1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 1704 Conseguido 86335€ Objetivo 140000€

MEDITERRANEANDO. UN ROAD TRIP POR LOS PIGS (III)

Lord Byron también era grafitero

En el siglo XIX, a muchos viajeros les dio por escribir su nombre en las piedras que quedaban en pie en Grecia. El poeta romántico británico dejó su firma en el templo de Poseidón, en el Cabo Sunión

Steven Forti 10/08/2021

<p>El cabo Sunión con el templo de Poseidón.</p>

El cabo Sunión con el templo de Poseidón.

María Elizalde

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

“Lord Byron sí que era un poeta. Nada que ver con ese payaso de D’Annunzio”, nos soltó KITT mientras nos espabilábamos de la enésima siesta. “¿Hemos llegado a Predappio?”, preguntó Marco con los párpados aún cerrados y el sabor de los arrosticini de Campo Imperatore aún en la boca. Ya habíamos asumido que pasaríamos las vacaciones siguiendo una supuesta ruta nostálgica de los lugares símbolos del fascismo. Sin embargo, lo que veíamos desde la ventanilla no se parecía en nada a las colinas de la Romaña donde nació el Duce. “Estamos en Mesolongi, chavales”, dijo con un cierto orgullo KITT. “Aquí es donde murió Byron, a la edad de 36 años. Hagamos un minuto de silencio”. Nos miramos extrañados, pero no tuvimos el coraje de contradecirlo.

Había estado en Mesolongi en verano de 2015. Tsipras acababa de convocar elecciones anticipadas tras haber aceptado, en una noche de pasión y sufrimiento bruselense, el tercer memorándum de la troika. Varoufakis había abandonado el gobierno de Syriza, el halcón Schäuble amenazaba con echar a Grecia del euro, el corralito no era una posibilidad tan descabellada y la izquierda europea miraba con una mezcla de esperanza, infantil ingenuidad y pureza rabiosa a los asuntos helenos. A pesar de todo esto, en Mesolongi, ese verano reinaba una bochornosa calma chicha. A nadie parecía importarle lo más mínimo lo que acontecía en los palacios del poder. Los viejos seguían tomándose sus cafés griegos mientras jugaban a las cartas, los flamencos no dejaban de bailar un lento sirtaki en la laguna que separaba la ciudad del golfo de Corinto, y la estatua de Markos Botsaris, uno de los héroes de la guerra de independencia griega en los años veinte del siglo XIX, seguía erguida delante del ayuntamiento. Nada había cambiado en los últimos seis años.

El ayuntamiento de Mesolongi con la estatua de Markos Botsaris, héroe de la guerra de independencia de Grecia. | Steven Forti

“Por cierto, ¿sabéis cómo murió Byron?”. KITT no esperaba que lo supiésemos, así que continuó con su explicación profesoral. “Después de una vida que ni podéis soñar, dando tumbos por Europa, escribiendo poemas memorables, enamorando a más mujeres que Julio Iglesias, Byron se sumó a los rebeldes griegos que luchaban por la independencia de los otomanos. Se estableció en Mesolongi y planeó atacar la fortaleza de Lepanto, pero cayó enfermo en la primavera de 1824. Las sangrías que le prescribieron los médicos lo debilitaron aún más y le produjeron una infección que pudo con él. Cuando le habían extraído ya unos dos litros de sangre, les llamó asesinos. Es comprensible. Luego embalsamaron el cadáver y se lo llevaron a Inglaterra en una cuba de coñac”. En ese instante, se abrió una mesita y, encima de una bandeja, había dos chupitos de coñac: “¡A tu salud, George!”, exclamó entusiasta nuestro coche fantástico. “Amén”, gritamos como dos boy scouts mientras el alcohol nos calentaba el estómago. 

Nunca habría debido regalarle a KITT esa edición comentada de La divina commedia. Desde que la leyó, en el largo invierno en que no pudo casi salir de su garaje por las restricciones de la covid, se ha identificado tanto con la figura de Virgilio que, a veces, incluso me habla en latín. Le ha dado por convertirse en una especie de Cicerón cachondo del siglo XXI que explica todo lo que lee en la Wikipedia. “¿Con qué nos quedamos, muchacho? ¿Soy Virgilio o Cicerón?”, me suelta medio en broma. “¿Consigues también leer el pensamiento?”, le respondí asombrado. “Por lo menos ahora no nos da la chapa con las camisas negras y toda la parafernalia fascista”, me susurró al oído Marco. “No lo digas dos veces, por favor”, le contesté. 

“¿Qué hacemos al otro lado del Adriático?”, me permití preguntarle a KITT al cabo de un rato. “Disfrutar del verano. Ahora vamos a Lefkada. Google Maps me dice que hay una calita cojonuda y quiero darme un baño. ¿Me lo merezco, no? Además, hay una reseña de un pavo italiano que dice que  ‘L’acqua è turchese come nei Caraibi’”.

La calita de Milos cerca de Agios Nikitas, en la isla de Lefkada. | Marco Prati

Lefkada es una de las islas jónicas que se encuentran en el litoral griego, justo debajo de la frontera con Albania, pero, a diferencia de Corfú, Ítaca o Cefalonia, está conectada a la costa por un estrecho puente levadizo. A la altura de Agios Nikitas nos paramos debajo de un tamarindo. Mientras KITT se pegaba un chapuzón, Marco y yo nos metimos en la primera taberna que encontramos y pedimos dos cervezas heladas. Debíamos recomponernos. La camarera nos trajo dolmades caseros, unas berenjenas asadas con tomate y feta y un pulpo a la plancha. Antes de pagar, nos dejó en la mesa también sandía y una botellita de tsipouro. “¡Qué Dios bendiga a Grecia!”, exclamó Marco. Necesitábamos ya otra siesta.

El puente de Río-Antirio que conecta el norte de Grecia con el Peloponeso a la altura de Patra. | Marco Prati

“Aquí es dónde se libró la batalla de Lepanto”, nos dijo KITT mientras cruzábamos el puente de Río-Antirio que nos llevaba al Peloponeso. Sin pedírselo, como ya era costumbre, empezó a explicarnos que, allá por 1571, en la guerra que enfrentó a la Liga Santa con los otomanos, participaron unas 100.000 personas, entre remadores, marineros y soldados, y cerca de 400 galeras. “El capitán de los turcos no tenía intención de meterse en una batalla que pintaba más que complicada. Llevaba meses arriba y abajo por el Mediterráneo, los hombres estaban cansados y además ya era principios de octubre. Las galeras no suelen navegar entre noviembre y marzo. Bastaba que se quedase unas semanas más protegido en Lepanto y los cristianos habrían vuelto a casa con el rabo entre las piernas. Unos días antes de la batalla, el genovés Andrea Doria, de hecho, dejó escrito que la expedición había sido un fracaso”. “¿Y entonces?”, preguntó Marco. “Pues resulta que el comando central de la expedición otomana estaba en Constantinopla: la última comunicación que había recibido Alí Bajá era que debían dar batalla con honor sí o sí en cuanto avistasen los navíos enemigos”. “Es decir, ¿el capitán decidió, en la práctica, suicidarse?”. “Así es, chavales. Para no contradecir las órdenes del sultán. La vida es extraña”. “Y la muerte puede ser muy estúpida”, zanjó Marco. 

Estábamos bajando hacia Atenas. El país estaba sufriendo la mayor ola de calor de los últimos treinta años. Alrededor de la capital, el humo oscurecía el cielo casi por completo: Grecia estaba literalmente ardiendo. En la isla de Eubea, poco más al norte, habían tenido que evacuar ya a unas 20.000 personas, abandonadas por el gobierno derechista de Mitsotakis. “Y luego tenemos que tragarnos las mentiras de Abascal que dice que el cambio climático no existe”, nos comentó KITT. Rodeamos Atenas y paramos en Lavrio, un puerto de tercer orden en el sur-este de Ática. Tras la guerra civil griega, de aquí salían los barcos para llevar a los prisioneros políticos, sobre todo comunistas, a la deshabitada isla de Makronisos.

El puerto de Lavrio y al fondo la isla de Makronisos. | Steven Forti

En su estupenda y surrealista novela Lo poco que sé de Glafcos Zrasakis, Vasilis Vasilikos, el autor de Z, imaginó ya, a mediados de los años setenta, que Makronisos, en un futuro no muy lejano, se habría convertido en una especie de “nuevo Partenón de la tecnología contemporánea”. Los exiliados que habían sufrido las penas del infierno en la que se conocía como la isla del Diablo regresaban a su tierra, aterrizando en un aeropuerto reluciente, en la misma isla donde habían vivido su dramático exilio interior. Vasilikos se adelantó a sus tiempos en la imagen de una Grecia convertida al turismo de masas, aunque Makronisos se quedó tal cual era en los años oscuros. La estatua desangelada de una mujer recuerda el sufrimiento de los millares de griegos que pasaron por este campo de concentración, que se mantuvo abierto hasta los años setenta. “La madre, la esposa, la viuda del prisionero de Makronisos que defiende la isla”, se lee en la base de la estatua.

Estatua de mujer en el puerto de Lavrio. | Steven Forti

En la antigüedad Makronisos se llamaba Helena porque, según la leyenda, ahí, la mujer de Menelao, raptada por Paris, paró de camino a Troya. Por lo que parece, las mujeres han sufrido siempre en Makronisos.

KITT estaba extrañamente callado. Nos llevó en silencio hasta Cabo Sunión, donde se yergue el poderoso templo de Poseidón. En tiempos de Temístocles, la ciudadela fortificada de Sunión fue clave para Atenas. Permitía controlar la entrada de los barcos en el golfo Sarónico y comerciar la plata que se extraía de las ricas minas de Lavrio. Cuando la batalla de Salamina, las tropas persas de Jerjes destrozaron la ciudad y arrasaron el templo: Pericles lo reconstruyó conjuntamente con el Partenón de Atenas. En el siglo XIX, a muchos les dio por escribir su nombre en las piedras que quedaban en pie. Incluso Byron, antes de palmarla en Mesolongi, dejó su graffiti. “Nadie es perfecto”, comentó KITT con la boca medio cerrada.

El templo de Poseidón en el Cabo Sunión. | María Elizalde

El calor era aterrador. El sol no daba tregua. Marco empezó de repente a quemar. Me saludó con la mano y una sonrisa en la boca. ¡Zas! Se hizo cenizas y su espíritu se libró en el aire. El viento lo llevó Egeo adentro. “Dios, tengo alucinaciones. ¿Una insolación?”, me dije. En ese instante, detrás de una columna del templo apareció una mujer. Era morena y esbelta: su mirada me penetró en las entrañas. “¿Quién eres?”, le espeté con un hilo de voz. “Soy Atenea. He venido para cuidarte. Poseidón es un cabrón; siempre le da por jugar malas pasadas desde que le gané en la votación para ser la deidad protectora de Atenas. Y KITT está más chalado que el Pocholo; no quiero dejarte en sus manos. Con la tontería esa de buscar monumentos raros, a ver si te lleva hasta Turkmenistán para ver la estatua dorada del perro favorito de Gurbanguly Berdymukhamedov”. En ese instante me desmayé. La caída fue suave: Atenea me había ya cogido entre sus brazos.

“Lord Byron sí que era un poeta. Nada que ver con ese payaso de D’Annunzio”, nos soltó KITT mientras nos espabilábamos de la enésima siesta. “¿Hemos llegado a Predappio?”, preguntó Marco con los párpados aún cerrados y el sabor de los arrosticini de Campo Imperatore aún en la boca. Ya habíamos asumido...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Steven Forti

Profesor de Historia Contemporánea en la Universitat Autònoma de Barcelona. Miembro del Consejo de Redacción de CTXT, es autor de 'Extrema derecha 2.0. Qué es y cómo combatirla' (Siglo XXI de España, 2021).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí