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Acaba una de las semanas de mayor tensión política de los últimos tiempos. Llega después de algunos de los meses de mayor dolor de los últimos tiempos. Cuando a uno se le empezaba, por fin, a ir parte de ese mal cuerpo provocado por días y días de pandemia que dejaban a cientos por el camino, la política en su versión más miserable ha aparecido para que, en lugar de celebrar que lo peor parece haber pasado, el mal cuerpo continúe. Hoy he decidido negarme a esto. Me planto. No quiero que se me instale el mal cuerpo que algunos se empeñan en instalarnos. Será que es fin de semana. Será que me apetece dejar de lado la crispación de quienes gritan con el volumen al 100. O será el cansancio de tener mal cuerpo. Puede ser esto. Todo, incluso el mal cuerpo, se acaba diluyendo a veces por puro agotamiento.
Para que el mal cuerpo desaparezca, no hay nada como fijarse en lo que los gritos nos tapan. Por ejemplo, mirar dónde estábamos hace un par de meses y mirar donde estamos ahora. Me quedo con eso. Me quedo con una sociedad que ha sabido ser responsable ante una situación complicada. Me quedo con un país que, encerrándose a pesar de su ADN, de su modo de vida, ha conseguido sacar esto adelante y no era fácil. Griten lo que griten quienes siempre gritan, me quedo con que la inmensa mayoría pondremos en su lugar desde ahora la importancia del trabajo del personal sanitario. Me quedo con un tipo de unos sesenta y tantos años y aspecto conservador que contaba por la tele su paso por la UCI del Hospital Macarena de Sevilla: “Ahí hubo un ejército luchando a muerte para salvarme. Desde los celadores, hasta la doctora pasando por los enfermeros y auxiliares. Se han dejado el alma y a mí me han salvado, aquí estoy. Lo que han hecho por mí no lo olvidaré”. Me quedo con que, ese hombre, los familiares de ese hombre y los amigos de ese hombre no pasarán por alto la importancia de tener ese ejército sanitario.
Griten lo que griten quienes siempre gritan, me quedo con la inmensa mayoría aplaudiendo a las ocho de la tarde. Un país que durante dos meses se cita para reconocer el trabajo de quienes cuidan la salud de todos, es, griten lo que griten quienes siempre gritan, un país mejor. Me quedo con que, en esta crisis, al contrario que en la anterior, los damnificados por el parón en seco tendrán una mínima ayuda para llenar la nevera. Griten lo que griten los que siempre gritan, esa medida llega para quedarse, para echar una mano sin pedir el carnet político. Me quedo con que las administraciones han trabajado juntas y de forma leal. Como oyes. Griten lo que griten quienes siempre gritan, España no es Madrid. Por suerte para España. Andalucía, Galicia o Castilla y León, comunidades autónomas gobernadas por el PP han gestionado la pandemia con sus aciertos y errores, pero sin estridencias y en coordinación con el Gobierno. Griten lo que griten quienes siempre gritan, ha habido un grado alto de lealtad institucional que sólo se ha roto donde siempre, donde había más cámaras.
Me quedo con quienes reciben esta carta. Cuando la crisis sanitaria llegó y con ella la económica, en CTXT imaginamos que muchos de quienes pagaban su suscripción tendrían que dejar de hacerlo por problemas económicos. Entonces hicimos nuestra esa cesta con comida en una calle del sur de Italia con un cartel que decía “Quien tenga, que deje; quien no, que coja”. Es el momento de arrimar el hombro si puedes hacerlo, dijimos. Si no puedes, no te preocupes, no habrá un muro de pago que te impida acceder a todo lo que publicamos. CTXT seguirá siendo gratis para todas gracias a la aportación de quienes puedan poner en la cesta. Me quedo con la respuesta recibida: en el peor momento económico que se recuerda en este país, os habéis suscrito a este medio más que nunca antes en toda la historia de CTXT. Me quedo con eso. Gracias.
Por último, me quedo con la cajera del DIA de mi barrio. Una señora muy seria, de unos cincuenta años, a la que he visto cada semana durante estos últimos meses. Durante marzo y abril su mirada era siempre la misma, de nerviosismo. Supongo que por la preocupación de pasar 8 horas al día expuesta al contagio. Su mirada, cuando volví a verla esta semana, era otra. Relajada. Una mirada de satisfacción, quiero pensar que porque su trabajo se ha reconocido como fundamental. Por haber salido ganadora de esto. En la semana de mayor crispación política de los últimos tiempos, después de comprar un saco de naranjas y unas cajas de leche, la sonrisa de esa señora seria atravesó su mascarilla cuando le di las gracias y los buenos días. Me quedo con que toca sonreír un poco, griten lo que griten los que siempre gritan.
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Acaba una de las semanas de mayor tensión política de los últimos tiempos. Llega después de algunos de los meses de mayor dolor de los últimos tiempos. Cuando a uno se le empezaba, por fin, a ir parte de ese mal cuerpo provocado por días y días de pandemia que...
Autor >
Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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