Desigualdad
Las grandes ciudades, lugares cada vez más hostiles para la infancia
Desde 2013, la pobreza infantil ha aumentado en las grandes urbes, donde este problema se reproduce con mayor severidad e intensidad. De los 2,3 millones de menores que sufren pobreza, un millón vive en entornos muy poblados
ctxt 31/07/2021
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Las ciudades se están convirtiendo en grandes focos de desigualdad y pobreza para la infancia, que cada día tiene más complicado crecer y desarrollarse en las zonas más pobladas. Esta es una de las principales conclusiones que se puede extraer del último informe el Alto Comisionado Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil, donde se advierte que la vulnerabilidad que sufren los niños y las niñas de las grandes urbes ha aumentado tanto en los últimos años que la exclusión ya se produce con mayor severidad en estos lugares que en las áreas menos pobladas.
No se trata de un fenómeno anecdótico o de baja intensidad, sino más bien de un giro casi completo que ha supuesto el trasvase acelerado de la pobreza de los entornos rurales a los urbanos. En 2013, un 23% de los menores en situación de pobreza vivía en zonas densamente pobladas, mientras que en los pueblos y pequeños municipios el porcentaje ascendía al 38%. En 2021, la diferencia se ha reducido en cerca de 13 puntos y las cifras prácticamente se han igualado.
En total, cerca de un millón de niños pobres –de los 2,3 millones que hay en España– viven hoy en entornos muy poblados, y a pesar de que las zonas rurales y con poca población siguen teniendo una tasa de pobreza infantil (29,6%) ligeramente más alta que las ciudades (27,6%), son las zonas urbanas donde este problema se está manifestando con mayor dureza y de forma más cronificada.
Así, la pobreza infantil alta, que afecta a los hogares que tienen una renta inferior al 40% de la mediana nacional, es un punto y medio superior en las ciudades que en el ámbito rural. En el caso de la pobreza severa, la que sufren los hogares que no llegan al 25% de la renta mediana, la diferencia es de un punto porcentual.
En este contexto, asegura el documento, las ciudades se erigen como grandes paradigmas de la desigualdad y del bienestar infantil. De un lado, se trata de lugares con mayores oportunidades laborales y mejores salarios; del otro, presentan grandes diferencias de calidad de vida entre sus barrios y registran unos “altos índices de segregación residencial, como consecuencia de un alto coste de vida y de la vivienda”.
Málaga, Sevilla, Valencia o Barcelona son algunas de las grandes urbes donde más se reproduce estos problemas, pero ninguna ciudad concentra un desequilibrio tan exacerbado como Madrid: a pesar de que la mitad de los menores viven en distritos cuyos ingresos superan el 200% de la mediana nacional, la capital también es la ciudad donde viven más niños pobres, cerca de 230.000, un 9% del total.
La desigualdad capitalina es todavía más palpable si se comparan distritos colindantes, separados por apenas un par de calles. En Tetuán, la tasa de pobreza infantil asciende al 31,5%, tres veces más alta que en la vecina zona de Chamartín, donde apenas llega al 9,8%.
Pese a esto, el estudio asegura que existen factores comunes a todas las grandes ciudades que están provocando estos cambios en las tendencias geográficas de la pobreza infantil e impactando de forma directa en el bienestar de los más pequeños.
Frente a lo que sucede en los pueblos y zonas rurales, donde se sufre la falta de acceso a servicios educativos y de salud, las ciudades destacan por los enormes problemas de acceso a la vivienda: según los datos recopilados en el informe, de cada tres menores pertenecientes a hogares que sufren sobrecostes de tipo residencial vive en entornos urbanos. De forma paralela, más de un 42% de los menores que sufre pobreza en las ciudades vive de alquiler, un porcentaje que se reduce cerca de quince puntos cuando se trata de zonas poco pobladas.