LA VITA NUOVA
El anti-loro de Flaubert
La Mesa, además de lo que es y de lo que no es, seguirá siendo otra escena del combate entre ERC y CDC para ver quién se queda con el catalanismo
Guillem Martínez 15/09/2021
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1- El chiste del loro es, sin duda, uno de los mejores del mundo. Precisamente por lo que tiene de no gracioso. Ahí va. Un caballero avanza inquieto por la calle. Se encuentra con un amigo, que se extraña ante su malestar. El caballero se lo formula: quiere culminar una práctica sexual con su esposa, si bien le da corte exponérsela. El amigo le da una solución: “Cómprate un loro”. Luego, añade una serie de instrucciones. El caballero toma buena nota y, esa misma noche, vemos al caballero leyendo The Financial Times, en el lecho matrimonial. A su lado, su esposa, que lee Patria. En esto, la esposa finaliza el capítulo, cierra el libro, besa en la frente a su esposo y hace el gesto de apagar la luz de la mesita. Pero, de pronto, exclama: “¡Manolo, al pie de la cama hay un loro!”. El caballero, con toda la naturalidad del mundo, dobla el FT y dice: “Un loro, un loro, qué va a haber un loro. Tú lo que quieres es que te den pol XXXX”.
2- Sobre lo no gracioso. En la política –y en la vida, si toman decisiones equivocadas que aplacen la sinceridad y la operatividad–, un loro no es jamás un loro, sino algo que oculta un deseo inconfesable. Los loros en la política pueden ser de diversa calidad y tamaño. El tamaño de los loros es lo que prefigura una democracia chachi, chunga, o muy chunga. Ausencia de loro, o loro canijo, tipo periquito, chachi. Loro Godzilla, apaga y vámonos. La península es tierra de loros bravos. Y el loro bravo no sufre. Es el único que no sufre, de hecho. En el presente artículo les explico los loros de la Mesa de Diálogo, y su traducción a la vida conyugal. El diálogo entre loros es, por definición, imposible, por lo que es bueno disiparlos. ¿Cuáles son los loros de la Mesa de Loros y qué ocultan?
Entender que el 27% es Cat dibuja una esencia, no una sociedad. Lo que es, por otra parte, una dinámica común en las derechas esp. Y húngaras. Y eslovenas. Y turcas
3- ERC acude con los siguientes loros: a) amnistía y b) autodeterminación. A los que habría que agregar otro, implícito: c) la idea de que Cat es su Govern. Es decir, solo dos partidos y pico –el 27% del censo; en 2017 fue el 38%, para orientarnos–. Entender que el 27% es Cat dibuja una esencia, no una sociedad. Lo que es, por otra parte, una dinámica común en las derechas esp. Y húngaras. Y eslovenas. Y turcas. El loro c) es importante. Y descomunal. Permite a los partidos procesistas seguir ganando, vertebrando esencias. Es decir, victimismo. Pero ganar así les impide la victoria. El subidón. El 60%, una cifra mona para la indepe. Exemplum: esas dinámicas esencialistas permiten subir como la espuma a Vox, a la chita callando, y con un loro más discreto, apenas exhibido, pues ya le dan el loro masticado. Hay mucho Vox en Cat. Pero, a la vez, poco, lo que habla de una sociedad más cohesionada de lo querría el lorismo. Entre el loro de la idea de una catalanidad mística, uninacional, sufriente del procesismo, y el loro de una españolidad mística, uninacional, sufriente de Vox, hay un gran margen. Que posiblemente se llame Cat, esa cosa problemática, sometida a más tensiones de las que informan en la tele. Y con tendencia innata a defenderse ante esos dos nacionalismos gore hasta, snif, hace poco. Y sin representación en la mesa. Anyway. Los loros a) y b), a su vez, son puro Chicken Game. Terror de ERC a salirse del 27%. El grueso de la sociedad cat, en lo que es bonito e higiénico, estaba por los indultos. Es decir, veía una injusticia judicial, independientemente de ver en el procés la Biblia o un loro como un pino. Esas mayorías son importantes. Salvo en Cat, donde se desprecian. La a) amnistía era –es– un loro gigantesco para evitar una mayoría social –ante la que los presos tendrían que estar agradecidos; y pagarle una copa– con la que vertebrar la última campaña electoral cat. Creaba agravio y sufrimiento, e impedía ver que los presos también estaban a favor, como posesos, del indulto, a pesar de la épica vertida. La b) autodeterminación, entendida como un referéndum, tuvo su oportunidad. Antes de 2012, los futuros partidos procesistas la abortaron. Zas. Hicieron una consulta pactada –nada– en 2014. Y convirtieron las elecciones de 2015 en un referéndum. Un loro. Antidemocrático. Y que perdieron, por otra parte. La manifestación del 1-O, duramente reprimida por el piolinato, no fue un referéndum. Pero fue apropiada como tal por el procesismo. Es decir, que los que participamos en aquella manifestación fuimos engrosados en el pack loro y, por lo visto, creamos un mandato loro. Por eso mismo, por el terror a convertirse en loro cuando te acercas al procesismo, dudo que exista hoy una gran mayoría social a favor de ese loro. En 2017, por otra parte, se posibilitó la creación de las bases –directrices en Esp, y normativas en la UE; ser un genio en loros no significa ser un genio– para que nunca –nunca– hubiera un referéndum en Cat. Se dice rápido. Si exceptuamos los loros aludidos, ERC acude a la Mesa –eso espero, o no habrá mundo para tanto loro– con la agenda que ocultaba el procés, aquel loro que escondía un objeto con el que negociar con el Estado. Concretamente: a) el reconocimiento de nación, b) el blindaje de competencias –lingüísticas en la enseñanza, por ejemplo– y c) una nueva financiación –por inoperatividad loresca, ese pack lo lleva hoy día la Gene valenciana; al parecer, con cierta inteligencia–. O incluso, algo más básico y reconocido como pretensión por el presi Puigde a Bobo Craxi, en octubre del 2017: el Estatut de 2006, la versión minimal de todo lo anterior. No solo es asumible, sino que es poco. Diría que hay consenso social en Cat para todo ello. El resultado de las negociaciones, si lo hubiera, es lo que se votaría, en forma de referéndum. Tal vez sería un Estatut. Sería, en todo caso, EL referéndum. Del loro. Sobre la negociación por parte de ERC: un 27% no es un país. Pero sí una buena baza para negociar. Para negociar cosas que admitiría una mayoría social, si no se la lorea mucho. La pregunta es: ¿qué capacidad de negociación tiene un partido acostumbrado a mentir, y que negocia con el XXXX, por ejemplo la entrega gratuita de la presidència del Parlament a una trumpista, o un Govern de coalición con otro objeto trumpista? Ni idea. ERC no podrá negociar, en todo caso, si no destierra el concepto loro, anclado en su alma desde la etapa Junqueras, anterior al procés. Pero uno no cambia de dieta tan rápido. A mí me pasa con el Cardhu. En diez años no ha pasado nada en Cat. Salvo un loro. La negociación supondría para ERC la oportunidad de finalizar el periodo con algún éxito. Lo que no sólo sería un éxito, sino el único éxito. ERC, en fin, es un objeto necesario y, hasta hoy, afuncional, salvo para montar loros. Lo que no es un drama político, esa cosa que lo admite todo/loros, sino social.
4- JxC acude a la Mesa –o no acude; lo que da igual– con la intención de dinamitarla, parapetada tras el loro de a) amnistía y b) autodeterminación. De demostrar que el Gobierno jamás atenderá las demandas de Cat, siendo Cat un 27% innegociable. Puede hacer eso en la Mesa. O hacerlo sin Mesa, en los medios públicos y concertados. No ir a la Mesa es una crisis de Govern. Como una casa. Que, todo orienta a ello, no culminaría. El Govern, desde 2015, es un objeto sencillo, que consiste en su Presidència. Lo demás es paisaje. Lo que admite muchas tensiones, si no llegan arriba. Por otra parte, JxC necesita estar en el Govern, ese paisaje. No solo es el sustento de muchos líderes, sino de muchos cuadros y numerarios. Estar en el Govern es, además –y mientras Rusia se muera de risa cuando JxC le pida pasta; angelicos– la única fuente de financiación de ese partido nuevo. Eso es lo que esconde su loro. Un loro gigantesco, lo suficientemente grande como para ocultar también una derecha posfascista, racista, clasista, siempre latente en Cat, pero que Pujol contenía con una mirada severa o con una sonrisa luminosa. Entienden hoy esa contención como un tacticismo del pasado. Son los amos del trademark 27%, del que ERC tiene miedo de separarse, no sea que le arreen con la boina. Este 11S, a los líderes de ERC les arrearon con la boina. Gritos, insultos, intentos de aproximación sin ánimo de ósculo. Se trataba, todo apunta a ello, de votantes de JxC que, en las encuestas –insisto, positivas; hablan de una etapa finalizada, de heridas, de una voluntad de acuerdo y de cierta unidad social–, representan un porcentaje que nunca jamás hizo política, que se involucró en ella a tope con el procés, y que ahora engrosa la antipolítica. Hombres y mujeres bisonte. La esencia nacional perseguida e ignorada, que no toma el Congreso porque le regalan su presidencia. Si la Mesa funciona –es una de las dos posibilidades; concretamente, la menor–, JxC desaparecería del Govern y ERC aparecería como partido en su esplendor. La Mesa, en fin, además de lo que es y de lo que no es, seguirá siendo otra escena del combate entre ERC y CDC para ver quién se queda con el catalanismo.
Los 1.700 millones de euros de aeroport son un buen punto de partida para que esa Cat vuelva a tener Estado
5- El Gobierno acude a la Mesa con el loro de la CE78. Que, y esto es lo divertido, no existe. Su tramo autonómico y social, zas, se fundieron. Técnicamente, esto no es el R’78, sino otra cosa. Terminal o de largo recorrido –Esp contiene tantos temas acumulados sobre sus espaldas que es impredecible desde el siglo XVII; como así ha sido–. La CE78 es, esta mañana a primera hora, su interpretación. Que en ocasiones nada tiene que ver con el texto. Se interpreta en el TC, esa broma. Se interpreta en las sentencias de TS. En las de un juez de provincias. La interpreta el rey. Se interpreta en las declaraciones del pack PP-Vox-C’s. Y se se interpreta, más y mejor y con mayor intensidad, en los medios. También se interpreta, rápidamente, a tiempo real, por las FF.SS. La interpretación –el constitucionalismo; lo opuesto, en ocasiones, a lo constitucional– es tan severa y rolliza que resulta paralizante en el PSOE. El PSOE es respecto al constitucionalismo, en cierta medida –menor, si bien certera– lo que ERC ante el procesismo. Un rehén, si bien con más tablas y luces. Hablando de luces, es poco probable que el PSOE se atreva a aplicar, ante el recibo de la luz, el artículo 128 –constitucional, no constitucionalista–. Es poco probable, incluso, que se le ocurra –cosas de la Tercera Vía, la socialdemocracia que reconoce al neoliberalismo como animal de compañía; ERC también está ahí–. El procesismo, la capacidad de substituir la política por léxico, ha calado, por otra parte, en Esp. Era el maná que necesitaba para evitar políticas. Bueno, tras ese loro, PSOE acude sabiendo que no habrá reforma constitucional en tu XXXX vida. Que nunca habrá mayorías para ello. Pero, con imaginación, puede haber detalles en el reconocimiento nacional. Simbólicos, me temo. Como todo en el procés. Se le puede llamar al próximo Estatut, por ejemplo, Constitució. Todo lo demás es impredecible. E, incluso eso, contará en su contra con el deep state. El PSOE acude también con la idea de que la Mesa, por sí sola, ocasione cambios. Reeditar la sociovergencia con ERC. No es tan descabellado. Con lo del aeroport estuvieron a punto. Falló el ya tradicional cague de ERC. Que puede no fallar en la próxima. El procés también fue el quejío de una clase política, que se quedó, de repente, sin Estado. Esto es, sin negocios. Los 1.700 millones de euros de aeroport son un buen punto de partida para que esa Cat vuelva a tener Estado. En la Mesa planeará otro combate. La batalla de BCN. Por su Ajuntament. Compiten, contra Comuns, ERC y PSC. Cierto buen rollo sería muy bueno para el PSC.
6- Hay dos problemas en Cat. Uno es el problema Cat, más viejo que el cáñamo. Igual lo aborda la Mesa, sin bordarlo. El otro es el Loro. El abuso propagandístico con el que se ha intentado solucionar dos crisis económicas, una de ellas, además, sanitaria, en Cat. Ha ocasionado serias heridas sociales. Se tendrá que solucionar en otra Mesa. En casa, en la de los amigos, en la de los desconocidos. O estamos perdidos en Cat. Les hablo de ello otro día.
1- El chiste del loro es, sin duda, uno de los mejores del mundo. Precisamente por lo que tiene de no gracioso. Ahí va. Un caballero avanza inquieto por la calle. Se encuentra con un amigo, que se extraña ante su malestar. El caballero se lo formula: quiere culminar una práctica sexual con su...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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