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El Atleti ha ganado en Pamplona un partido que necesitaba y que quizá no vaya a tener el valor que debería tener. Ganar parecía lo normal y no ganar es lo que realmente hubiese generado un nuevo drama. Al final todo es cuestión de perspectiva. Del sistema de referencia que utilices. Hubo un tiempo, lo juro, en el que los entrenadores del Atlético de Madrid decían que empatar fuera de casa era ganar un punto. Hoy ese mismo resultado significa perder dos. Hubo un tiempo, lo juro, en el que el presidente del Atlético de Madrid decía que el objetivo del equipo era hacer un buen papel, que era su forma de decir que necesitaban ser sextos y entrar en alguna competición UEFA. Hoy resulta que todo lo que no sea entrar en Champions será un fracaso. Y está bien que sea así, no me malinterpreten, pero nadie se cuestionaba entonces, de puertas para fuera, que aquello fuese mediocre o impropio de este club. Por eso me duele ver a los fusileros de la exigencia disparando precisamente al que ha cambiado el discurso. Como si eso no fuese mucho más importante que una simple mala racha deportiva. Creo que el Atleti debe aferrarse a su propio sistema de referencia y olvidarse del que los demás le intentan imponer. Y aunque, como decía el escritor americano Thorton Wilder, es difícil dejar de convertirse en la persona que los demás creen que uno es, habrá que intentarlo.
El equipo de Simeone saltó al campo con un 4-4-2 reconocible, intenso, con mejor actitud que otras veces y bien colocado
Veníamos de una situación tan desoladora, que la primera parte del Osasuna-Atleti tuvo para el Atlético de Madrid el mismo efecto que un trago de ambrosía. Sobre todo los primeros minutos. Sí, porque sin ánimo de querer exagerar, el equipo de Simeone saltó al campo con un 4-4-2 reconocible, intenso, con mejor actitud que otras veces y bien colocado. Es verdad que los goles tienen en el fútbol el mismo efecto que las lentes oculares en el universo de la óptica y por eso, cuando aparecen, consiguen corregir cualquier miopía que tuviese el equipo. Un saque de esquina muy cerrado, peleado por Luis Suárez en el área pequeña, fue lo que provocó un mal despeje de Herrera que recogió la pierna derecha de João Félix para abrir el marcador.
A diferencia de otras veces, el gol no sirvió para desestabilizar al cuadro colchonero, sino que pareció asentarlo. Sin alharacas, igualó la intensidad de Osasuna, fue solidario en el esfuerzo y trató de manejar el balón mucho mejor que otras veces. Gran parte de culpa de esa buena imagen la tiene el buen hacer de Héctor Herrera, que es un jugador más que interesante cuando logra mantenerse en el ritmo que marca el partido.
El Atleti parecía controlar el juego y al rival, pero Simeone decidió tocar el esquema moviendo a Reinildo como tercer central y llevando a Carrasco al lateral izquierdo. Y aunque es cierto que apenas recibió ocasiones en contra, mi sensación es que el equipo se alejó del balón y pasó los últimos minutos de la primera parte más pendiente de la defensa que de otra cosa.
La segunda parte siguió por esos mismos derroteros, con un un Atleti en bloque bajo y un Osasuna intentando abrir el campo y jugando en zona rival. Los Moncayola y compañía ganaron el mediocampo y se hicieron con la posesión del balón. El panorama no parecía muy optimista para los rojiblancos, pero ocurrió exactamente lo contrario. El partido acabó cristalizando en epifanía colchonera. Una especie de viaje al pasado en el que vimos los ejes históricos que habían llevado al equipo de Simeone hasta el lugar que ocupa hoy: rigor defensivo, generosidad táctica y efectividad.
Porque cuando uno no comete errores, se agarra a lo que sabe hacer e iguala el tono físico del rival, lo que desequilibra los partidos acaba siendo la calidad de los jugadores. De eso, aunque alguno no lo crea, el Atleti tiene bastante. Basta con ver el segundo gol de los colchoneros. Un prodigio de habilidad, talento y fútbol. Un rechace en el área del Atleti que llega al entorno de João Félix, que con un único toque prodigioso habilitó a Luis Suárez para que, con un único toque igualmente prodigioso, metiera el balón en la portería desde casi el centro del campo. Pocos equipos tienen futbolistas capaces de hacer ese gol. Piénsenlo.
Los rojiblancos defendieron igual que un equipo que sabe defender, dejando la portería a cero, con un Oblak imperial
A partir de ahí fue como si asistiésemos a un capítulo de una serie antigua. Los rojiblancos defendiendo igual que un equipo que sabe defender, dejando la portería a cero, creo que por primera vez en toda la Liga, con un Oblak imperial (otra vez) y mordiendo cada vez que llegaron a portería rival. Correa fue el encargado de rubricar el marcador cruzando un balón que le había puesto Koke, después de que la jugada hubiese sido iniciada por el canterano Serrano.
Sin echar las campanas al vuelo, siendo consciente que el partido se gana teniendo una eficacia máxima y eclipsando con sudor muchas de las carencias que sigue teniendo el equipo, destaco algunas cosas que me parecen interesantes. Los centrales titulares dan seguridad, pero si el equipo defiende bien, Felipe y Hermoso también defienden bien. La pareja Herrera y Koke es seguramente lo mejor que tenemos en el centro del campo. Eso condiciona que el juego sea lento y si el rival aumenta el ritmo se pierde el control, pero es lo que hay. João Félix, con lo bueno y con lo malo, es un jugador letal que interesa que esté en el campo. Cuando él está pasan cosas. Serrano tiene una pinta estupenda. Yo tendría cero prisas con él.
Decíamos ayer que la nube negra se iría cuando el equipo enganche unas cuantas victorias seguidas. Bien, ya tenemos una. Por eso quizá sea mejor pensar en la siguiente. ¿Para qué vamos a buscar esquinas afiladas en un partido que se ha ganado? ¿Qué sentido tendría acudir al siguiente con cortes en la extremidades?
El Atleti ha ganado en Pamplona un partido que necesitaba y que quizá no vaya a tener el valor que debería tener. Ganar parecía lo normal y no ganar es lo que realmente hubiese generado un nuevo drama. Al final todo es cuestión de perspectiva. Del sistema de referencia que utilices. Hubo un tiempo, lo...
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