IMAGINACIÓN RADICAL
La atención primaria como obra de arte
Si el arte de última tendencia busca “proyectos políticamente comprometidos” y obras protagonizadas por la colaboración, la atención primaria deviene valiosísimo material artístico
Bernardo Gutiérrez 12/12/2022
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El 28 de mayo de 2011, cientos de cirujanos se instalaron en sucursales de bancos de al menos diez ciudades del Reino Unido. Como muchos hospitales públicos habían cerrado por la falta de financiación, los doctores trasladaron su espacio de trabajo a las sucursales de los mismos bancos que se lucraban con la deuda del gobierno. Los cirujanos visibilizaban nítidamente cómo los bancos provocaban los recortes en la sanidad. En realidad, la acción coordinada formaba parte de la Emergency Operation, del colectivo UK Uncuts que luchaba contra los recortes de los servicios públicos. La acción estuvo precedida por un vídeo de llamada a la acción titulado Cómo convertir un banco en un hospital. Las sucursales se llenaron de vida, de niños jugando, de falsos cirujanos curando cuerpos simbólicamente. Los bailes reivindicativos, la entrega de panfletos y las consigna a golpe de megáfono redondearon una exitosa jornada lúdica que provocó el cierre de al menos cuarenta sucursales bancarias. La investigadora cultural Paula Serafini atribuye el éxito de la acción de UK Uncuts a un carácter performático que fue más allá de las palabras. “Vestirse y comportarse como doctores justificó la apropiación temporal de un espacio inapropiado. La yuxtaposición de dos órdenes improbables –el financiero y el sanitario– construyó una acción cargada de simbolismo”, escribió Paula Serafini en Subversion through Performance: Performance Activism in London.
Con los primeros zarpazos de la pandemia covid-19, casi una década después de la irreverente performancede UK Uncuts, comenzaron a proliferar carteles para engrandecer la heroicidad del personal sanitario. Aquellas ilustraciones de Médicos Super Man o Enfermeras Super Woman sintetizaban la decadencia de una sanidad pública sin recursos. Con los servicios de urgencias y de atención primaria en colapso, el personal sanitario se veía obligado a hacer jornadas dignas de súper héroes de ficción. Las imágenes del recinto ferial del IFEMA de Madrid, transformado en un improvisado hospital, redondeaban la metáfora de la destrucción de vida propiciada por el neoliberalismo. Los cuerpos vulnerables de los enfermos y las vidas precarias del personal sanitario sustituyeron en IFEMA a ARCO, la principal feria de arte de España (ARCO), que tuvo que ser cancelada. Donde debería haber habido arte, apenas hubo enfermedad, dolor y muerte.
Acción ‘Emergency Operation’ en Upper Street, Londres. | Fotografía de A. Denney
La última frontera del arte. Dos años y medio después del swing performático de UK Uncuts, la gestión neoliberal se cernía sobre los hospitales de Madrid. La privatización de buena parte de la sanidad pública parecía inevitable. La Marea Blanca, aquella peculiar unión de médicos y pacientes, mostraba su fuerza en las calles. El blog Al final de la asamblea, uno de los mejores relatos de la evolución del 15M, describía cómo la batalla se driblaba dentro de algunos hospitales: “El hospital de La Princesa es un buque con el pabellón agujereado, un fuerte sitiado. Es una fortaleza asediada, pero resiste. Hay médicos que cogen el teléfono cada día decenas de veces para evitar que el sistema derive a la privada a sus pacientes. Hay un grupo de vecinos, muchos jubilados, que todos los días van a la puerta del hospital a recordar que estamos en lucha, que ellos lo van a seguir defendiendo. Llevan pancartas y cantan canciones, luego se unen trabajadores y pacientes. Si esto es una guerra ellos han encontrado su puesto allí”.
En una época en la que las privatizaciones y los recortes planean de nuevo sobre la sanidad pública y en la que la atención primaria está en riesgo (y en Madrid, en huelga), la ocupación de bancos de UK Uncuts y la resistencia de los jubilados guerreros del Hospital de la Princesa componen una nueva sinfonía. El eco del tiempo y la gestión neoliberal de la pandemia engrandecen y resignifican aquellos gestos de resistencia. Por un lado, revelan que las grandes manifestaciones en defensa de la sanidad pública son necesarias pero insuficientes. La lucha también es simbólica narrativa. Los lenguajes artísticos, los cuerpos en performance y las acciones act-hack-art-tivistas pueden forzar el cortocircuito del plan de privatizaciones. Por otro lado, esa sincronía insinúa la última frontera de la creación artística, que tiene que ver con ese “borronear la línea entre arte y vida”, apuntado magistralmente por Claire Bishop en El giro social: (la) colaboración y sus descontentos. Si el arte de última tendencia busca, como afirma Bishop, “proyectos desmaterializados, antimercado y políticamente comprometidos” y obras protagonizadas por la colaboración de la gente, la atención primaria deviene valiosísimo material artístico. La atención primaria, con sus médicos de cabecera y pediatras, con las doctoras y enfermeros que se saben el nombre de nuestros hijos, con los profesionales que amalgaman conocimiento y afectos, configura la infraestructura que posibilita la vida (y el arte). Quienes trabajan como comisarios de arte y hablan del “museo hospital” o relacionan “los cuidados” con los museos, deberían decretar sin ambages que la atención primaria y todas y cada una de las personas que hacen que siga funcionando componen la verdadera obra de arte de nuestros tiempos. Y quienes protegen con vehemencia Las Majas de Goya frente a las dos activistas ambientales que se pegaron a los cuadros deberían defender los centros de salud de los barrios que los de arriba quieren cerrar como si fueran verdaderos museos.
El 28 de mayo de 2011, cientos de cirujanos se instalaron en sucursales de bancos de al menos diez ciudades del Reino Unido. Como muchos hospitales públicos habían cerrado por la falta de financiación, los doctores trasladaron su espacio de trabajo a las sucursales de los mismos bancos que se lucraban con la...
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