Carta a la izquierda
Lamento del votante perplejo
Algunos sólo buscamos respaldar una articulación de la izquierda plural, inteligente y elegante, que sepa admitir otras formas de ser de izquierda. Eso sí, a ser posible, una libre de caballos de Troya neoliberales
Luis Chacón 12/04/2023
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Hola, me llamo Luis, soy votante de izquierdas y estoy perplejo. No estoy integrado en ningún partido ni organización, pero, a pesar de eso, existo. Créanme, señores expertos de los partidos, fuera de sus organizaciones y estructuras hay vida, hay gente que nos consideramos de izquierdas casi con tanto fundamento como cualquier político profesional. Ciertamente tengo rostro y nombre, aunque sólo cuente cuando voto. A pesar de esa simpleza mecánica, y de mi perplejidad paralizante, me considero un ser más complejo de lo que los expertos de los partidos parecen imaginar. Aunque parezca increíble, tengo ideas y opiniones, y me tomo la molestia de contrastarlas y elaborarlas para navegar por la vida y para situarme ante las urnas. Es decir: no soy un simple idiota con un voto en la mano, que es como me hacen sentir las arcangélicas megalomanías de cierta izquierda que va ciega de suavizante centrista.
Sé que no existe una izquierda verdadera, única y perfecta. Pero miro a los aparatos de los partidos y veo gente que mueve por su vocabulario conceptos propios del paraíso terrenal de una izquierda única verdadera. Veo gentes que arrastran de un lado a otro un mobiliario mental pensado para excluir del panorama a quienes no sean como ellos. Gentes pequeñas que no están dispuestas a admitir otro modo de ser de izquierdas que no sea el suyo y que se consideran las únicas legitimadas para excluir y convocar a la unidad bajo su paraguas y su batuta.
Algunos votantes de izquierda miramos el show político desde fuera y nos sentimos huérfanos y perplejos
Es evidente que en la izquierda no hay una verdad única universal. En cambio, lo que sí parece es que cada uno de los partidos de la izquierda tiene un trocito de una verdad más general y más grande que el conjunto de todos ellos. Pero eso, que podría parecer suficiente, no lo es. Porque, ni siquiera todos unidos podrían representar la conciencia política que corre por las venas de tantos y tantos votantes que miramos el espectáculo con incredulidad herida. Precisamente porque sabemos que no hay una izquierda única, definitiva y perfecta, las pretensiones megalómanas no sólo nos producen asombro, sino algo más peligroso en periodo electoral: desgana.
Llegado aquí, en mi perplejidad me pregunto si no es posible superar la disgregación inducida por la derecha y sus caballos de Troya sin caer en fórmulas de unidad mesiánica que huelen a evangelio neoliberal. ¿Verdaderamente no es posible imaginar una articulación de la izquierda en un proyecto común capaz de aceptar plenamente a otras formas de ser de izquierdas y convivir afable y elegantemente con ellas? ¿Es que los aparatos ciegos de los partidos no ven que sin aceptación de lo otro, de lo diferente, sin aceptación de los diversos modos de ser de izquierdas no hay proyecto posible para la izquierda?
Algunos votantes de izquierda miramos el show político desde fuera y nos sentimos huérfanos y perplejos. Pero los expertos de los partidos deberían saber que no por huérfanos y perplejos tenemos prisa por encontrar el amparo patriarcal de una verdad única y absoluta. Que no añoramos un liderazgo fuerte que arrase definitivamente, y “de una vez por todas”, el panorama político con autoridad absoluta. Que no soñamos con ejércitos de salvación, ni nos atraen los cantos de sirena.
En nuestra desvalida perplejidad abandonada, algunos votantes sólo buscamos respaldar con nuestro votito una articulación de la izquierda plural, inteligente y elegante, que sepa admitir y reconocer otras formas de ser de izquierda y convivir con ellas. Eso sí, a ser posible, una izquierda libre de caballos de Troya neoliberales disfrazados de socialistas, y libre de progres empalagosos ciegos de suavizante de la marca Centro. ¿Es esto mucho pedir?
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Luis Chacón es suscriptor de CTXT.
Hola, me llamo Luis, soy votante de izquierdas y estoy perplejo. No estoy integrado en ningún partido ni organización, pero, a pesar de eso, existo. Créanme, señores expertos de los partidos, fuera de sus organizaciones y estructuras hay vida, hay gente que nos consideramos de izquierdas casi con tanto fundamento...
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