Tecetipos
Privíctimas
Los supuestos pisoteados por el sistema de la derecha punki son hombres blancos heterosexuales, ricos, famosos, que se victimizan ante la posibilidad de que quien nada tiene logre una milésima parte de lo que tienen ellos
Gerardo Tecé 22/10/2022
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Pertenecer a la derecha más rancia es, por primera vez, algo punki. Observe las paredes de su ciudad. Las pintadas ya no reivindican tanto la tierra para el que la trabaja como al terrateniente y sus huevos morenos. ¿Se puede ser más punki que eso? Los seguidores del trumpismo se definen, desde las torres doradas de Nueva York hasta las franquicias como la abierta por Abascal y sus amigos millonarios en España, como tipos políticamente incorrectos. Antiestablishment. Luchadores por la libertad. Gente antisistema. Con ese punto de partida, podríamos suponer que esta derecha ruidosa y activa estaría conformada por una selección de los parias más parias de la tierra. Pobres, marginados y oprimidos por un sistema que no los deja respirar, así que han dicho basta. Un ejército de pequeños Davides luchando contra Goliat. Pero si, más allá de su victimismo abstracto, uno se fija en el objeto de sus quejas, señalamientos, miedos y denuncias, al otro lado encontrará siempre a alguien vulnerable. Alguien sin los privilegios que ellos tienen, alguien con una vida mucho más difícil. Los supuestos pisoteados por el sistema de la derecha punki son un hombre blanco heterosexual que conduce un Mercedes todoterreno por el centro de la ciudad quejándose de no encontrar aparcamiento en la puerta del restaurante por culpa de “los putos cojos”. Los llamamos ultraderecha por tradición política, pero quizá sería más correcto hablar de privilegiados llorones: privíctimas.
Están de moda porque controlan los medios y son punkis porque ejercen la moda sin frenos ni escrúpulos. En todos los ámbitos. El privíctima nacional se quejará de lo bien que viven los inmigrantes, que como todo el mundo sabe, reciben vivienda, sueldazo, coche y chófer nada más poner pie en nuestro suelo. El privíctima heterosexual considerará una amenaza que en las aulas se eduque en libertad sexual y una chiquillada sin importancia las agresiones homófobas en aumento. El privíctima hombre sentirá que vive en una dictadura si alguien se muestra incómodo ante su último chiste machista y considerará radicalismo de lo más radical que una mujer se empeñe en cobrar lo mismo que él por hacer el mismo trabajo. El privíctima millonario alertará de la llegada del desastre si el salario mínimo sube diez euros y felicitará a Florentino tras su penúltimo pelotazo a costa del dinero público. Las teles, en manos del hombre blanco heterosexual adinerado, estarán ahí para hacer de los lloriqueos de unos cuantos privilegiados preocupación social de muchos y para vendernos la moto, es decir, a los cabezas de cartel de este movimiento del privilegio llorón. Es el magnate de los negocios Donald Trump siendo presentado como antisistema y rebelde. Es Iván Espinosa de los Monteros y de Simón, hijo del marqués de Valtierra, hablando de la España que madruga en un publirreportaje en Antena 3. Es Abascal llamando chiringuitos a asociaciones de ayuda a mujeres maltratadas sin que trancas y barrancas le recuerden con ingenio que él cobró un pastizal en un empleo a medida que no tenía funciones. Son acomodados gestores de grandes patrimonios inmobiliarios diciéndole a una chica en el plató de La Sexta que se vaya a vivir fuera de Madrid si no puede pagar una habitación, que es el mercado, amiga. Son millonarios escritores de novelas convertidos en gurús sociales que le dicen a la juventud más maltratada que se recuerda que la vida es dura. Para todos menos para ellos, claro. Es el establishment de siempre victimizándose ante la posibilidad de que, quien nada tiene, pretenda tener una milésima parte de lo que tienen ellos.
Pertenecer a la derecha más rancia es, por primera vez, algo punki. Observe las paredes de su ciudad. Las pintadas ya no reivindican tanto la tierra para el que la trabaja como al terrateniente y sus huevos morenos. ¿Se puede ser más punki que eso? Los seguidores del trumpismo se definen, desde las...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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