Hay gente que no tiene coche por sus convicciones ecologistas o que no se plantea una hipoteca porque no le parece la mejor opción. Hay un grupo más numeroso que no hace esas cosas, aunque lo preferiría, porque la pobreza y la precariedad no se lo permiten. Hay quien no tiene hijos porque no puede y quien no tiene hijos porque no quiere. A algunas personas les desagrada mucho la idea de practicar el poliamor y otras piensan: “¿De dónde sacaría el tiempo?”

El job hopping existe entre los especialistas más demandados, para los que hay una forma de mejorar sus condiciones razonablemente rápido: cambiarse de empresa o amagar con ello. Para muchos otros, existen la temporalidad y la parcialidad, estructurales. Glovo y Cabify pagan muy bien a sus informáticos.

El coliving es un fenómeno minoritario pero real, se anuncian pisos reformados de ocho habitaciones con personal de limpieza, gimnasio y Netflix. Ibai Llanos hace coliving, en parte por motivos laborales. Neymar, que es multimillonario, vive con sus amigos, los toiss, en una mansión enorme. Yo, en este momento, querría dejar de hacer coliving, la verdad, pero no tengo dinero suficiente para ello. En algunos anuncios de habitación en piso compartido pone “mínimo 30 años”. Cuanto más rica es una sociedad, más gente vive sola. Hay gente que muere sola y nadie se da cuenta hasta que empieza a apestar el cadáver, esto sale de vez en cuando en los periódicos. Lo que pago de impuestos va, al menos parcialmente, a la educación y la sanidad. Lo que pago de alquiler va directo a la cuenta bancaria de un señor que vive en un chalet en la Sierra. “¿Y si no tienes hijos quien te va a cuidar de mayor?”, le dijeron a una amiga en su pueblo. “Pues la residencia, mira Fulanita y Menganita, que tienen hijos y están en la residencia”.

Es estadísticamente cierto que sin estudios lo tienes peor en el mercado laboral, por mucho que los estudios tampoco garanticen nada. Aunque todos estudiásemos ingenierías, no todos seríamos ingenieros. A Bob Esponja le apasiona hacer hamburguesas. Bob Esponja vive en la piña debajo del mar.

Más de la mitad de los menores de 30 años está fuera del mercado laboral, solo un tercio trabaja, los sueldos son bajos y la temporalidad ronda el 50%. Los jóvenes becarios de la ONU en Nueva York cobran menos (nada) y probablemente pagan alquileres más elevados que los jóvenes camareros en Madrid. Algunos compañeros de la facultad que tenían un sueldo vivían más humildemente que los que no teníamos ningún sueldo. Las pensiones han mantenido familias. La idea, ampliamente difundida, de que el gasto en pensiones es excesivo y el sistema insostenible por causas demográficas fue uno de los principales argumentos de los jóvenes defensores de los youtubers que se fueron a Andorra para pagar menos impuestos. En Madrid hay más trabajo, aunque la vida es más cara. En Madrid puedes empezar de nuevo y evitar a tu ex o a tu antiguo jefe o a tu padre o a los que te humillaban en el cole. Sucede lo mismo en Barcelona o en Berlín. Hay exparejas que siguen viviendo juntas porque es más económico.

No creo que exista la forma correcta y universal de vivir la vida. Es el tema de conversación que menos me interesa ahora mismo, prefiero las bacterias fecales. Hablemos de lo material, vale. Hay gente que lleva muchos años intentándolo.