TECETIPO
¿Qué le pasa a Carlos Alsina?
El periodista difundió el audio manipulado de la ministra Montero y no ha rectificado. Quizá las informaciones relativas a UP no operan en el mundo del periodismo del que Alsina hace bandera, sino en otros mundos que no vemos
Gerardo Tecé 7/07/2022
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Siempre le he tenido respeto a Carlos Alsina. Más allá de diferencias ideológicas –él, como casi todos los periodistas de grandes medios de derechas, asegurará no tener ideología– considero a Alsina un periodista serio que demuestra amor por su oficio. Un tipo, Alsina, de esa escuela del Luis del Olmo que prefería a su lado a gente como Iñaki Gabilondo, por mucho que discrepasen ideológicamente, que a cualquier Jiménez Losantos, a pesar de que los días de elecciones sus papeletas coincidieran. Alsina ha cosechado un buenísimo resultado de audiencia en el último EGM. Un millón y medio de oyentes sintonizan Onda Cero para escuchar a Alsina contar la realidad. Con su sesgo ideológico que no reconocerá, con su estilo socarrón, fresco en muchas ocasiones, con su cuchillo afilado contra los políticos, a su manera cuenta la realidad, al fin y al cabo.
El éxito de audiencia le llega a Alsina en mitad de una polémica. Han pasado varios días desde que el director y presentador de Más de Uno difundiese en antena un audio manipulado. De unas declaraciones de la ministra Irene Montero sobre la última masacre en la valla de Melilla se extirpó el grueso de sus palabras, es decir, lo que tenía valor informativo, y se dejó una coletilla que la ministra repitió en varias ocasiones: “No tengo problema en dar mi opinión”. Una vez recortado el audio en su parte principal –la opinión de la ministra–, lo que quedaba era una Irene Montero que repetía no tener problema en dar su opinión de forma absurda sin llegar a opinar nada. Esto es un choteo, se sorprendía Alsina, se está choteando de los periodistas, hizo sangre el presentador durante un rato en antena a raíz del audio manipulado y emitido. Es probable, creo que no me equivoco, que Alsina fuese víctima de esa inercia poco profesional que le puede pasar a cualquiera y que consiste en repetir lo que otros han dicho dándolo por bueno sin ir a comprobarlo. El mismo corte manipulado había sido emitido previamente por Antena 3 –del mismo grupo mediático que Onda Cero– o Telecinco.
Al contrario que a los programas matinales de televisión –estercoleros disfrazados de informativo–, a Carlos Alsina se le presupone estima por su trabajo. Creo que la tiene. Alsina ha cultivado un nombre en torno a la bandera del rigor periodístico –ideologizado, como el de todos, aunque no lo reconozca–. Un rigor periodístico que no consiste tanto en acertar siempre como en rectificar cuando, de vez en cuando, uno mete la pata. Por eso sorprende. Sorprende que, días después de la polémica, el presentador de Onda Cero no rectifique, no explique que emitió un bulo, un audio manipulado y pida perdón, no a la ministra, sino a su millón y medio de oyentes a los que intoxicó sirviéndoles información en mal estado. Cuesta mucho imaginar a Carlos Alsina meter una pata de este tamaño, dar una información burdamente manipulada sobre un líder del PP o del PSOE y que, al demostrarse, no corriese a desdecirse para preservar su credibilidad. Sin duda Alsina sabe bien que el valor de la palabra se mide en función de la capacidad para corregir el error propio. En cualquier otro escenario, Alsina rectificaría y lo haría encantado de la vida. Sabiendo que, tras hacerlo, la bandera del rigor de la que presume ondearía aún con más brío.
En el caso del bulo sobre la ministra Irene Montero –uno de muchos difundidos en estos últimos tiempos sobre el socio minoritario del Gobierno de coalición– la postura tomada por Alsina ha sido la de dejarlo estar, la de esperar a que el tema se diluya. Una demostración de orgullo que resulta perjudicial para uno mismo, muy extraña viniendo de Alsina. Pasados los días, la única explicación verosímil es que las informaciones relativas a Unidas Podemos no operen en el mundo del periodismo del que Alsina hace bandera, sino en otros mundos que no vemos. ¿Política de empresa? ¿Política a secas? En todo caso, periodismo no es. Queda pensar con este comportamiento atípico que esto no va de un amable me equivoqué y santas pascuas, sino de una guerra que trasciende al oficio de Alsina. Lo que, en cualquier otro escenario, llevaría sin duda a Alsina a una rectificación sin más dramas ni problemas, en este escenario parece que supondría una especie de batalla perdida. La pregunta es, ¿qué batalla? ¿Batalla contra qué? Si, como parece, Alsina no está dispuesto a rectificar, quizá, al menos, debería responder a estas dos preguntas. Eso sí que sería hacer periodismo. Probablemente lo más importante que pueda hacerse a día de hoy en España.
Siempre le he tenido respeto a Carlos Alsina. Más allá de diferencias ideológicas –él, como casi todos los periodistas de grandes medios de derechas, asegurará no tener ideología– considero a Alsina un periodista serio que demuestra amor por su oficio. Un tipo, Alsina, de esa escuela del Luis del Olmo que...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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