CELESTÍ ALOMAR / EX CONSELLER DE TURISME DEL GOVERN BALEAR
“Baleares tiene la obligación de demostrar al mundo que el turismo se puede reconvertir”
Kike Oñate 28/09/2020
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Celestí Alomar (Llubí, 1949) es muy claro: Baleares debe demostrar al mundo que es posible reconvertir el turismo de masas reduciendo la oferta y diversificando la economía para alcanzar un equilibrio entre calidad y consumo de recursos naturales. Su discurso puede parecer moderado para algunos pero supone un planteamiento radical en el mundo empresarial. La experiencia acumulada da más valor a sus palabras: fue director general de Turismo durante el gobierno de Gabriel Cañellas (PP) y director general de Estrategia Turística en el último mandato de Felipe Gonzalez. Su etapa más conocida es la de conseller de Turisme del Govern balear con el PSIB-PSOE durante el primer Pacte de Progrés (1999 y 2003), que desbancó a la derecha del ejecutivo autonómico. En esa legislatura impulsó el proyecto de la ecotasa y se enfrentó a Gabriel Escarrer (Meliá) afirmando que se había lucrado a base de explotar a sus trabajadores. Alomar invita a repensar cómo se concibe el turismo proponiendo ideas pensadas en Baleares pero perfectamente extrapolables a otros destinos.
La pandemia ha golpeado duro a CTXT. Si puedes, haz una donación aquí o suscríbete aquí
¿El coronavirus cambiará para siempre el turismo de masas?
La pandemia ha provocado que desaparezca el corto plazo. Hasta ahora ninguna crisis lo había hecho tan rápido y a escala global. Cada día se presenta una situación nueva. Al no poder hacer planes futuros, los objetivos de desarrollo sostenible marcados por las instituciones europeas para 2030 o 2050 están cada vez más cerca y esto nos obliga a limitar todavía antes el consumo, en todos los sentidos. En Baleares no podemos seguir liderando el sector con 14 millones de visitantes al año. No sé si el modelo cambiará pero sí que tendrá que adaptarse para ser más respetuoso con el medio ambiente.
¿Cómo?
La gente no viajará en función de un indicador de calidad, buscará un hotel ecológicamente sostenible.
¿No es una visión demasiado optimista?
No es fácil de implantar pero no veo otra salida. En el futuro, en la carta de los hoteles, se tendrá que indicar la huella ecológica del plato que te vas a comer. Se podrá escoger en función de cuánto produce. Lo visualizo como la evolución lógica de lo que es realmente la calidad.
El turismo de masas es paradójico: permite a muchas personas disfrutar del placer de viajar y a la vez genera un gran impacto consumiendo ilimitadamente recursos naturales que son finitos ¿Cómo se soluciona esto?
Si defendemos la felicidad de la gente, una pequeña parte corresponde al conocimiento. Visitar otras partes del mundo siempre es positivo y por eso el turismo no puede ser elitista. La solución pasa por una racionalización del turismo de masas y el espacio visitable, que es limitado. No todos los turistas pueden venir de golpe a Mallorca porque se crea un perjuicio más grande del beneficio que pueda generar su visita. El turismo de masas implica compartir. Además, es imprescindible establecer unas normas para una nueva sociedad de consumo.
No todos los turistas pueden venir de golpe a Mallorca porque se crea un perjuicio más grande del beneficio que pueda generar su visita
Baleares es la cuna del modelo turístico de masas que empresas mallorquinas como Meliá, RIU e Iberostar exportaron por todo el mundo. Dice que esta posición de liderazgo implica una “responsabilidad”.
El modelo turístico español y balear se erigió sin control democrático durante la dictadura. Cuando llegó la democracia, la comunidad con una base empresarial turística más curtida era la balear y desde aquí se impulsaron políticas muy avanzadas de protección ambiental y ordenación de la oferta turística. Se valoraba el espacio como elemento esencial para el sector. La posición de liderazgo que tenía Baleares –y que todavía mantiene– supuso que otros destinos copiasen estas medidas. Todo esto implica una responsabilidad frente a la sociedad y tenemos la obligación de demostrar al resto del mundo que el turismo se puede reconvertir a través del decrecimiento del sector y la diversificación económica.
¿En qué consiste el decrecimiento de la oferta en las zonas turísticas más saturadas?
Hay que perseguir a los alojamientos que venden habitaciones por encima de su capacidad. De hecho, durante el primer Pacte de Progrés, una veintena de hoteles tuvieron que cerrar hasta que no adaptaron sus plazas. Cambiar el uso de los hoteles es otra opción a tener en cuenta. El decreto ley de reactivación económica aprobado por el Govern balear durante el estado de alarma incluye que los hoteles puedan ser reconvertidos en Viviendas de Protección Oficial (VPO) y en equipos sociosanitarios públicos o privados como geriátricos, centros de día y de discapacitados. También prevé su reconversión en espacios de investigación científica y de innovación tecnológica.
Y recuerda que no es algo nuevo.
En el paseo marítimo de Palma hay apartamentos residenciales que antes fueron hoteles y en Can Pastilla existe una residencia que también fue un alojamiento turístico. Para reducir más plazas, el Govern se podría implicar todavía más comprando hoteles que luego serían reconvertidos en zonas verdes o en equipamientos públicos como, por ejemplo, una sala cultural.
¿Qué medidas propone para diversificar la economía balear, tan dependiente del turismo?
Hay que buscar un valor social al dinero público con el que se paguen estas adquisiciones. Habría que crear mecanismos para que el empresario invierta en la diversificación económica, intentando que un porcentaje de ese dinero público recibido lo invierta en sectores que no tengan que ver con el turismo. Si el Govern balear paga doce millones por un hotel, nueve se podrían pagar en bonos, garantizando un 4% anual durante algunos años, que irían a un fondo de inversión de la economía. Todo esto no es utópico y complementa las medidas de decrecimiento turístico.
Para garantizar la redistribución de los beneficios del turismo reclama que la belleza del territorio vuelva a ser la “materia prima” del sector ¿Qué quiere decir?
El modelo turístico de Mallorca previo a la Guerra Civil no se quería establecer de forma agresiva y violenta, como sucedería con el franquismo. Durante la primera mitad del siglo XX se tenía muy claro que la materia prima para desarrollar el sector en las islas era la belleza del territorio y que esta se debía respetar. A partir de los años sesenta la lógica cambia y la referencia pasa a ser el envío de turista. Se pasa del poder comunitario de la belleza al poder colonial de los touroperadores, pues son Reino Unido, Francia y Alemania los que enviarán turistas y España solamente se encargará de alojarlos. Hay que tener claro que la materia prima es la belleza y que el propietario principal es comunitario.
A partir de los años 60, se pasa del poder comunitario de la belleza al poder colonial de los touroperadores
Pese a que la economía dependiente del turismo de masas fue “impuesta” en Baleares durante la dictadura reivindica con orgullo el papel que tuvieron las islas después de la Segunda Guerra Mundial ¿En qué sentido?
Desde la lógica capitalista enviar de vacaciones a un trabajador es positivo porque se puede recuperar y seguir produciendo cuando vuelva. Nunca se ha reconocido el papel importantísimo que tuvo Baleares en la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial porque el lugar predilecto donde el capital enviaba a sus trabajadores para que descansaran y recuperaran la fuerza de trabajo era aquí. Esto ocurrió en un momento crucial para Europa porque es cuando se asentaron las bases para que fuera tal y como la conocemos hoy, pero España era una dictadura y nadie reconoció esta contribución. Aquí se trabajó tanto como lo pudo hacer cualquier obrero alemán.
¿Hasta qué punto es cierto que en Baleares gobiernan más los hoteleros que el Govern?
Discrepo de la mayoría porque considero que el sector con más influencia durante los primeros años de la democracia fue el sector inmobiliario. Esto quedó patente cuando el presidente Gabriel Cañellas (Alianza Popular, después en Coalición Popular y finalmente como miembro del Partido Popular) dijo que Baleares tenía que ser la segunda residencia de Europa.
¿Cómo y cuándo fue incrementando la influencia hotelera?
Cuando el PSIB-PSOE perdió las elecciones de 2003 creo que hizo una lectura errónea del momento y una parte del partido dictaminó que yo era el culpable de la debacle por la política turística que había encabezado, debido, principalmente, a la aprobación de la ecotasa. En el segundo Pacte de Progrés [también encabezado por los socialistas] se actuó de otra manera y se le dio la Conselleria de Turisme a Unió Mallorquina (UM), que promovería políticas neoliberales incrementando el poder de los hoteleros. Podría haber sido una buena estrategia si los miembros de ese partido no hubieran acabado como lo hicieron.
Pone nombre y apellido a la derechización del PSIB-PSOE.
Todo este proceso se confirmaría todavía más con una resolución que firmó la consellera de Turismo Joana Barceló (PSOE), que permitía a los propietarios del hotel Son Moll seguir reformando un hotel sin licencia pese a haber habido un accidente que causó la muerte de cuatro trabajadores. Esto daba un mensaje claro: que los hoteleros hagan lo que quieran. Es más, el director general de Barceló durante el segundo gobierno progresista fue Antoni Munar, que había sido gerente de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca. Era un mercenario y agitador al servicio de Gabriel Escarrer [Meliá]. A partir de ese momento el peso político y la influencia de los hoteleros no ha dejado de crecer.
Ha sido el primer y último conseller de Turismo balear que ha desafiado el poder del sector hotelero respondiendo contra Escarrer ¿Qué ocurrió?
Cuando quedaban 72 horas para empezar la campaña electoral de 2003, Escarrer amenazó con llevarse sus empresas de Baleares si volvía a ganar la izquierda. Esto lo dijo después de cuatro años interviniendo en la política balear. Cuando los periodistas me preguntaron sobre estas declaraciones dije que hacía mucho tiempo que Escarrer se había ido de Baleares. Tenía toda una industria fuera de las islas que pudo crear gracias al capital acumulado a través de la explotación de los trabajadores. El ejemplo más claro era que las camareras de piso –las kellys– hacían 32 habitaciones diarias.
¿Por qué estas declaraciones fueron determinantes para usted?
Los periodistas preguntaron lo mismo a la entonces alcaldesa socialista de Calvià, Margarita Nájera, que respondió que estaban haciendo un estudio sobre las condiciones de trabajo de las camareras de pisos. Haciendo 32 habitaciones diarias no hacía falta ningún estudio, eran condiciones inhumanas. Esta respuesta demostraba la existencia de dos PSOE muy diferentes. Además, los representantes sindicales también dijeron la suya y afirmaron que Escarrer era uno de los mejores empresarios.
Después de tantos años, ¿sigue pensando lo mismo?
Un punto neurálgico de la democracia actual es el voto. El Govern tiene la obligación de velar por el bienestar y defender el interés general frente al particular. El conseller de Turismo no es de los hoteleros, lo es de una comunidad que le ha encargado llevar a cabo una política determinada.
La pandemia ha golpeado duro a CTXT. Si puedes, haz una donación aquí o suscríbete aquí
Celestí Alomar (Llubí, 1949) es muy claro: Baleares debe demostrar al mundo que es posible reconvertir el turismo de masas reduciendo la oferta y diversificando la economía para alcanzar un equilibrio entre calidad y consumo de recursos naturales. Su discurso puede parecer moderado para algunos pero supone un...
Autor >
Kike Oñate
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí