información erudita, apuntes metaliterarios e incluso comentarios irónicos sobre el propio narrador, convencido de que “es todo un arte socavar el argumento”. Aunque estas técnicas resultaban insólitas en la literatura yugoslava, no surgían como producto de una teorización sesuda, sino que Kovač otorgaba a su condición de escritor un carácter casi existencial: “Esmérate en dedicarte a la vocación de la escritura y en justificar el sentido que le has dado incontables veces frente a ti mismo. Y no te asustes si en ese camino estás solo”.

De padre croata, madre montenegrina y amamantado por una nodriza musulmana, Kovač jamás había dado ninguna importancia a su identidad nacional: “Yo sé lo que soy hasta que me preguntan qué soy”. Con el ascenso al poder de Slobodan Milošević, el literato se convirtió en uno de los impulsores del Foro Liberal de Serbia, que denunciaba la situación en la república como “prefascista”. De golpe, intelectuales e incluso amigos rompían relaciones con él, sus conciudadanos le increpaban por la calle, recibía amenazas por teléfono y le pinchaban las ruedas del coche. En una conferencia reventada por ultranacionalistas serbios, uno de los radicales lanzó contra la tribuna una cámara fotográfica que golpeó a Kovač en plena cabeza. Mientras chorreaba sangre de camino al hospital, un periodista le interrogó sobre cómo se sentía y Kovač replicó sarcástico: “Como un albanés”, aludiendo a la represión que Milošević aplicaba en Kosovo.

Uno de los motivos del acoso que sufría era su condena de los bombardeos a Dubrovnik, que el ejército yugoslavo hostigaba por tierra, mar y aire. Aunque el grueso de tropas que arremetían contra la ciudad estaba formado por reservistas de Montenegro, los paisanos de Kovač en Herzegovina Oriental, de mayoría serbia, ofrecieron la región como base logística. El político nacionalista Božidar Vučurević, amo y señor de la comarca, veía la regia Dubrovnik como un pozo de decadencia, a cuyos habitantes había que dejar claro “dónde está Herzegovina y Herzegovina está siempre por encima de ellos”. Mientras tanto, un semanario controlado por Milošević entrevistaba a varios arquitectos belgradenses partidarios de arrasar Dubrovnik, catalogada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Según los expertos consultados por la publicación, un objetivo primordial debían ser las iglesias de estilo renacentista y barroco, cuyos campanarios el enemigo habría aprovechado para instalar nidos de ametralladoras. 

Cuando unos paramilitares armados con subfusiles irrumpieron en su domicilio y pasaron diez horas interrogándole junto a su mujer, Kovač decidió hacer las maletas y abandonar Belgrado. Como destino escogió la península croata de Istria, la región más tolerante de Yugoslavia, resguardada de la violenta disolución del país. Frente a las acusaciones de haber traicionado al pueblo serbio marchándose a Croacia en plena guerra, Kovač se reafirmaba en su elección, porque le permitía dejar clara su postura moral y colocarse del lado de quien consideraba la víctima. Cortó lazos con Serbia de forma rotunda: “He intentado atacar los mitos y delirios de la política serbia, pero ahora solo me queda distanciarme de esa realidad vergonzante, de la existencia completa de ese país enfermo”. Al mismo tiempo, tras alquilar un piso en la ciudad costera de Rovinj, tan gélido que la mano le temblaba al escribir, inició una colaboración con el semanario satírico Feral Tribune, que batallaba contra el autoritarismo del presidente croata Franjo Tuđman.

Desde su nueva residencia en Croacia –a cuya lengua literaria adaptó toda su producción anterior en serbio– Kovač escribió La ciudad en el espejo, publicada en español por Minúscula con traducción de Luisa Fernanda Garrido y Tihomir Pištelek. En la obra, subtitulada Nocturno familiar, el narrador rememora por última vez tanto su estirpe como su patria chica, una Herzegovina que, desde la guerra, para Kovač se había convertido en un paisaje ya no real, sino estrictamente literario. La trama enhebra recuerdos impregnados de viveza infantil que se centran sobre todo en la figura del padre, a un tiempo odiado por sus desmanes, querido pese a sus fallas e indescifrable en su particular mezcla de excentricidad, egoísmo y ternura. La pequeña historia familiar se entreteje con la Historia de Yugoslavia y Kovač traza un fresco vibrante de la idiosincrasia de Herzegovina Oriental.

Como toda evocación de la niñez, La ciudad en el espejo abunda en iniciaciones, desde el terror del protagonista al recorrer descalzo un camino bordeado de serpientes hasta su primera contemplación del mar, pasando por la educación estética y sentimental que le ofrece su maestra de escuela. Sin embargo, Kovač trata con particular mimo un episodio acaecido en Dubrovnik. Con el padre en busca de dinero para saldar una deuda, las autoridades amenazan con precintar el comercio de la familia, así que, por primera vez, el protagonista viaja solo a la ciudad. Mientras busca sin éxito a su progenitor, descubre el universo de la antigua Ragusa: la inmensidad del mar en calma, las naves sobre las que se posan las gaviotas y el bullicio envolvente del mercado de hortalizas, pero también la aprensión de sentirse indefenso y los desprecios por su aspecto tosco de campesino del interior. Aunque, de vuelta a casa, su expedición parezca haber sido en balde, el fiasco empequeñece ante el paso dado hacia la madurez, porque al fin conoce lo que se ocultaba al otro lado del espejo.

La metáfora que sostiene La ciudad en el espejo de Mirko Kovač, publicada el pasado mes de febrero por editorial Minúscula, se descubre hacia la mitad de la novela, cuando el narrador recuerda una treta que su abuelo empleaba para avivar su imaginación: le contaba que si al atardecer, desde lo alto de la...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí