NO NI NÁ
Si sois la izquierda, no nos tanguéis
La unión de Sumar y Podemos es un hecho, y ese hecho, que ya ocurrió aunque aún no lo sepamos, debe representarse ya
Vanesa Jiménez 13/04/2023
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Sumar y Podemos, Podemos y Sumar, nos han tangado. No ni ná. Y lo peor del asunto es que nos estamos dejando tangar. Sumar y Podemos nos tangan porque saben, desde el mismo momento en que Yolanda Díaz decidió liderar un proyecto de país a la izquierda del PSOE, que su unión es un hecho. No una posibilidad, ni una opción. Un hecho. Por eso, que a estas alturas, cuando apenas queda un mes y medio para que se celebren elecciones municipales y autonómicas, sigan alimentando una desunión que no es posible, continúen escenificando un desencuentro impostado, persistan en parapetarse en una trinchera del mismo bando, es un engaño a la gente de izquierda.
Díaz no puede presentarse como posible presidenta del Gobierno y a la vez decir que sin Podemos su plataforma “no sería un fracaso” porque es una contradicción en sus términos. Y una osadía. Sin los morados, no ya la presidencia, tan solo llegar al Gobierno sería una quimera. Y Podemos no puede hablar de transformar nada porque sin Sumar quien transformará este país serán la derecha y la extrema derecha. Empeñarse en ser la única y verdadera izquierda, la de la verdad absoluta, es aceptar la esquinita a la que tantos quieren arrastrarlos.
La unión de Sumar y Podemos es una condición necesaria, quizá insuficiente, para que no gobierne el PP con los ultras y por ello es un hecho que no admite discusión. ¿Existen para la gente? ¿Quieren gobernar para la gente? ¿A qué están esperando? Les voy a dar unos datos sobre esa gente.
La unión de Sumar y Podemos es una condición necesaria para que no gobierne el PP con los ultras
A finales del año pasado se presentó en el Congreso ‘El Estado de la Pobreza. Seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España 2015 -2022’. Según este informe, 13,1 millones de personas –el 27,8% de la población– se encontraban en riesgo de pobreza y/o exclusión social en 2021; 3,9 millones de personas no podían permitirse una comida de carne, pollo o pescado cada dos días o mantener una temperatura adecuada en el hogar y el 44,9% de la población había tenido dificultades para llegar a fin de mes. En España, según el INE, hay casi dos millones de hogares monoparentales, y más del 80% están sustentados por mujeres. El 54,3% de las personas que viven en esos hogares está en riesgo de pobreza. Según un informe de Save the Children publicado a principios de marzo, Rumanía y España son los países de la UE donde viven más niños al borde de la pobreza, con tasas del 41,5% y el 33,4% respectivamente. El precio de la vivienda nueva en España subió un 7,9% de media el año pasado y el de los inmuebles de segunda mano, un 7,3%. Los alquileres acabaron 2022 rozando máximos en la mayoría de las capitales de provincia tras subidas desbocadas en muchas de ellas. La pobreza energética afecta a más de cinco millones de personas en España. El último informe del IPCC alerta de que el agua en la Península será un bien escaso en pocos años…
Ahora les dejo algunos titulares publicados en diversos medios españoles este año. “Endesa disparó su beneficio un 77%, hasta los 2.541 millones, en un año de precios récord de la energía”. “El Banco Santander consigue un récord de beneficios en 2022: 9.605 millones de euros”. “Las empresas del Ibex ganan 52.000 millones en 2022, con unos ingresos de medio billón de euros”. “El Gobierno andaluz desafía a la Comisión Europea con la tramitación de la ley para indultar los regadíos de Doñana”. “García-Gallardo (Vox) pide a estudiantes de la ESO que se pregunten si el CO2 es un gas contaminante”. “Meloni decreta el estado de emergencia migratorio en Italia durante seis meses”.
Después de los datos y de los titulares quizá sea más fácil asumir que la unión de Sumar y Podemos es un hecho, y que ese hecho, que ya ocurrió aunque aún no lo sepamos, debe representarse ya. Es tarde, pero no tanto. Todavía están a tiempo de evitar el ridículo, y la desesperanza, que supone la división en la campaña de las próximas elecciones. El 28 de mayo, Podemos e IU compartirán papeleta en al menos 9 de las 12 Comunidades Autónomas en las que se celebran elecciones. Sí, aunque no lo parezca. Y harán lo mismo en las diez principales ciudades de España. (Ángel Munarriz detalla en Infolibre el mapa de la confluencias). ¿Qué va a hacer Yolanda Díaz con la campaña en, por ejemplo, la Comunidad de Madrid o en la Valenciana, donde Podemos e IU acuden juntos y corren el riesgo de quedar por debajo del 5% que garantiza representación? ¿Van a condenar a la ciudadanía a una mayoría absoluta de Ayuso? ¿Van a dejar que el PP recupere Valencia y emprenda así la carrera a la presidencia del Gobierno?
Todavía están a tiempo de evitar el ridículo, y la desesperanza, que supone la división en la campaña de las próximas elecciones
Hace no tanto tiempo, en febrero de 2016, el actual presidente del Gobierno y el entonces líder de Ciudadanos, Albert Rivera, firmaron en la sala Constitucional del Congreso un documento de 100 –o eran 200– medidas para un “gobierno reformista y de progreso” (ejem) que no fue. Tres años y nueve meses después, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sellaron con un abrazo el primer Ejecutivo de coalición desde la Segunda República. Yolanda Díaz, Alberto Garzón y el propio Iglesias terminaron en una silla del Consejo de Ministros cuando todo volvía a apuntar al gatopardo.
Se pudo entonces y se puede y se debe ahora. Y los ciudadanos de izquierdas deben exigir que el hecho se produzca ya. Porque para recuperar los votos que se han perdido estos años, para que salgamos de casa a votar, hay que ponerse a la tarea. Y cortar también de paso con la política de tierra quemada que muchos han puesto en práctica. Hay gente, mucha, a la que los gobiernos les cambian la vida. A ellos y ellas no les sirven los cálculos electorales de cada supuesto bando.
Tras el hecho consumado, la unión, tocará izquierda. Una que no pese, que no viva encerrada en el bote de esencias, que contagie orgullo, de clase y de cualquiera, que permita pensar esperanza, que no enfade, que aspire a todo. Una, como decía en una tribuna Luis Chacón, suscriptor de esta revista, plural, inteligente y elegante, que sepa admitir otras formas de ser de izquierda. Pero de izquierda. El vota bonito ya se probó, y no sirvió para nada.
Cuanto mayor me hago, más cerca me siento de Bartleby, el escribiente de Melville, en las obligaciones más cotidianas. Reivindico el “preferiría no hacerlo” frente a “la cultura del esfuerzo” y asumo como mías las palabras de Fernando Fernán Gómez en un vídeo que circula por Instagram: “Yo estoy muy capacitado para no hacer nada. Si yo hubiese sido heredero, habría estado perfectamente sin hacer nada”.
En lo individual, defiendo el no hacer nada, que en la mayoría de los casos es vivir (¡A la mierda el trabajo!). Pero la política es una acción colectiva y el terreno de lo común requiere mucho esfuerzo. En este momento político, el preferiría no hacerlo, el preferiría no entenderme porque hay que ceder, condena a muchísima gente a vivir peor. Si lo permiten de partida, quizá deberían dedicarse a ser copistas o emplearse en la Oficina de Cartas Muertas. No hay un segundo que perder.
Yo me voy de vacaciones. No ni ná.
Sumar y Podemos, Podemos y Sumar, nos han tangado. No ni ná. Y lo peor del asunto es que nos estamos dejando tangar. Sumar y Podemos nos tangan porque saben, desde el mismo momento en que Yolanda Díaz decidió liderar un proyecto de país a la izquierda del PSOE, que su unión es un hecho. No una posibilidad, ni...
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Vanesa Jiménez
Periodista desde hace casi 25 años, cinturón negro de Tan-Gue (arte marcial gaditano) y experta en bricolajes varios. Es directora adjunta de CTXT. Antes, en El Mundo, El País y lainformacion.com.
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