sanidad pública
El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido se está desmoronado
El colegio de médicos de urgencias calcula que entre 300 y 500 personas mueren cada semana por fallos en la atención. Mientras, el personal sanitario se moviliza contra las condiciones precarias de trabajo y los salarios míseros
James Linney (Weekly Worker) 14/01/2023

Trabajadores del National Health Service marchan durante una protesta en agosto de 2020 en Reino Unido.
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[El 8 de enero, tres días después de la publicación original de este artículo, el primer ministro británico Rishi Sunak se mostró partidario de cumplir las demandas salariales del personal sanitario para poner fin a la huelga del NHS. Pese al anuncio de Sunak, los sanitarios mantendrán por el momento los paros convocados].
Tras despedirnos de 2022, está claro que 2023 va a ser aún más sombrío. La tasa de inflación [en Reino Unido], si bien un poco más baja, continúa por encima del 10%, y la caída del poder adquisitivo obliga cada vez a más trabajadores a luchar para asegurar lo básico: vivienda, comida y calefacción.
La falta de cualquier oposición política significativa ha hecho que la primera línea de la lucha contra la pobreza real haya sido liderada por los sindicatos, y hemos visto un marcado aumento del número de huelgas. Solo diciembre tuvo un promedio de casi una al día, con personal universitario, trabajadores postales, bomberos, trabajadores de seguridad, conductores de autobuses, trabajadores ferroviarios y personal de las Fuerzas Fronterizas del Reino Unido votando a favor de ir a la huelga. No se han visto tantas huelgas desde el llamado Invierno del Descontento de 1978-79, aunque actualmente el número de afiliados a los sindicatos constituye alrededor de la mitad (6,4 millones) en comparación con 1979 (13,2 millones), y la influencia política de los sindicatos ha disminuido a lo largo de las décadas.
Actualmente se estima que hay 130.000 vacantes de empleo sin cubrir en el NHS
Sin embargo, han sido las huelgas de las enfermeras y los equipos de ambulancias las que más ha llamado la atención de los medios. Estos paros se produjeron en protesta contra la implementación del Gobierno de un aumento salarial del 4,5% para el personal del Servicio Nacional de Salud (NHS) para el año 2022-23, muy por debajo de las tasas de inflación y tras casi una década de congelación salarial. El Royal College of Nursing (Real Colegio de Enfermería) está pidiendo al Gobierno que restablezca los salarios al nivel de 2010 y el personal de las ambulancias está buscando un aumento salarial en consonancia con la tasa de inflación actual. Si bien el sueldo es la razón prioritaria de las huelgas, los sindicatos y sus miembros han destacado que más hay en juego: los bajos niveles salariales están directamente relacionados con la crisis de personal en el NHS –actualmente se estima que hay 130.000 vacantes de empleo sin cubrir– y las huelgas son parte de una lucha más general para evitar que el sistema se derrumbe.
El Royal College of Nursing (RCN) organizó jornadas de huelga los pasados días 15 y 20 de diciembre. Fueron las primeras en sus 106 años de historia, y ahora planean nuevos paros para los días 18 y 19 de enero. Por su parte, los paramédicos y los equipos de ambulancias, representados por los sindicatos Unison, Unite y la GMB, han llevado a cabo hasta ahora un paro el 21 de diciembre, otro el 11 de enero y planean más acciones para el 23 de enero.
Recordemos lo que ha llevado a esta situación tan inusual de huelga del personal del NHS. Los salarios del sector público han caído más que en el sector privado, y la mayor bajada se ha producido en los últimos dos años. Entre enero de 2021 y septiembre de 2022, el poder adquisitivo promedio en el sector privado cayó un 1,5%, pero en el sector público descendió un 7,7%. El salario de las enfermeras ha disminuido más que en cualquier otro sector, según un informe reciente de London Economics: “Entre 2010-11 y 2022-23, los salarios de las enfermeras en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte por encima del nivel 5 y el nivel 6 han disminuido al menos en un 20% en términos reales. En otras palabras, a una enfermera con experiencia en 2022-23 se le está pagando la misma cantidad por cinco días de trabajo que por cuatro días de trabajo en el periodo 2010-11”.
Entre enero de 2021 y septiembre de 2022, el poder adquisitivo en el sector privado cayó un 1,5%, pero en el sector público descendió un 7,7%
Y concluye: “Mirando al futuro, los altos niveles de inflación proyectados implican que las enfermeras en la parte superior del nivel 5 en Inglaterra necesitarían un aumento salarial acumulado del 45% en 2023-24 y 2024-25 (es decir, alrededor del 21% anual) para lograr las mismas ganancias reales que en 2010-11”.
Es ya bien sabido que, con el salario actual de una enfermera (salario inicial de solo 27.055 libras esterlinas), las trabajadoras han tenido que recurrir a saltarse comidas, buscar un segundo trabajo o usar bancos de alimentos para sobrevivir y mantener a sus familias.
A medida que los salarios del personal del NHS se han reducido, su entorno de trabajo se ha vuelto cada vez más difícil. La realidad del desdén Tory por el NHS es evidente para cualquier persona lo bastante desafortunada como para encontrarse en Urgencias. Los tiempos de espera están en su máximo histórico: en noviembre, el 45% de las personas tuvieron que esperar más de cuatro horas para ser atendidas y 7,21 millones de personas aguardan tratamiento. Y las cosas van de mal en peor. Los tiempos de respuesta de las ambulancias son también alarmantes y los equipos no pueden responder a casi una de cada cuatro llamadas realizadas al 999 porque muchos estaban atascados en la puerta de las Urgencias esperando para dejar a los pacientes. Por si fuera poco, se están perdiendo más cribados de cáncer que nunca, la atención primaria está en completa crisis y cada vez con más frecuencia se recurre a empresas privadas para subcontratar servicios que debería satisfacer el NHS. Se necesita voluntad y determinación para gestionar de una manera tan desastrosa el NHS, como han hecho los conservadores en la última década, y el resultado es un servicio que se encuentra al borde del colapso total.
Revisión de pagos
La negativa del Gobierno a negociar con los huelguistas del NHS era predecible. En gran medida, el primer ministro Rishi Sunak se ha esforzado por evitar responder preguntas sobre las huelgas. Y cuando ha respondido, ha repetido la misma retórica sobre la necesidad de atenerse a las recomendaciones establecidas por el NHS Pay Review Body (NHSPRB, Comisión de Revisión de Gastos del NHS). Recordemos que el gobierno no tiene obligación de seguir estas recomendaciones salariales y que este llamado “órgano independiente” no es tal cosa: consiste en un grupo de burócratas conservadores seleccionados a dedo, así como proempresarios.
Por supuesto, hemos visto al personal del NHS ser vilipendiado por los parlamentarios conservadores por convocar huelgas; al igual que los maestros en huelga supuestamente no se preocupan por los niños, o los trabajadores ferroviarios y el personal fronterizo desean imponer el caos a los viajeros, el secretario de Salud Stephen Barclay nos dice que el personal del NHS en huelga “ha tomado una decisión consciente de dañar a los pacientes”.
El personal del NHS se esfuerza por limitar los daños a los pacientes: las enfermeras no han dejado de proporcionar atención urgente, y los equipos de ambulancias siguen respondiendo a las llamadas urgentes (las que se encuentran dentro de las categorías 1 y 2). Pero cualquier daño resultante de la huelga de dos días se ve empequeñecido ante el sufrimiento diario y las muertes provocadas por el sabotaje de los conservadores al NHS. Así, por ejemplo, en octubre, según la Asociación de Directores Ejecutivos de Ambulancias, casi 44.000 pacientes sufrieron algún riesgo como resultado de los largos retrasos en la llegada y, de estos, casi 5.000 experimentaron daños graves para su salud (incluidas muertes en algunos casos).
Esta semana, el presidente del Royal College of Emergency Medicine (Real Colegio de Medicina de Urgencia), el Dr. Adrian Boyle, dijo: “Lo que estamos viendo ahora en relación a estas largas esperas se está asociando con un aumento de la mortalidad, y creemos que entre 300 y 500 personas están muriendo cada semana como consecuencia de retrasos y problemas con la atención urgente y de emergencia”.
A pesar de los intentos de culpar al personal del NHS, hay mucha solidaridad y apoyo hacia las huelgas
Este sufrimiento es evidente para los ciudadanos. Son ellos los que no pueden obtener citas con el médico generalista o tienen que esperar más de diez horas para recibir atención en Urgencias. A pesar de los intentos de culpar al personal del NHS, hay mucha solidaridad y apoyo hacia las huelgas. La mayoría de la gente puede ver con claridad que los trabajadores del NHS están haciendo todo lo posible en circunstancias horribles. De ahí que una encuesta reciente de YouGov concluya que el 66% de los ciudadanos aprueba la huelga de enfermeras, con el 45% de las personas que la apoyan “fuertemente”, y el 63 % que respalda a los equipos de ambulancias.
Desafortunadamente, este apoyo no es compartido por Keir Starmer, dirigente de la oposición laborista. En una entrevista reciente, cuando se le preguntó si pagaría más a las enfermeras, respondió: “Creo que el 19% es más de lo que puede pagar el gobierno”. Starmer se ha negado repetidamente a decir si apoya el llamamiento a un mejor salario en el NHS. La única diferencia en su visión en comparación con la de Sunak es táctica. Incluso si creyéramos sus palabras, lo cual nunca es aconsejable, y pensáramos que se sentaría y hablaría con los sindicatos, sin duda estaría ofreciendo un escaso aumento salarial del 5% sobre lo que el gobierno está ofreciendo actualmente. En otras palabras, una oferta que no mejorará de manera significativa la vida del personal del NHS ni detendrá el declive del NHS.
Sin duda, este año habrá más huelgas que en 2022. Las enfermeras y los equipos de ambulancias ya han anunciado más paros. Los médicos en formación también, que además de las decenas de miles de libras que deben por sus estudios, han visto disminuir sus salarios durante más de una década . Trabajan largas horas, a menudo haciendo horas extras no remuneradas y, al igual que las enfermeras, en un entorno que se parece cada vez más a una zona de guerra; la proletarización de los médicos ha dado lugar a una nueva generación cada vez más politizada y anti-Tory.
Si bien debemos apoyar y defender plenamente la causa de los huelguistas, las huelgas por sí solas no salvarán al NHS. Tanto las huelgas en el NHS como el aumento de la acción sindical en general son acciones defensivas, una respuesta contra el aumento de los ataques a la clase trabajadora. Pueden ayudar a aliviar la situación y permitir una fuerza laboral más consciente políticamente, pero desafortunadamente no significan que la clase obrera esté en una posición más fuerte. Para eso necesitan un partido que pueda dar voz a su potencial de lucha. Nunca este objetivo ha sido más urgente.
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Este artículo fue publicado originalmente en Weekly Worker.
Traducción de Enrique García para SinPermiso.
[El 8 de enero, tres días después de la publicación original de este artículo, el primer ministro británico Rishi Sunak se mostró partidario de cumplir las demandas salariales del personal sanitario para poner fin a la huelga del NHS. Pese al...
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