-  PALABRAS PARA DESPUÉS DE UNA JUERGA. Esta semana se inauguró el año judicial, un hecho carente de importancia. Es importante porque a) siempre se ha considerado importante, y porque b) es uno de los puntos anuales en los que habla el rey. El rey, no obstante, no habla desde 2017, cuando habló más de la cuenta, tras presentar, por iniciativa propia, un discurso al Gobierno, sobre lo de Cat, y el Gobierno/Rajoy se lo refrendó. Dando lugar a que cosas, como la apertura del año judicial, no importen un pito. Con los Gobiernos Sánchez, al rey solo se le refrendan discursos de Miss América. Buen rollo y todo eso. Ni siquiera podría tomar la palabra en una reuni de la AMPA de Gales, para quejarse de que a mi niña no le gustan los guisantes, y todas esas cosas que se dicen en una reuni de la AMPAZzzzz. En la ausencia, en la insustancia de los discursos del rey, hay que evaluar los discursos de todo lo que potenció el rey con su discurso del 3-O. En este caso, es sustancioso el discurso de Lesmes, presi del CGPJ y del TS, esas instituciones que perdieron su neutralidad a lo largo de un periplo largo en el tiempo, iniciado oficialmente en los 90, y en el que, en un momento dado, apareció por ahí un discurso de un rey. Se dice rápido.

-  LA LESMESIDAD. El discurso de Lesmes en la solemne apertura de etc. es, por tanto, importante. Lo es si lo reducimos a sus ejes léxicos –en el postmodern, lo importante es lo superfluo; el léxico–. Lesmes vertió dos conceptos importantes, que pueden explicarlo todo. Pueden explicar el mercado del léxico. Pueden explicar el léxico de esa derecha-extrema derecha, que engloba dos partidos y pico, instituciones como el CGPJ, o como, al parecer –y hasta que no haya un discurso refrendado que lo refrende–, una Jefatura del Estado. Y una cosa más nebulosa, y profunda, denominada Deep State, y a la que le interesan determinados puntos del pack democracia, mientras que otros le interesan poco, nada, o nada en absoluto. Las dos aportaciones léxicas de Lesmes encierran y explican y aluden a la democracia deseada –por el pack Lesmes– y al rol de la monarquía –según el pack Lesmes–. Y son, como ya habrán adivinado: “patriotismo constitucional” y “concordia”.

Ampliar el nacimiento de la monarquía esp 100 años es importante. Permite observar que es ya un oficio, por lo que requiere el conocimiento de ese oficio. Se aprende en casa, como todo

-  EL PATRIOTISMO ETC. Se trata de un concepto de Jürgen Habermas, miembro de la segunda ola de la Escuela de Frankfurt, razón por la que dan ganas de abrazar el concepto e irse de copas con él. Es un concepto, además, postnacionalista, que alude, en una democracia avanzada, a la transformación del patriotismo en, simplemente, fidelidad constitucional, cumplimiento del derecho democrático sin aspavientos. Pero por aquí abajo no tenemos nada de todo eso. Salvo aspavientos. Por lo que el concepto debe aludir, por fuerza, a otro concepto. De hecho, es un concepto incorporado al léxico político local por Aznar, en su segunda legislatura. Con poca fortuna, y eso que, en aquella época, el PP emitía léxico afortunado por un tubo. Entraba, en todo caso, dentro de un pack nutrido de construcciones que venían adjetivadas con la palabra constitucional. La sensación es que se podía haber creado el concepto ‘bikini constitucional’. Que hubiera sido un burka. La razón: con tanto ‘constitucional’, simplemente, se abordaba el rapto del concepto constitucional –fue fácil y sencillo; no hubo resistencia; la cultura esp democrática estaba creada de serie para obedecer al Gobierno de turno, que podía marcar el límite de lo democrático con cierta libertad–, en el que se vertía de todo, siempre que después agregaras el palabro constitucional. En términos generales, se vertían conceptos pre-constitucionales o a-constitucionales. ‘Patriotismo Constitucional’, de esta forma, venía a significar ‘Patriotismo’. A palo seco. Un patriotismo anterior, glups, al concepto ‘constitución’, ese estado de ánimo. Cuando Lesmes utiliza el concepto ‘Patriotismo Constitucional’ está apelando a una lógica patriótica que está por encima de la democracia. Normalizada. Cotidianizada. Está diciendo lo contrario que diría Habermas. Está poniendo la cabeza de un caballo en la cama de Habermas. Y, más para acá, y de forma más concreta, está diciendo que no es importante la renovación del CGPJ –si lo fuera, de hecho, dimitiría, y no daría discursos inaugurales de algo que no existe, que se incendió, y que, como sucedió con el edificio del Reichstag, tardará muchas décadas en ser reconstruido–. Que hay valores superiores a la ley, pero que si se buscan bien, y se omite el marco europeo, pueden aparecer en la ley. Que –esta semana, septiembre del 2021– no está claro que no se admitan a trámite los recursos, patriótico-constitucionales, a los indultos. Y que el vértice de las dos y pico derechas españolas es un concepto de Aznar. Es decir, es Aznar.

- CONCORDIA. Concordia es una palabra que me trae loco. Apareció, por todo lo alto, en el discurso del rey del 3-O. Como quién no quiere la cosa. Puede ser anterior. Desde entonces lo ha hecho suyo Vox, PP y C’s. En ocasiones lo ha emitido, siempre aludiendo a Cat, Sánchez. Por lo que escucho, cada vez menos –puedo equivocarme–, lo que puede ilustrar que Sánchez empieza a ver que ese concepto no es suyo y sólo conduce a un punto. A sus emisores: rey, PP, Vox, C’s. ¿Qué es ‘Concordia’? Supongo que, en algún grado, es la monarquía. Es decir, la autopercepción que la monarquía tiene de sí misma. La monarquía esp es joven. Según la CE78, es de 1978. Una instauración, no una reinstauración. Según los hechos y dinámicas, sigue siendo joven. Pero no tanto. Es de 1876. La Constitución de la Restauración. Ampliar el nacimiento de la monarquía esp 100 años es importante. Permite observar que, no siendo antigua, es ya un oficio, varias veces transmitido, por lo que requiere el conocimiento de ese oficio. No se aprende en Gales. Se aprende en casa, como todo. Sea lo que sea ese oficio, no precisa subordinación a la Ley o al Fisco, no precisa control por parte de otros poderes, no excluye otros oficios, no precisa ejemplaridad, no precisa intervenir para solventar incendios en instituciones. Precisa, únicamente, ‘Concordia’. ‘Concordia’, en un oficio de siglo y pico, no ha significado, por tanto, libertad, compromiso, democracia. ‘Concordia’, que aún no sé lo que significa, puede significar vamos-a-llevarnos-bien. Lo que puede significar, a su vez, una amenaza. A quién no se porte bien. ‘Concordia’ es ir tirando. Sin garantías. Como desde 1876. Puede ser una forma de agrupar. Por lo visto, al ‘Patriotismo constitucional’.