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1984 excusas
Respetar las reglas del juego es como meterte en aguas frías, o lo haces de golpe o al final cuesta tanto que acabas por renunciar
Gerardo Tecé 28/10/2022
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Sentido de Estado el que tengo aquí colgado. Ninguna declaración salida de la boca de Núñez Feijóo debería ser tomada en serio a partir de ahora si no incluye esta fórmula. Señor Feijóo –preguntaría el periodista en rueda de prensa–, ¿cómo se posiciona ante la crisis energética que amenaza España? Sí, bien, ehm, el que tengo aquí colgado –respondería ajustándose la corbata el flamante líder de la derecha y candidato a presidente del Gobierno con ese tono de responsabilidad que lo lleva en volandas a La Moncloa. La fórmula es válida para la crisis energética, pero también lo es para la lucha contra el cambio climático, las medidas económicas para paliar la crisis o a la hora de demostrar unos mínimos de democracia. Con el apretón de manos ya dado y el compromiso adquirido para la renovación –¡por fin!– de la cúpula de los jueces atrincherados, el líder del PP se echó para atrás en el último minuto. Tras ser advertido por la ultraderecha político-mediática de que así no, el gallego señaló al respetable sus partes bajas y repitió la fórmula mágica: ¿sentido de Estado? Miren aquí, miren. El motivo elegido esta vez para mantener un poder ilegítimo de la derecha en la Justicia –gira el bombo, sacamos bolita– ha sido la intención del Parlamento español –ese órgano que funciona incorrectamente, ya que no existe en él una mayoría derechista– de reformar el delito de sedición. Si la espantada hubiese sido la semana pasada, el motivo argüido hubiera sido el impuesto a la banca, y de haberse producido la semana próxima, que estamos ya en noviembre y el calor no se va.
Tres años después, el Partido Popular sigue sin atreverse a dar el paso de cumplir la Constitución y de respetar que la justicia española emane de la mayoría social. Respetar las reglas del juego es como meterte en aguas frías, o lo haces de golpe o al final cuesta tanto que acabas por renunciar. El delito de sedición haría bien en no sentirse demasiado especial en este momento, por mucho que los medios machaquen con la excusa. Antes de él ya hubo otras pegas. Muchas otras. Durante estos tres años, hemos visto al Partido Popular de Pablo Casado –que el hermano de Ayuso lo tenga en su gloria– atrincherarse con excusas de todo tipo y color. El problema era Pablo Iglesias, pero cuando Iglesias se fue, el problema se transformó en Podemos, para más tarde mutar a Bildu, la dirección de Televisión Española, los catalanes y un señor alemán residente en Mallorca que miraba raro al saludar, por no hablar de los calcetines a la altura de la rodilla. Haciendo balance de todos los inconvenientes que el PP ha ido encontrando a lo largo de estos años para verse obligado a mantener a sus jueces afines con mandato caducado, uno descubre que todos esos problemas podrían resumirse en uno: la existencia de otros que portan ideas distintas a las del PP y que pretenden –siéntense– tener acceso a los poderes del Estado como si eso fuera un parque público y no un cortijo privado. El problema es la democracia. Nada que no se pueda solucionar boicoteando las instituciones sin consecuencia alguna gracias a la ayuda de los grandes medios de comunicación amigos. “Unos y otros no se ponen de acuerdo”, siguen rezando sin sonrojarse ante cada nueva excusa del PP esos titulares que hablarían de golpismo si los protagonistas tuvieran las sillas cambiadas.
Todo el mundo tranquilo. El problema de los jueces españoles que ocupan el cargo de forma ilegítima y sin el respaldo de los votantes se solucionará tarde o temprano. Se trata simplemente de esperar. Esperar a que el Partido Popular, que durante estos años no ha tenido una mayoría política, vuelva a tenerla para que, al fin, la renovación sea justa. Feijóo, señalándose al colgado, no ha podido ser más claro: “Habrá acuerdo con el PSOE, pero no con este PSOE”. Cuando llegue el momento, PSOE, Podemos y el resto de fuerzas y tendencias políticas equivocadas aceptarán que las normas de la democracia son sagradas y que al PP que se negó a respetar las reglas le toca desde el Gobierno colocar a los suyos con la ayuda de Vox. Ahora sí, con toda la legitimidad, volverán las cosas a funcionar y llegará al fin la paz. Los medios que hoy silban celebrarán entonces nuestra ejemplar democracia y aplaudirán que, al fin, una de las tres instituciones del Estado vuelve a la normalidad. Como dijo Orwell en aquella novela que escribió poco después del Mundial de Naranjito: “La guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza”.
Sentido de Estado el que tengo aquí colgado. Ninguna declaración salida de la boca de Núñez Feijóo debería ser tomada en serio a partir de ahora si no incluye esta fórmula. Señor Feijóo –preguntaría el periodista en rueda de prensa–, ¿cómo se posiciona ante la crisis energética que amenaza España? Sí, bien, ehm,...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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