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VOLODÍMIR ISHCHENKO / SOCIÓLOGO UCRANIANO

“Si la respuesta son sanciones y armas, entonces Occidente está interesado en esta guerra”

Jerko Bakotin 27/03/2022

<p>El sociólogo ucraniano Volodímir Ishchenko.</p>

El sociólogo ucraniano Volodímir Ishchenko.

Archivo privado

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La invasión rusa de Ucrania ha sumido a este país –y al orden europeo posterior a 1989– en el caos. Mientras los tanques y las armas rusas siguen asaltando las ciudades ucranianas frente a una resistencia sorprendentemente dura, ha surgido un renovado sentido de unidad y determinación entre los ucranianos, así como entre las élites occidentales. Muchos de los antiguos partidarios europeos de Putin se han vuelto contra él, mientras que políticos de todo el espectro han tenido gestos de solidaridad con Ucrania, tanto materiales como simbólicos.

Al mismo tiempo han surgido nuevas divisiones en la izquierda. Aunque los partidarios de la invasión rusa son una pequeña minoría, algunos en Europa del Este y en otros lugares han criticado a los izquierdistas de Occidente por subestimar las ambiciones imperiales de Vladímir Putin, una amenaza que ahora se ha hecho demasiado real para los habitantes de Kharkiv, Mariupol y otros lugares de Ucrania objeto de los ataques rusos.

Las consecuencias de la guerra se dejarán sentir en ambos países –y en todo el mundo– durante los próximos años. ¿Qué significará la guerra para el futuro de Ucrania? ¿Cómo afectará a la izquierda? Para obtener respuestas a estas y otras preguntas, Jerko Bakotin, del semanario croata Novosti, ha hablado con el sociólogo ucraniano Volodímir Ishchenko. 

Vladímir Putin lo ha arriesgado todo, de modo que una derrota en Ucrania probablemente le costaría su puesto

El ataque de Rusia a Ucrania ha sorprendido a los analistas, muchos de los cuales habían argumentado que no se produciría por lo mucho que perjudicaría a los intereses de Rusia. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Había numerosas razones para el escepticismo respecto a la posibilidad de un ataque, principalmente debido a los enormes riesgos militares, económicos, políticos y geopolíticos de la maniobra. Existía la posibilidad real de que Moscú subestimara al ejército ucraniano y de que se produjeran errores en la planificación de la operación militar: algunos soldados creían que iban a hacer maniobras en Bielorrusia y recibieron órdenes justo antes de que comenzara el ataque.

Además, aunque Francia y Alemania seguían una política algo diferente a la de Estados Unidos antes de la invasión, la Unión Europea está imponiendo ahora sanciones más duras que Estados Unidos. La invasión afectará en gran medida a la posición de Rusia en el mundo y a su situación política interna. Vladímir Putin lo ha arriesgado todo, de modo que una derrota en Ucrania probablemente le costaría su puesto, que muy previsiblemente acabaría con un golpe de Estado dentro de la élite actual y quizás incluso con su vida. Tampoco se puede descartar una revolución, aunque las posibilidades son menores.

A causa de todos estos riesgos, muchos especialistas en ciencias sociales y analistas de relaciones internacionales creían que Putin quería intimidar a Ucrania y a la OTAN, pero que no habría ningún ataque.

Hay varias teorías sobre la motivación de Putin: cuestiones sobre su salud mental, su mesianismo imperialista, la amenaza que supone la OTAN o la teoría de que una Ucrania democrática amenaza la autocracia en la propia Rusia. ¿Qué opina usted? 

Todavía no he visto una interpretación convincente. La tesis de que Putin se volvió loco no se sostiene porque, a mi juicio, no presenta síntomas de locura. En cuanto a la explicación de que se ha transformado en un extremista ideológico con una misión mesiánica de reconstruir el Imperio Ruso, hay que decir que los líderes con convicciones ideológicas auténticas son sumamente atípicos en la política postsoviética. Todos los líderes postsoviéticos eran unos cínicos pragmáticos que construyeron regímenes cleptocráticos desprovistos de posición ideológica. Incluso aunque fuera cierto que Putin se ha convertido en un extremista ideológico, sigue siendo un misterio cómo ha ocurrido y hacen falta más explicaciones.

Pero Putin expuso razones claramente imperialistas y chovinistas en su ensayo Sobre la unidad histórica de rusos y ucranianos del año pasado, e incluso en mayor medida en su discurso de anuncio de la guerra, donde habló de la “desnazificación” de Ucrania. Negó el derecho de Ucrania a ser un Estado independiente y la semana pasada mencionó la posibilidad de su desaparición. Los motivos ideológicos parecen estar muy claros, ¿no cree?

La cuestión es si se trata solo de retórica para legitimar movimientos impulsados por otros motivos. Hoy en día muchos interpretan su ensayo en el sentido que usted menciona. Sin embargo, ese texto no niega la independencia de Ucrania, sino una forma específica de identidad ucraniana, que no es la única posible. Putin argumenta contra Ucrania basándose en la identidad antirrusa. Desde su punto de vista, Ucrania y Rusia podrían ser dos Estados para “un mismo pueblo”.

Aquí Putin vuelve a la interpretación de la época del Imperio Ruso, cuando rusos, bielorrusos y ucranianos eran vistos como tres ramas de un mismo pueblo. Este concepto se suprimió durante la Unión Soviética, cuando la posición oficial era que se trataba de tres pueblos y lenguas diferentes, aunque fueran pueblos hermanos de origen común.

Muchos ucranianos ven esas interpretaciones como una negación de su existencia porque han construido su identidad en oposición a Rusia, que para ellos es un “gran Otro”. Para muchos otros, especialmente los socializados en la URSS, los ucranianos no se definen necesariamente por oposición a los rusos. Incluso después del Euromaidán y del estallido de la guerra en la región del Donbás, la mayoría de los ucranianos pensaban que eran pueblos hermanos y, para un 15 o 20 % de la población, era normal sentirse tanto ucraniano como ruso. Dicho esto, la guerra actual puede eliminar esas identidades ambiguas.

Detener la guerra es la prioridad absoluta. Esto sería posible ofreciéndole inmediatamente a Ucrania una perspectiva clara de adhesión a la UE

En un artículo publicado en LeftEast, usted sostenía que la idea de que los ucranianos se resistirían ferozmente a la invasión rusa era exagerada. ¿Pero no es precisamente eso lo que está ocurriendo ahora?

Me refería a una situación en la que Rusia acabara con el ejército ucraniano y ocupara una gran parte del territorio, lo que aún no ha ocurrido. La resistencia es quizás más fuerte de lo que Rusia esperaba, pero probablemente sería diferente si Kiev hubiera sido ocupada en noventa y seis horas, como predijo el Pentágono. Muchos ucranianos se están uniendo a la Defensa Territorial y a los militares, pero unos dos millones de personas ya han huido, y podría haber hasta 10 millones de refugiados, según algunas estimaciones.

Al mismo tiempo, en las ciudades ocupadas, como Jersón o Melitópol, se da el escenario que he descrito: hay importantes protestas proucranianas, pero no hay una fuerte resistencia armada. Si Rusia ocupa una gran franja del territorio ucraniano, es probable que la mayoría de la población al principio se muestre pasiva. La resistencia armada no será lo suficientemente fuerte como para aplastar la ocupación, pero será significativa si Moscú intenta establecer un régimen muy represivo en los territorios ocupados. El resultado sería una resistencia desarmada más fuerte, que sería una fuente de inestabilidad permanente no sólo en Ucrania sino también en Rusia.

Muchos ucranianos han construido su identidad en oposición a Rusia, que para ellos es un “gran Otro”. Para un 15 o 20 % de la población era normal sentirse tanto ucraniano como ruso

Occidente reaccionó de forma contundente con una estrategia basada en duras sanciones contra Moscú y el suministro de armas a Kiev. La destrucción de la economía rusa y el refuerzo de la resistencia ucraniana tienen el mismo objetivo: obligar a Moscú a detener el ataque. ¿Cómo ve la respuesta y qué opina de los llamamientos a la OTAN para que se establezca una zona de exclusión aérea?

Me temo que si las sanciones y el suministro de armas siguen siendo la respuesta predominante, significa que Occidente está realmente interesado en esta guerra. Putin no puede permitirse perder, así que continuará la guerra durante el mayor tiempo posible. Eso significará un gran número de muertos y la destrucción total de las ciudades ucranianas. Al igual que destruyó Grozni en Chechenia, el ejército ruso podría destruir Kiev y Járkov. Si se queda sin opciones, Putin podría amenazar con emplear armas nucleares.

Creo que las élites de la OTAN entienden que la zona de exclusión aérea sobre Ucrania significaría una guerra entre la OTAN y Rusia. No creo que podamos permitirnos correr el riesgo de un apocalipsis nuclear.

Detener la guerra es la prioridad absoluta. Esto sería posible ofreciéndole inmediatamente a Ucrania una perspectiva clara de adhesión a la UE, al menos un plan de adhesión concreto. Al mismo tiempo, se podría llegar a un acuerdo sobre la neutralidad militar. Esto es más fácil ahora porque el presidente Volodímir Zelenski y el resto de la élite política están decepcionados porque la OTAN no ayudará a Ucrania ni establecerá una zona de exclusión aérea.

Zelenski se verá obligado a aceptar compromisos dolorosos sobre Crimea y Donbás. Pero gracias a la pertenencia a la UE, Zelenski podría presentar el acuerdo con Rusia como una victoria y afirmar que los ucranianos ganaron aquello por lo que han estado luchando desde la revolución de la plaza Maidán. Al mismo tiempo, Putin también podría afirmar que no fue derrotado, que la invasión cumplió sus objetivos. La UE y Estados Unidos deberían negociar algo así si quieren evitar la pérdida de vidas ucranianas y la destrucción de la economía.

Si las sanciones y el suministro de armas siguen siendo la respuesta predominante, significa que Occidente está realmente interesado en esta guerra

¿Qué quiere decir con que Occidente está interesado en esta guerra?

Algunos comentaristas afirman con entusiasmo que la resistencia persistente en Ucrania agotará a Rusia del mismo modo que la guerra de Afganistán contribuyó al colapso de la Unión Soviética. Esa guerra hizo mucho daño a la URSS, pero supuso el desastre para el pueblo afgano. Afganistán quedó devastado durante décadas y se convirtió en un Estado fallido, en el que finalmente fue un movimiento extremista el que asumió el control.

Si a Occidente le satisface ese futuro para Ucrania, significa que necesitaba esta guerra. La actitud actual de Occidente sólo estará justificada si Rusia es realmente tan frágil que se hunda en un futuro muy cercano. Sin embargo, si la invasión continúa durante meses o incluso años, Occidente será cómplice de la prolongación de la guerra.

Gracias a la pertenencia a la UE, Zelenski podría presentar el acuerdo con Rusia como una victoria

De este modo, ¿Ucrania no es solo una víctima de Rusia, sino también de los juegos geopolíticos de Occidente?

Los servicios de inteligencia estadounidenses y británicos llevaban meses anunciando la invasión. Si Londres y Washington estaban tan seguros de la invasión, ¿por qué no la impidieron?, ¿por qué no negociaron con Putin más activamente? Ciertamente, Putin es el mayor responsable de la guerra, pero Occidente sabía de la invasión y no hizo lo suficiente para evitarla.

Si Londres y Washington estaban tan seguros de la invasión, ¿por qué no la impidieron?

Occidente alimentó las esperanzas de Ucrania de entrar en la OTAN aunque estaba claro que no defendería a Ucrania. En ese sentido, ¿se engañó a los ucranianos?

Ucrania nunca ha recibido un Plan de Acción para la Adhesión, solamente la posibilidad teórica de ingresar en algún momento en el futuro. A pesar de las promesas relativas a la adhesión, la OTAN nunca tuvo ningún deseo de luchar por Ucrania. Ahora los ucranianos están muriendo. Como mínimo, hacerle esas promesas a Ucrania fue extremadamente irresponsable.

A pesar de las promesas relativas a la adhesión, la OTAN nunca tuvo ningún deseo de luchar por Ucrania

Bajo el mandato de Petro Poroshenko, presidente de Ucrania de 2014 a 2019, la adhesión a la OTAN se incluyó como objetivo en la constitución de 2019. ¿Cómo se convirtió la OTAN en un tema tan importante en la política ucraniana?

A los políticos nunca les ha interesado lo que realmente piensan los ucranianos sobre la OTAN. El presidente Víktor Yushchenko presentó la solicitud de adhesión en 2004 tras la llamada Revolución Naranja. Ésta fue apoyada por George W. Bush y, en 2008, en la Cumbre de Bucarest, se decidió que Georgia y Ucrania se unirían a la alianza.

En aquel momento, alrededor del 20% de los ucranianos apoyaba la entrada en la OTAN. Tras el Euromaidán, Rusia se anexionó Crimea y estalló la guerra en Donbás, lo que llevó a una parte de la población a ver la OTAN como una protección contra Rusia. Al mismo tiempo dejaron de realizarse encuestas en Crimea y Donbás, las zonas más prorrusas del país. El año pasado, gracias al temor a que las tropas rusas se concentraran en la frontera, el apoyo a la pertenencia a la OTAN superó el 50%. La actual invasión ha cambiado las actitudes incluso en las partes prorrusas del sur y el este del país. Sin embargo, al mismo tiempo, la decepción respecto a la OTAN está creciendo.

Los posibles resultados de la guerra incluyen la partición del país (es decir, la imposición de un régimen represivo prorruso en el este mientras el oeste se convierte en una base externa y nacionalista de la OTAN), la ocupación rusa de toda Ucrania o la derrota completa de Rusia. ¿Podría sobrevivir una Ucrania multinacional y multiétnica?

Usted ha descrito un escenario probable en caso de división del país, pero todo depende de cómo se desarrolle la guerra. La derrota de Putin probablemente significaría la desestabilización y el colapso del régimen ruso en el poder, lo que Ucrania podría aprovechar para recuperar incluso Donbás y Crimea.

Como consecuencia del ataque y la destrucción, hay un gran odio hacia los rusos. Me temo que la lengua rusa se suprimirá aún más de la esfera pública como ocurrió después de las leyes aprobadas por Poroshenko. El país multicultural en el que nací probablemente se haya perdido para siempre.

Es posible que algún día tenga lugar la reconciliación. Al fin y al cabo, Polonia y Francia colaboran estrechamente con Alemania en el seno de la UE, a pesar de que Alemania causó un enorme sufrimiento a toda Europa en la Segunda Guerra Mundial. Pero eso requeriría cambios políticos muy importantes en la propia Rusia.

Incluso antes de la invasión, usted escribió que ésta podría desestabilizar a la propia Rusia. ¿Cuáles serán las consecuencias de la guerra y las sanciones para el régimen de Putin?

Si el régimen quiere adaptarse a los desafíos militares, económicos y políticos, serán necesarios cambios radicales en el orden social y político. El Estado ruso funciona actualmente según el principio del capitalismo cleptocrático, en el que una pequeña élite se enriquece. Sin embargo, en algunas zonas de Ucrania no será posible mantener el régimen prorruso únicamente mediante la represión, y la resistencia de los ucranianos podría alentar la oposición en Bielorrusia y Rusia –especialmente si siguen muriendo soldados rusos– e incluso en Kazajstán y toda la esfera de interés rusa.

Puesto que la inestabilidad no se mitigará con políticas neoliberales ortodoxas, el historiador económico Adam Tooze ha especulado con la posibilidad de que el régimen intente aplicar algún tipo de política neokeynesiana para mejorar la vida de los ciudadanos y comprar así su apoyo. Después de las dos guerras mundiales asistimos a un importante aumento de los derechos de los trabajadores para evitar los levantamientos de las masas que sufrieron grandes sacrificios en la guerra.

La reorientación de Rusia hacia los países no occidentales también será un problema. Moscú está menos aislado de lo que parece en Occidente, pero aparte de depender de una China más desarrollada, esa reorientación no será fácil de conciliar con las identidades europeas de rusos, bielorrusos y ucranianos. Rusia también necesitará un proyecto ideológico mucho más coherente para explicar a la población el propósito de todo este sufrimiento. El hecho de que una gran parte de la sociedad rusa no entienda la invasión de Putin es un síntoma de la ausencia de ese proyecto, un proyecto que no ha tenido ninguna de las élites postsoviéticas.

Rusia también necesitará un proyecto ideológico mucho más coherente para explicar a la población el propósito de todo este sufrimiento

La invasión también confundió a la izquierda intelectual, acostumbrada a culpar a Occidente de casi todos los problemas del mundo. Los izquierdistas ucranianos Taras Bilous y Volodímir Artiukh han criticado en cartas abiertas lo que llaman el “antiimperialismo para idiotas” de la izquierda occidental. ¿Cuál cree que sería la perspectiva correcta de la izquierda?

Personalmente he escrito en contra de las interpretaciones simplistas del Euromaidán, que parte de la izquierda occidental consideró, de forma errónea, como un golpe de Estado apoyado por Occidente, al igual que las repúblicas separatistas de Donbás fueron consideradas como estados protosocialistas, cuando en realidad son marionetas de un régimen ruso muy poco socialista. Pero discutir la culpabilidad de los izquierdistas occidentales como idiotas útiles para Putin en este momento es muy perjudicial para la izquierda. El debate sobre la subestimación del imperialismo ruso es importante, pero no debe llevarse a cabo en momentos de fuertes emociones y utilizando el chantaje moral.

La invasión va a favorecer una fuerte oleada de derechas, que reducirá en gran medida el espacio para la izquierda tanto en Europa Oriental como Occidental. No debemos desarmarnos y abrirnos a los ataques de la derecha. La gran mayoría de la izquierda europea condena el imperialismo ruso y comprende que la invasión conduce al desastre, exactamente igual que la invasión estadounidense de Irak.

La izquierda necesita argumentos a la ofensiva. No debemos aceptar que se prohíba el debate sobre la complicidad de la OTAN y el régimen posterior a Maidán en Ucrania, sobre las razones para no aplicar los acuerdos de Minsk o sobre las relaciones entre la OTAN y Rusia. Eso significaría una capitulación, especialmente en Europa del Este, donde, en la próxima era del neomacartismo, incluso podría no ser admisible exponer argumentos básicos de izquierdas sin ser acusado de ser espía ruso.

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Esta entrevista se publicó originalmente en el semanario croata Novosti. Traducción al inglés para la revista Jacobin de la Rosa Luxemburg Stiftung. 

Traducción al español: Paloma Farré

La invasión rusa de Ucrania ha sumido a este país –y al orden europeo posterior a 1989– en el caos. Mientras los tanques y las armas rusas siguen asaltando las ciudades ucranianas frente a una resistencia sorprendentemente dura, ha surgido un renovado sentido de unidad y determinación entre los ucranianos, así...

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Autor >

Jerko Bakotin

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