Queridas suscriptoras y suscriptores, queridos lectores y lectoras, queridos amigos y amigas de CTXT.

Tras esta ornamentada presentación, digna de vicepresidente de diputación provincial inaugurando rotonda cara, me vuelve a tocar el turno de saludaros en estas cartas que, desde hace años, CTXT manda semanalmente a las suscriptoras de la revista y que, en esta ocasión especial, ampliamos a todo el que haya tenido contacto cercano con nosotros en los últimos tiempos. Esto sí es rastreo, Díaz Ayuso.

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Unas cartas que cada miembro de CTXT usa a su antojo y que, en mi caso, suelen consistir en un simple hola qué tal, en preguntar cómo va la vida y en contaros cómo va la de la revista. Hoy tenemos una novedad que tiene una parte muy buena y otra parte pues bastante mala. ¿Primero la buena o la mala? La buena primero que lo malo, al tener siempre más audiencia, hay que dejarlo para el final. Como venimos diciendo desde nuestro nacimiento en 2015, CTXT es un medio que comparte intereses, preocupaciones, estilo de vida y problemas con nuestros lectores, la gente normal. La buena noticia es que esa simbiosis CTXT-Gente Normal se ha confirmado radicalmente en este año 2020. La mala es que se ha confirmado por la vía económica y de forma bastante agresiva: CTXT, al igual que sus lectoras, ha sufrido el zarpazo de la crisis económica con fuerza. Como diría ZP en sus mejores tiempos, en este 2020 la economía de CTXT ha crecido, sí, pero en negativo, para el lado incorrecto.

En las últimas semanas, tras mirar los números y decidir que había que hacer sonar las alarmas, el debate ha sido intenso dentro de CTXT. Un debate que ha consistido en decidir cómo comunicamos que estamos jodidos si el número de suscriptores no crece de forma importante. Cómo comunicarlo sin caer en el victimismo, sin olvidar que hay gente que nos lee que tiene graves problemas para llenar la nevera y pagar el techo. Cómo comunicar, sin dramas, que todos los trabajadores y colaboradores de CTXT hemos visto reducido nuestro salario de forma importante y que alguna compañera se ha tenido que ir al ERTE. Les sonará el chiste del gato que se mató al caer de un árbol cuyo dueño, al recibir bruscamente la noticia, se quejó –dígamelo con más tacto, dígame que el gato se ha escapado, que se ha subido a un árbol, que se ha resbalado– por la falta de tacto. Bien. En la última reunión de CTXT propuse mandar un mensaje a nuestros lectores diciendo que CTXT se había subido a un árbol. Con poco éxito de crítica y público, la verdad.

CTXT no tiene previsto morirse fácilmente –pelearemos como hasta ahora– pero sí está subido a un árbol. Y lo cierto es que necesita que mucha más gente se suscriba y apoye este proyecto. Si hemos acabado aquí arriba ha sido por un modelo económico del que nos sentimos orgullosos a pesar de todo. Un modelo que se basa en el respeto al periodismo, en no tener más dios, ni más patria, ni más rey que las lectoras que valoran lo que hacemos, en no depender de vendernos a grandes intereses. La parte positiva es que este modelo nos permite hablar de lo que otros no pueden, nos permite hacer periodismo de servicio público y de calidad. La negativa es se trata de un modelo que depende mayoritariamente de las suscripciones de gente normal que también ha sido golpeada por la crisis. Entre pagar una suscripción y llenar la nevera, no hay duda de lo que debe hacer.

Nuestro compromiso, a pesar de los pesares, es seguir luchando sin olvidarnos de nadie –pueda permitirse una suscripción o no–. Seguiremos rodando, yendo a verte cada día en abierto, gratis para todas, intentando que el recorte de salarios no afecte a las ganas. A vosotras, queridas suscriptoras y suscriptores, queridos lectores y lectoras, queridos amigos y amigas de CTXT –queda inaugurada esta rotonda– os queremos pedir un favor: que seáis prescriptores de CTXT en vuestro entorno. Que digáis entre vuestros amigos y familia, que se quejan de los sapos de los grandes medios, que vale la pena apostar por el oficio de un periodismo libre. Otra opción que propuse en la última reunión de CTXT –con el mismo éxito de crítica y público que el chiste del gato– fue lanzaros el reto Lola Flores: si cada una de vosotras consiguiera que un amigo o familiar se suscribiese… Ahí lo dejo. Gracias por estar ahí, gracias por la confianza y el apoyo. Gracias por leer esta carta. Atentamente, desde un bonito árbol, os mandamos un abrazo.

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