Carta a los lectores
Información y opinión: una tribuna desafortunada
Por qué CTXT no debió publicar la tribuna ‘Cómo se dice xenofobia en catalán’, que ha generado un alud de insultos al autor en Redes Sociales
Mónica Andrade / Vanesa Jiménez / Miguel Mora 30/11/2020
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No es agradable escribir estas líneas. No por el mea culpa que contienen. Nos equivocamos lo suficiente como para sabernos falibles. La razón es que tenemos que hablar del artículo de un colaborador de CTXT, y colocarle aún más en el centro de la polémica. Como premisa, les pediríamos que cambiemos el foco. En las últimas horas, hubo miles de mensajes en las redes sociales insultando al autor del artículo ¿Cómo se dice xenofobia en catalán?, un periodista latinoamericano y activista gay, llamándolo “puto”, “lacra”, “sudaca” y diciéndole que se vaya a “su país”. No fueron comentarios aislados, sino un torrente de ataques en el que participaron numerosas cuentas anónimas y bots, pero también personas reales. Para todos los que hacemos CTXT, esto es inadmisible, más allá de las críticas legítimas que puedan hacerse al artículo. Por otra parte, la responsabilidad de lo que se publica en la revista es solo nuestra: del director y, en ausencia de éste, de las dos directoras adjuntas. Y, en este caso, fue un error de la dirección de la revista publicar el artículo.
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CTXT tiene una redacción pequeña. Como muchos saben, el equipo fijo es escaso y sobre él pivotan una serie de colaboradores más o menos habituales. Algunos escriben cuando la actualidad del territorio en el que están lo reclama. Otros tienen una periodicidad determinada. Este es el caso de Bruno Bimbi, periodista argentino afincado en Barcelona, que suele publicar una tribuna de opinión quincenal. Normalmente, su mirada está puesta en América Latina, en Brasil, Argentina, Chile. Pero el martes 24 de noviembre envió un artículo titulado ¿Cómo se dice xenofobia en catalán?, una columna de opinión que relataba una vivencia personal y hacía consideraciones subjetivas. El autor contaba que un curso de la Universidad de Barcelona que se anunciaba en castellano terminó impartiéndose en catalán, y narraba las dificultades que tuvo al reclamar por esta situación, que en su opinión incluyeron un tratamiento xenófobo. A partir de este relato y de tales consideraciones, el subtítulo concluía que existe un “modelo de abolición del español que impera en las universidades catalanas”.
Los periodistas vivimos con la tentación de llevar a los titulares aquello que nos pasa a nosotros. Algunas veces hemos aceptado testimonios personales en la revista. La mayoría, debemos asumirlo, de escaso valor informativo. Pero aquí el asunto nuclear era el uso del catalán en la universidad, y no supimos ver la importancia que tiene este tema, ni lo sensible que es para nuestras y nuestros lectores y suscriptores (Catalunya es, tras Madrid, la Comunidad donde más se lee CTXT y donde más socias y socios tenemos).
Los colaboradores de la revista trabajan con total libertad. Salvo en contadas ocasiones no avisan del asunto sobre el que van a escribir. No tenemos costumbre de censurar a nadie, nunca lo hemos hecho. No es una excusa, pero en este caso resulta evidente que fue un error no rechazar el artículo. Es cierto que Bimbi escribe su texto desde una óptica distinta a la habitual, la de un alumno extranjero que espera recibir una clase en castellano y se siente engañado, marginado y maltratado. Pero el valor informativo de su pieza es cuestionable en tanto se trata de una opinión y de un caso particular, el suyo, que narra un hecho concreto del que siempre es aventurado extrapolar una realidad. Si realmente estábamos hablando de una denuncia de una mala práctica universitaria, la buena praxis periodística habría obligado a pedirle al autor la concreción que le faltaba al relato, el cuándo pasó, el cómo pasó, en qué Facultad, qué curso...
No les contaremos aquí los debates internos sobre el artículo. Solo añadirían ruido al estruendo generado. Lo cierto es que la tribuna se publicó el sábado 28 de noviembre, con un título y un subtítulo totalmente desafortunados (los editores debimos cambiar ambos, pero no lo hicimos, aunque modificamos el subtítulo una vez se había publicado), y, para colmo, ilustrada con una foto de la UAB, que nada tenía que ver con el artículo. Una penosa cascada de fallos y errores. De forma casi inmediata, la pieza suscitó algunas quejas por correo electrónico, además del violento ataque contra el autor en las redes sociales, que ha incluido, ironías de la vida, el uso abundante de insultos xenófobos. Pero hubo también muchos comentarios de gente sensata que, a través de tuits, correos y mensajes respetuosos dirigidos a la redacción, cuestionaban la publicación del artículo. Gracias a todos y todas por intentar elevar un debate que había nacido defectuoso.
Hasta ahora hemos hablado más de las formas que del fondo. Para hablar del fondo del artículo nos remitimos a la réplica que publicamos horas después, firmada por José Luis Martí, profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Pompeu Fabra. Martí aporta su amplia experiencia y muchos datos. En su artículo La riqueza lingüística de la Universidad catalana concluye que “no existe un problema general con/para el castellano en Cataluña. Y tampoco existe un problema particular con/para el castellano en las universidades”.
La réplica no oculta la realidad: nos equivocamos y pedimos disculpas a nuestras lectoras y suscriptoras por la publicación del primer artículo. CTXT nació para abrir todos los debates posibles, con la única línea roja de los derechos humanos. Y por supuesto nuestra línea editorial defiende, como ha quedado patente en nuestros editoriales desde hace seis años, la riqueza lingüística y la plurinacionalidad del Estado español. Siempre hemos intentado fomentar esas ideas publicando artículos fundamentados en hechos, argumentos y datos. Intentaremos seguir haciéndolo.
Acabamos compartiendo el pesar que nos provoca leer algunos comentarios que sugieren que CTXT publicó el artículo para conseguir pinchazos y suscriptores. No creemos que en este país haya muchos medios que busquen menos el click que CTXT. Nuestro modelo periodístico y de negocio es justo el contrario: no tenemos publicidad basada en el tráfico de la web, y el 65% de nuestros ingresos proceden de las aportaciones de 8.000 lectores y suscriptores comprometidos con un periodismo de servicio público, profundo y de calidad. Gracias a ellos, mantenemos desde hace seis años el tiempo de lectura más alto de los medios estatales (una media de 13 minutos). Vamos a seguir equivocándonos, sin duda. Pero nunca habrá ningún interés oculto en nuestros errores. Nos importa vivir en un país mejor y por eso trabajamos.
Seguimos.
Gràcies per llegir-nos.
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