CINE
Los mejores documentales de DocumentaMadrid 2020
Esta edición, lastrada por la covid, ha podido sobreponerse gracias a las plataformas virtuales y una apuesta decidida por piezas arriesgadas
Julio Tovar 10/01/2021
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Este diciembre se celebró del día nueve al 20 la décimo séptima edición de DocumentaMadrid, la cita clásica del documental en la capital de España. Lastrado como todos los festivales audiovisuales por la covid, este año ha podido celebrarse gracias a plataformas digitales como Filmin y a través de sesiones con control de aforo en la Cineteca. Ha sido, según los organizadores, una “edición extraordinaria” y se han tenido que fusionar varias ventanas de cortos con largos en secciones competitivas. En todo caso, se han mantenido la distinción internacional, nacional y experimental (la llamada “Fugas”), en un certamen bastante arriesgado en sus elecciones y que ha apostado por documentales que podrían ser vistos o bien como ficciones dramatizadas (This is not a burial…) o incluso construidas en torno a videojuegos (How to Disappear).
A pesar de todo, las ganadoras fueron relativamente convencionales: el evocador documento adolescente Tendre en la sección internacional o la trabajada reconstrucción sobre un colmillo de marfil A imagen y semejanza, en la nacional. Este carácter extraordinario se demostró en la sección “Fugas”, aquella siempre más difícil para el público, que tuvo como premio del jurado a la muy política, apenas abstracta, Responsabilidad Empresarial.
En todo caso, las secciones informativas dedicadas al fotógrafo y documentalista suizo Robert Frank o la heterodoxa realizadora argentina Narcisa Hirsch completaron una parrilla que pretende mezclar el testimonio con la experimentación. Los dos elementos, en definitiva, han hecho importante esta cita en Madrid para todos los aficionados a la no ficción. Estas fueron, así, nuestras diez películas preferidas:
Anunciaron tormenta (Javier Fernández Vázquez, 2020)
La memoria oculta del colonialismo en el siglo XIX es un género omnipresente en Estados Unidos o Francia, pero es difícil de ver en una España donde las colonias quedaron reducidas a las Antillas y las escasas posesiones de África. Una de ella, la isla de Fernando Poo –ahora parte de Guinea– tuvo una serie de reyezuelos que murieron en extrañas circunstancias. El hilo de la memoria, tejido minuciosamente sobre los archivos coloniales, intenta reconstruir la historia oculta de los bubi –el pueblo originario de la ínsula– y ofrece una ventana interesante a una historia no escrita. De ahí la genialidad del álbum de fotos sin fotografías en el filme; rompecabezas al que le faltan todas las piezas.
Una revuelta sin imágenes (Pilar Monsell, 2020)
¿Cómo hacer un documental sin grabaciones? Esa es la pregunta que recorre esta obra de Pilar Monsell donde se narra, a través de imágenes de la Córdoba actual, la revuelta del pan de mayo de 1652. Motín de subsistencia en medio de la debacle del reinado de Felipe IV, fue protagonizado inicialmente por mujeres ante la muerte por inanición de un niño. Obra, claro, sobre la dificultad de la no ficción histórica sin contar con grabados o testimonios directos, en el fondo resulta una eficaz reivindicación de la historia de la mujer antes de su emancipación contemporánea.
La sangre es blanca (Óscar Vincentelli Chirimelli, 2019)
Hay algo de atávico en esta chuchería visual en la cual se ha grabado una corrida de toros a través de una cámara fototérmica. Óscar Vincentelli construye en ese sentido una ilustración surreal, no tan lejana a un grabado de Picasso, donde esas manchas que emiten calor traen del pasado más prehistórico la razón de ser de la tauromaquia. Quizá excesivo para los tiempos antitaurinos actuales, es a pesar de su énfasis sádico un pequeño corto con imágenes hipnóticas y tétricas que en ocasiones evocan al primer expresionismo.
A media voz (Heidi Hassan, Patricia Pérez Fernández, 2019)
Los testimonios de supervivencia de dos documentalistas formadas en Cuba, Patricia Pérez Hernández y Heidi Hassan, cimentan una obra intensa, un tanto alegórica, que recorre el sinuoso y accidentado, bastante accidentado, espectro vital de las dos. Más que una reconstrucción biográfica es algo más bien filosófico: una de las grandes preguntas de este epistolario audiovisual a dos voces es “la razón” por la cual se testimonia la realidad. Pero, fuera de esas inquisiciones metafísicas, la historia es emocionante al ser una preciosista evocación de la amistad, el compromiso, y el drama de los exilios; tema omnipresente en la perla de las Antillas.
This is not a burial, It’s a resurrection (Lemohang Jeremiah Mosese, 2019)
No, este documental no es un entierro, pero tampoco parece ser un ensayo. Más bien, una narración dramatizada de una anciana negra en Lesoto que se enfrenta a la decisión unilateral de las autoridades de derribar la villa en donde vive debido a unas obras. La anciana, de nombre Mantoa, es la estatua inerte de estos cambios violentos en el sur de África, pero también la depositaria de una tradición, de “los huesos de sus antepasados”, frente a unos cambios que no se antojan propicios. Ficción con toques de realidad, brillantemente filmada por Pierre de Villiers –probablemente el mejor trabajo de fotografía de esta edición–, tiene en sus momentos menos retóricos, menos efectistas, una emoción real en el rostro fascinante de la octogenaria; mapa de los sufrimientos de un tiempo y un país.
The Last City -Die Letzte Stadt- (Heinz Emigholz, 2020)
Los enrevesados diálogos entre los protagonistas de este experimento fascinante, aún confuso, son el motor de una de las propuestas más heterodoxas del festival. Desde un diálogo entre un arqueólogo y un diseñador de armas a transmutaciones en los sueños donde los personajes cambian de apariencia, esta obra parece ser un tipo de cuento filosófico en el estilo de los libros de diálogos filosóficos que hicieron furor en la Europa del siglo XIX (“Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu” como paradigma). Rozando en ocasiones la pedantería, Heinz Emigholz evita caer en esa trampa gracias al notable sarcasmo de todos personajes, máscaras y situaciones. Todo ellos, en distintas ciudades, parecen buscar un filme síntoma del tiempo presente: ese caos con muchas vacilaciones y pocas certezas.
Responsabilidad empresarial (Jonathan Perel, 2020)
Panfleto de denuncia, trabajadísimo, enfrenta imágenes de empresas activas, de sus fábricas, con un testimonio preciso de la colaboración de todas ellas con la dictadura argentina (ese eufemismo que fue “Proceso de Reorganización Nacional”). La ausencia de cualquier retórica cinematográfica, de cualquier montaje, refuerza el contraste siniestro entre las fábricas y la violencia política. Está realizada por el director Jonathan Perel, que ya dirigió otra obra sobre la memoria oculta del régimen de Videla con 17 monumentos respecto a los centros de detención y tortura usados en el tiempo.
Hopper/Welles (Orson Welles, 2020)
Cualquiera que haya leído los libros de Peter Bogdanovich o Peter Biskind que transcriben conversaciones de Orson Welles saben que era un hablantín prodigioso. Esta pieza, rodada entre la filmación inconclusa de El otro lado del viento –la película póstuma de Orson Welles– muestra una conversación sin final del director de Ciudadano Kane con ese heraldo de la contracultura que era el Dennis Hopper en pleno éxito de Easy Rider en 1970. La charla, que Welles redujo a la mínima para su película, es en este montaje un animoso duelo de casi dos horas y media. El papel de la obra como método de cambiar el mundo, las relaciones del autor con esta, la ideología y demás jerigonza aparecen en esta conversación burbujeante y regada de alcohol. Documento del tiempo, del apogeo inicial de la contracultura, el eco de sus ideas sigue tan vigente hoy como lo era a inicios de los 70.
Subject to review (Theo Anthony, 2019)
Este documental sobre las modernas tecnologías aplicadas al arbitrio del tenis, las cuales detectan si la pelota está en el cuadro o no, es en el fondo una reflexión filosófica que nos pregunta sobre los límites de la percepción. Es decir, los que esperen ver una obra deportiva se sorprenderán al ver cómo la raíz de este ensayo, la percepción de la realidad, es plenamente filosófica y no tan lejana a cualquier ceñudo profesor alemán de filosofía. Filmado con precisión de cirujano, el realizador Theo Anthony utiliza las simetrías de los campos de tenis y sus límites como método de plantearse una reflexión sobre la mirada.
Tendre (Isabel Pagliai, 2019)
La ganadora del festival es un documental con la delicadeza habitual del melodrama francés, que muestra diálogos improvisados de un grupo de adolescentes cerca de un lago al atardecer. Juguetona, divertida y sobre todo tierna (su título francés), la obra tiene esa nostalgia evocativa del cine nuevaolero galo. La realizadora Isabel Pagliai ejerce de fisgona y recoge los diálogos, ironías y tactos de estos jovencitos en sus amoríos y desventuras. Una actualización en color y con mayor rigor de esa realidad poética que vertebra las carreras de directores como François Truffaut o Éric Rohmer, siempre inspiradas por Bazin, y que resulta casi imposible de imitar fuera del hexágono. Justa ganadora del festival: fotogramas que emiten luces y sombras de unos pequeñines que, en el fondo, fuimos alguna vez nosotros.
Este diciembre se celebró del día nueve al 20 la décimo séptima edición de DocumentaMadrid, la cita clásica del documental en la capital de España. Lastrado como todos los festivales audiovisuales por la covid, este año ha podido celebrarse gracias a plataformas digitales como Filmin y a través de sesiones con...
Autor >
Julio Tovar
Periodista e historiador
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí