1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

SOSPECHAD

Las cosas que no cuadran

El pensamiento crítico no es contrapropaganda, es pluralidad, son contradicciones, es la vida misma, la guerra misma, y de seguir ahogándole, brotará en formas mucho más turbulentas, y es ahí donde nacen los monstruos

Irene Zugasti 5/04/2022

<p>Lanzadera</p>

Lanzadera

La boca del logo

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Más allá del celebrado periodismo de datos, del fact checking, de las infografías y de los informes oficiales, hay una sana y viejísima forma de interpretar el mundo, que los feminismos conocen bien: se trata de la sospecha. La sospecha como metodología de investigación, la sospecha como incómoda inquietud, la sospecha como ejercicio de resistencia.

Sospechar, dice el diccionario, es “imaginar o suponer una cosa, generalmente negativa, a partir de conjeturas fundadas en ciertos indicios o señales”. Ricoeur hablaba de la “hermenéutica de la sospecha” para referirse a las filosofías críticas que recelaron del orden y las verdades universales que regían el mundo y demostraron así los intereses y estructuras que lo apuntalaban. En algunos casos, además de interpretarlo, lucharon por cambiarlo. Y con ese mismo ejercicio de la sospecha cuestionamos dioses, estamentos, liderazgos, privilegios, géneros, razas o fronteras, especialmente nosotras, que aprendimos a narrarnos y a quebrar esas verdades absolutas. 

Pero hay otra sospecha más cotidiana, más irracional y mundana, esa que sale de la entraña o de la mosquita tras las orejas, esa que dice “oye, esto no me cuadra”. Y no sé vosotras, pero yo, cuando mis paisanas, mis vecinas, mis amigas me dicen que algo no les termina de encajar, suelo hacerles caso, o al menos, poner en cuarentena la cuestión. Y si la que recela es mi madre, cuyas suspicacias tantas veces he despreciado, o hasta rebatido como gata panza arriba, pues con más razón. Porque lo que a menudo no le cuadraba resultó ser bastante decepcionante: ese novio, ese trabajo o esa dieta, por ejemplo. Mamá, la historia te absolverá.

Precisamente fue ella la primera en decirme que, con esto de Ucrania, algo no le cuadraba. Lo dijo frente al televisor, con el telediario a medias, en lo que acabó siendo una acalorada sobremesa sobre armamento y sanciones, como supongo, ocurriera en muchas casas. También lo he escuchado en el trabajo, en un taxi, en los grupos de Whatsapp, o en el descansillo, cuando vi a mi vecina cargar con demasiados bricks de leche semidesnatada. Lo he oído en las preguntas del público en las charlas sobre Ucrania a las que acudo, que se abarrotan para escuchar otras versiones, disidentes, o por lo menos, diferentes. Hay quien plantea bajito esas preguntas, en la intimidad, en la confianza, porque sospecha que, en este tema, precisamente, no hay espacio para sospechas. Aunque nazcan de la experiencia, o del conocimiento, o de la observación. Pero el caso es que hay cosas que no, que no cuadran.

¿Quién manda en nuestra compasión, nuestra culpa, nuestra ternura, nuestro dolor? ¿Dónde teníamos guardada toda esa generosidad?

No cuadra que en pocas semanas los Estados europeos hayan sido capaces de construir una admirable arquitectura de acogida para cientos de miles de personas, proporcionando alojamiento, protección internacional, escolarizaciones y servicios con una diligencia ejemplar. Porque, ¿no son esos los mismos Estados que avalan la devolución y rechazo de personas en la frontera sur?, ¿los que tuvieron a miles de refugiadas que huían de la guerra en Siria durmiendo durante meses en sus parques y bajo sus puentes, mientras se los repartían como a una incómoda patata caliente?, ¿no son ellos los de la contención frente a la inclusión, los que aumentan el presupuesto de Frontex para blindar de la barbarie las lindes de nuestro europeo jardín?

Tampoco cuadra esta inusitada solidaridad ciudadana, tan coral, tan abrumadora. ¿Quién manda en nuestra compasión, nuestra culpa, nuestra ternura, nuestro dolor? ¿Dónde teníamos guardada toda esa generosidad para abrir nuestros hogares, para poner nuestras manos y nuestros recursos? Quisiera pensar que nos mueve la empatía y no el programa de Ana Rosa, porque nos arriesgamos a padecer de una gran ceguera. Nos requieren con urgencia las ONG, (hasta las que nunca estuvieron allí), la app del banco, el AMPA del cole, el chef José Andrés, mi asociación de vecinas, el espontáneo que se ha ido con la furgoneta a recoger a no sabe quién no sabe dónde, los de la alfombra roja de los Oscar, una empresa de patatas en León, o Cayetano Rivera, que está salvando niños en Polonia. Y por supuesto, respondemos. Prefiero pensar que no se trata sólo de la empatía de la blanquitud –de hecho, gran parte de Centroeuropa es profundamente racista con las personas eslavas–, sino de una verdadera vocación de ayuda ante la injusticia y quienes la padecen. Pero me pregunto por qué hay dramas que se nos exponen en toda su crudeza, como este, y otros que no queremos, no podemos, o no nos dejan ver, aunque estén bien cerquita, en el Estrecho, o en nuestro barrio. Como esos tres millones de pobres que no veía Ossorio, el consejero de Educación de la Comunidad de Madrid. Ojalá a quienes gestionan tan enorme e inédita solidaridad les cuadren también las cuentas.

No cuadra tampoco –sospecho– que se nos exponga cada día a una épica de honor y valor militar como si se tratara de un parte de guerra del siglo pasado. En nuestro propio suelo bien sabemos lo que significa dar alas a eso de luchar por la nación y alimentar la retórica de la venganza de los señores con pistolitas. No cuadran tantas loas a un ejército en el que los hombres no tienen alternativa a luchar porque una ley marcial así lo impone, y en el que la extrema derecha inflige su discurso que, lejos de ser residual, ha emponzoñado las instituciones y la memoria ucraniana. No cuadra el interés en ignorar deliberadamente el hecho de que una parte considerable del legítimo nacionalismo ucraniano se ha envenenado por el camino, peligrosamente apegado a la ideología nacional socialista, disuelto en un difuso revoltijo de tradicionalismo, patriotismo y supremacismo donde acaban por desdibujarse las líneas de lo tolerable, hasta no saber cuál es el lado bueno de la Historia. Así lo reportaban, hasta no hace mucho, informes y medios de todo el mundo, pero entonces Ucrania era una estepa remota más allá del Muro. Ah, y lo de Zozulya. Eso tampoco cuadra.

No cuadra, por lo tanto, –conjeturo– que la Unión Europea plantee incluir por la puerta de atrás un país que dista de ser una democracia alineada con sus valores (ni siquiera el cacareado índice de The Economist la considera así). El “útero de Europa” que gesta los bebés blancos de occidente a costa de los cuerpos de las mujeres, un país donde las personas LGTBIQ+ son acosadas y perseguidas, donde la población romaní está siendo atada a farolas sufriendo pogromos y linchamientos, donde se multiplican, desde que empezara la guerra en 2014 las razias y las vendettas entre comunidades. Nos suena, ¿verdad? Recordemos que también en el refugio y el exilio operan privilegios, y me pregunto si todas las personas que no pueden salir, que se han quedado a ambos lados del frente, están a merced de la ley de la jungla y qué mecanismos de protección quedan para ellas allí donde no llegan las cámaras.

No cuadra –recelo– que un presidente de gobierno se convierta en una rockstar inmaculada que hace bolos por los parlamentos y videollamadas a famosos de Hollywood, sin poder encontrar en los medios informaciones claras sobre qué decía su programa electoral, quiénes son sus apoyos financieros, o cuáles son los partidos que ilegaliza, que, por cierto, incluyen a todos los de la izquierda. No cuadra, tampoco (me digo, eh, que quizá me equivoco), que al villano cruel y genocida que es Putin se le hicieran, no hace tanto, amigables visitas privadas, se le aceptasen invitaciones a monterías donde disparar a osos borrachos y hasta casi, casi se le vendiera un tercio de Repsol. Él, que también fue en su día un aliado antiterrorista, allá por 2002, cuando el enemigo era otro y estaba en Afganistán. Enemigo que, por cierto, antes fue también un aliado, un freedom fighter de la Guerra Fría. Qué lío… no me extraña que haya quien prefiera la versión simplificada, esa que nos deja dormir tranquilas. Los “cordones sanitarios” a tiranos, sátrapas y totalitaristas se parecen más a una cuerda de saltar a la comba que a una barrera democrática, tan flexibles, tan versátiles, tan… líquidos.

Diría también que no cuadra que todas las personas que pública y abiertamente opinan diferente a la única línea informativa existente se vuelvan, automáticamente, una amenaza, un enemigo. Conspiranoicos, negacionistas, extremistas o agentes del Kremlin, rusófilos, rojipardos o frikis de internet. Por supuesto que esas personas existen, y que a río Dnieper revuelto, ganancia de pescadores. Pero no, no cuadra que todo el mundo esté siempre de acuerdo en cada mesa redonda. Esas voces discordantes, las que vienen desde el progresismo, el antimilitarismo o el feminismo, no pueden estar todas a sueldo de Moscú. ¿Qué interés personal o genuino puede haber en defender el régimen conservador y represivo de Putin, un régimen que ha vaciado de sentido la memoria histórica para convertirla en un folclore nacionalista al servicio de sus oligarcas? ¿Un régimen que persigue la “ideología de género” y construye su desigual riqueza sobre los valores más conservadores y tradicionalistas? ¿Un régimen que encarcela disidentes y envía a soldados a morir y matar en una guerra que, durante ocho años, ocurrió frente a sus ojos? El pensamiento crítico no es contrapropaganda, es pluralidad, es diversidad, son contradicciones, es la vida misma, la guerra misma, y de seguir ahogándole, brotará en formas mucho más turbulentas y confusas, y es ahí donde nacen los monstruos.

Sospechar ayuda a conocer nuestras contradicciones y vulnerabilidades, y de ahí pueden nacer algunas valiosas verdades sobre quién quiere esta guerra 

Y por acabar, y disculpad tanto recelo, pero tampoco cuadra que el pacifismo no tenga ningún espacio en los grandes medios, que solo sea ridiculizado, ninguneado o relegado a una postura de idealistas, ingenuos, ni-nis o nostálgicos. Quizá quienes nos criamos entre el no a la guerra y el desarme, pintando palomas y olivos en el patio del recreo, sí que hemos sido ingenuas creyendo en la cultura de la paz, que es un ODS, un principio universal, un valor y un objetivo de la comunidad internacional. Por eso a muchas no nos cuadra eso de llamar insurgencia armada a la gente corriente, o a eso de aprobar gasto público para enviar armamento, y, sobre todo, nos preocupa el incierto destino de esas armas y de sus radicales portadores cuando, dentro de no mucho, vaguen por Europa y más allá.

Sospechad, amigas, compañeras, sospechad. Entre vosotras, o como mi madre, frente a la tele; hacedlo bajito o en voz alta, como queráis. Desde la sospecha crítica, fundamentada, científica y material; pero también desde la corazonada, desde el agravio comparativo, desde la humildad de quienes no lo sabemos todo: aplicad nuestro digno y necesario ejercicio de la sospecha. Sospechad, porque si no, dejaremos el legítimo derecho a disentir en manos de personajes muy oscuros y siniestros. Sospechad, porque quizá algún día necesitemos que sean otras las que sospechen por nosotras. Porque sospechar no implica dejar de ser solidarias, ni volverse equidistantes. Porque sospechar ayuda a conocer nuestras contradicciones y vulnerabilidades, y de ahí pueden nacer algunas valiosas verdades sobre quién quiere esta guerra y quiénes se llenan los bolsillos, las urnas o la reputación con ella. Porque solo sospechando hemos podido abrir caminos y alternativas al de la violencia, la desigualdad y el silencio.

Cuando se apague esta guerra, cuando llegue la paz, o la victoria, o la silenciosa y larga posguerra, entonces, también, sospechad. Ojo, que yo no digo nada. Pero es que hay cosas que no, que no cuadran. 

Más allá del celebrado periodismo de datos, del fact checking, de las infografías y de los informes oficiales, hay una sana y viejísima forma de interpretar el mundo, que los feminismos conocen bien: se trata de la sospecha. La sospecha como metodología de investigación, la sospecha como...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autora >

Irene Zugasti

Iba para corresponsal de guerra pero acabé en las políticas de género, que también son una buena trinchera. Politóloga, periodista y conspiradora, en general

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

1 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Fernando

    Excelente.

    Hace 2 años 7 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí