La vita nuova
Una giornata particolare
El Tribunal italiano dejó libre a Puigde. Sin cautelares. Libre a tutiplén. Tiene que declarar otra vez el 4-O. Pero puede hacerlo presencialmente o por Zoom. O por Glovo. Llarena, el TS, ha vuelto a hacer el ridi.
Guillem Martínez 26/09/2021
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LOS HECHOS. El pasado jueves, el ordenador Hal 9000, que vela en la zona Schengen para alertar de la presencia en un vuelo de un estafador, un vocal del CGPJ, un rey emérito, se puso al rojo vivo, y comunicó a la poli italiana que les venía un paquete guapo, un max-mix, a Cerdeña. Era Puigdemont, que fue detenido en modo siglo XXI, de forma automática y por imperativo informático. Eso es importante. Es posible que la poli italiana ni siquiera supiera a quién detenía. El vicepresidente del Senato, Roberto Calderoli –Lega–, hizo intuir eso cuando emitió, off the record, un resumen de ese día –informa La Repubblica–, en estos términos épicos y solemnes: “Hemos pisado una XXXXXX. Ahora es preciso comprender de quién era el pie” –como dijo Navajero a Garcilaso en Granada, todo suena mejor en italiano: “Abbiamo pestato una merda. Ora bisogna capire di chi è il piede”–. Puigde, en efecto, había realizado viajes anteriormente a otros países Schengen. Por ejemplo, a Francia. Lo que explica que los hizo en coche, moto, o patinete, pero no en avión. O que alguien en Francia, simplemente, decidió desconectar a Hal, y no calpestare la merda. De la parábola francesa e italiana se colige, hermanos, que había una merda, latente, en cada uno de esos desplazamientos del presi emérito. Esa merda –imagen poética con la que el rapsoda Calderoli alude a un objeto apestoso y que nadie quiere ver de cerca cuando está fuera de su lugar previsto– era una ODE –orden de detención europea–, emitida por Llarena en 2019, tras la sentencia del juicio Procés. ¿Por qué una ODE puede llegar a ser, ejem, un objeto apestoso y etc.? Porque, en efecto, está lejos de su lugar previsto. De hecho, no había lugar para esa ODE.
LOS DES-HECHOS. En marzo de 2020, cuando Llarena emite una cuestión prejudicial al TJUE, para ver si a la decimonona puede empurar a Puigde, la abogacía del Estado sobreentiende, y así se lo comunica al TJUE, que quedan suspendidas las ODE al respecto, en tanto es recomendación –es decir, doctrina– del TJUE que así suceda mientras haya una cuestión prejudicial pendiente. El TGUE (Tribunal General de la UE) –para que no se líen: el TJUE deslocalizado, para no colapsarse de curro– asume por escrito ese posicionamiento del Estado Esp en julio del 2020. La detención de Puigde en Cerdeña explica, por tanto, que una región del Estado no obedeció al Estado, ni a la Justicia europea, y mantuvo vivito y coleando un objeto apestoso y que nadie quiere ver de cerca, etc –una merda, según el poeta Calderoli–. Se dice rápido. Y eso no es celo, sentido del deber, o eliottnesscisismo, sino, siendo simpático, un puenteo al Estado y al TJUE. Lo que explica el Deep State, una región del Estado que actúa por su cuenta y sin riesgo. Llarena, en efecto, en tanto que emisor de la ODE, es el responsable de congelarla o retirarla. Y que, como parte del pack Montesquieu –Dios, me ha dado la risa; me voy al WC y ahora vuelvo; ya he vuelto; no, no puedo; vuelvo al WC–, es un poder independiente. Pero no es menos cierto, sino tal vez lo es más, que Llarena, por jerarquía judicial, está por debajo del TJUE, al que está sometido. En todo caso, el Tribunal italiano que el próximo 4-O deberá decidir si europeiza o llareniza el caso –explicado así, ya no hay color–, tan solo debe enfrentarse a dos doctrinas: doctrina a), la del TJUE/Abogacía del Estado/Gobierno/Estado Esp, y a la doctrina b), de Llarena/TS/el Constitucionalismo/los postfacismos locales/lo iliberal/el Deep State.
Y, aunque todo puede pasar en la vida –y más en un tribunal–, es –hoy– poco probable que pase b). De hecho, tras pernoctar en la trena, el Tribunal italiano del ramo dejó libre a Puigde. Sin cautelares. Es decir, libre a tutiplén. Tiene que declarar otra vez el 4-O. Pero puede hacerlo presencialmente o por Zoom. O por Glovo. Lo que es un indicio de la doctrina a). Llarena, el TS, ha vuelto a hacer el ridi. Llarena/TS está a 2 ridis de tener su propia serie de dibujos animados.
LO QUE PASÓ. El interés de describir el procés y el Deep State es a) ningunoZzzzzzz, a estas alturas. Y b) describir dos accesos locales a lo iliberal en Europa. El Deep State quedó así descrito ayer. Es un objeto que, tras la orden televisada del rey el 3-O –algo que no puede hacer; Rajoy le refrendó aquel discurso no solicitado– se puso en movimiento. Llarena, como instructor del caso, elaboró una irreal tipificación de un delito de rebelión. Algo solo necesario para juzgar el caso en el TS, y no en el TSJC, donde estaban aforados los acusados. Tras un juicio televisado –es decir, moderado; verbigracia: nadie se tiró un pedote–, el TS elaboró una sentencia desmesurada –y entendida así por dos voces del TC; ojo–. Por sedición –wala–, desobediencia y malversación –escasamente probada; costará encontrar esa bicha, por cierto, en la Gene o en la CAM, esos profesionales–. La sentencia acabará en el TEDH, que no acostumbra a poner el mundo del revés. Pero sí a dar capones. Es importante que Llarena no haya podido extraditar ni al gato. Lo que explica el carácter local, inexportable, de lo acaecido en el TS. Es también importante que Llarena se haya negado a optar por el único delito que hubiera supuesto la extradición efectiva: malversación. Delito que supondría poca o nula condena de cárcel. Lo que explica lo pretendido desde el TS como un castigo ejemplificador. Es decir, algo alejado de la justicia, la penalización de una actitud antes que de un delito. Lo que nos lleva a hablar del procés. Es una actitud y un corpus que no emite políticas en la dirección anunciada. Un territorio europeo no puede ser indepe por la Carta de la ONU sino por la sincronía de tres planetas: a) una mayoría social, b) un reconocimiento internacional y c) una declaración gubernamental. La originalidad del procés es que declaró a) y b), que no se declaran, sino que se consiguen, y no declaró –de lo que se cuidó mucho– c). Lo que explica un proceso meramente propagandístico, también sustentado en mitos, que progresivamente –los mitos los carga el diablo, y más cuando se gangrenan y nadie tiene la valentía de descargarlos– se orientan hacia cosmovisiones posfacistas. Importante, desde el TEDH se ha calificado al procesismo, a todas esas dinámicas que mezclan propaganda, desinformación, triquiñuela y una Llei de Transició iliberal –nunca aplicada–, como algo alejado de la cultura democrática. Un tribunal escocés, hace poco, se desentendió del caso de una exiliada frente a Llarena. El fiscal aludió a una “ruptura de confianza” ante la exiliada, que es lo peor que te puede decir un señor con peluca. No son fiables. No son Mandela. Por lo mismo que el Deep State: constitucionalista no es siempre constitucional. Ni siquiera democrático. Importante: la ultraderecha italiana estuvo dividida en la jornada particular del viernes: mientras Salvini apoyaba a Puigde, Fratelli d’Italia se aproximaba a posicionamientos Vox. Lo que no solo dibuja a las extremas derechas italianas, sino a las de por aquí.
LO QUE NO PASÓ. Ayer pasaron cosas que pasan desde hace años. Es importante, por tanto, lo que no pasó. Muy importante, incluso. El Gobierno/Sánchez dijo lo que tenía que decir. Que Puigde debería ser juzgado y bla-bla-bla. Pero no sacó a diestro y siniestro la CE78, ese cadáver. Habló de diálogo con la Gene. A su vez, Aragonès dijo lo que tenía que decir, en una declaración pactada con JxC. Que la única solución es la amnistía y la autodeterminación –ya no utilizan el palabro indepe; un indicio– y bla-bla-bla. Pero ERC se encargó de dejar claro que la Mesa tira palante. Es decir, tanto en el Gobierno como en la Gene/ERC se disciernen y se omiten los Deeps que cada uno carga. El Gobierno resistió a la Caverna, y ERC resistió la invitación furiosa del Deep State y del procesismo Deep para enviar la Mesa a paseo. La Mesa, en fin, no quedó erosionada. Por lo demás, el pack procesismo Deep salió a la calle, a lo bestia, como cuando Puigde fue detenido en Alemania. En aquel momento fueron unas 50.000 personas. El viernes, menos de 1.000. ERC estuvo un tanto de perfil en esa mani de, por lo que vi, pensionistas y algún cupero. Aragonès fue a Cerdeña, a presentar sus bla-bla-bla al emérito. Lo hizo en barco. Con la calma. Y porque no podía ir en optimus. Otra cosa importante: en la mani, líderes de JxC increparon a los Mossos, ese cuerpo que, de repente, encuentran represivo, y minions procesistas increparon a TV3, ese órgano propagandístico Deep que encuentran, de repente, moderado. Lo que explica el Deep cat, su poética antipolítica y vertical actual. Otro aspecto importante de la giornata es que PP –en este momento constante, si bien puntualmente debilucho ante la presión europea para mover ficha en el CGPJ, una de las madres del cordero– estuvo también en modo bla-bla-bla, sin grandes ni efectivas escenografías. Vox, como JxC, estuvo en su salsa y disfrutó de otra mañana con olor a napalm.
LO QUE PASA. Por la noche hubo en BCN botellón de 40.000 personas. Lo que ya no es un botellón, sino un mosaico humano de Kim II Sung. Finalizó con protestas antipoliciales y destrozos. Es una dinámica pospandémica –o quítenle el post– en progresión desde hace meses, que está cristalizando. Son jóvenes. Con un secreto. Que desconozco. Espero que lo conozcan ellos. Ese secreto, sea cual sea, explica que esto ya es otra época. Y, lo anterior, pasado.
LOS HECHOS. El pasado jueves, el ordenador Hal 9000, que vela en la zona Schengen para alertar de la presencia en un vuelo de un estafador, un vocal del CGPJ, un rey emérito, se puso al rojo vivo, y comunicó a la poli italiana que les venía un paquete guapo, un max-mix, a Cerdeña. Era...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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