LAVORARE CON LENTEZZA
¿Se puede reformar la Constitución?
El PSOE y el PP no tienen hoy ningún incentivo para llegar a un acuerdo. Pero ojo, la tensión constituyente está ahí. Y lo que está en el subsuelo de las estructuras ideológicas de las sociedades siempre acaba apareciendo
Pablo Iglesias 6/12/2021
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Si el PSOE y el PP se ponen de acuerdo claro que se puede. Se pusieron de acuerdo para reformar el artículo 135 y también para aplicar el 155. Y no fue poca cosa. ¿Se volverán a poner de acuerdo para una reforma constitucional? Lo dudo, pero fíjense que eso no cambia para nada la tensión constituyente que vive España. Déjenme explicarme.
La Constitución del 78 fue el resultado de lo que Vázquez Montalbán llamó correlación de debilidades entre las élites políticas de la oposición democrática (que deseaban que España recuperase la democracia) y una parte de las élites políticas franquistas (que deseaban que España contara con un sistema político homologable a los de Europa occidental). No hace falta que yo les recuerde que la parte más débil de la correlación eran los partidos opositores a la dictadura. Esa misma correlación fue la que se hizo valer con la llamada Ley de Amnistía (pero de eso ya hablamos otro día).
Aunque la Constitución del 78 era menos avanzada en algunos aspectos que la republicana del 31, sí tuvo detrás el apoyo de más sectores políticos. Colocaba al heredero de Franco en la jefatura del Estado en el centro del texto (la palabra “Rey” aparece 42 veces y aparece además el nombre de “Juan Carlos I”) y eso sin duda satisfizo a las élites conservadoras. Pero la Constitución contaba también con elementos progresistas de justicia social, hasta cierto punto inspirados en el antifascismo social de las constituciones italiana y alemana (la Ley Fundamental de Bonn) de posguerra. La Constitución del 78 reconoce la función social de la propiedad, somete la libertad de empresa a las exigencias de la planificación, reconoce la iniciativa pública en la actividad económica, admite la posibilidad de reserva de sectores estratégicos al sector público y permite, en su mítico artículo 128, la intervención de empresas. Contiene tres niveles de derechos sociales según su protección jurídica. En el primero de ellos (el único realmente relevante) aparecen derechos sociales reconocidos como fundamentales, como la educación, la libertad sindical y el derecho de huelga. Después, ya de una forma más declarativa, aparecen el derecho al trabajo, a la negociación colectiva y el derecho a adoptar medidas en el conflicto colectivo. Y por último, como mandatos generales al legislador, encontramos la salud laboral, la cultura, la seguridad social y la protección frente al desempleo, el medio ambiente, la vivienda y las pensiones. Podría decirse que la Constitución del 78 apuesta por un modelo de economía mixta en teoría incompatible con el neoliberalismo que se impuso por la vía de los hechos (y de la reforma del artículo 135). Pero es un hecho también que la jurisprudencia del Tribunal Constitucional devaluó la protección de los derechos sociales de la norma fundamental. Pero incluso a pesar de ello, como explicaba Anguita hace años, la Constitución puede ser reivindicada por la izquierda como guía de gobierno y como instrumento de resistencia frente a los ataques a los derechos sociales.
A partir de aquí se plantean algunas preguntas de actualidad. ¿Tiene algo que ver la correlación de fuerzas partidarias actual con la de 1978? Absolutamente nada. ¿Ha cambiado el contexto europeo desde entonces? Mucho ¿Desean “los españoles” que se hagan reformas? El CIS de 2018 decía que sí y, en general, se trataba de reformas progresistas ¿Tendría sentido que el empuje histórico del feminismo y el ecologismo se notaran en el texto constitucional? Todo el sentido ¿Está agotado el Estado Autonómico? A la vista de los hechos, que van desde las tensiones plurinacionales a los problemas de la España vaciada, parece obvio que sí ¿Se va a reformar la Constitución? Les vuelvo a insistir en que no. El PSOE y el PP no tienen hoy ningún incentivo para llegar a un acuerdo a la vista de los bloques que ambos, de momento, lideran.
Pero ojo, que no se pueda reformar no es contradictorio con una evidencia que revela el hecho de que el CIS ya no pregunte por la reforma y tampoco por la monarquía: la tensión constituyente está ahí. Y lo que está en el subsuelo de las estructuras ideológicas de las sociedades siempre acaba apareciendo.
Si el PSOE y el PP se ponen de acuerdo claro que se puede. Se pusieron de acuerdo para reformar el artículo 135 y también para aplicar el 155. Y no fue poca cosa. ¿Se volverán a poner de acuerdo para una reforma constitucional? Lo dudo, pero fíjense que eso no cambia para nada la tensión constituyente...
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Pablo Iglesias
Es doctor por la Complutense, universidad por la que se licenció en Derecho y Ciencias Políticas. En 2013 recibió el premio de periodismo La Lupa. Fue secretario general de Podemos y vicepresidente segundo del Gobierno.
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