redistribución
El 1% más rico ha acaparado dos tercios del patrimonio nuevo generado desde 2020
La inclinación de los sistemas fiscales a favorecer a las grandes fortunas provoca que una mujer ugandesa que vende sus productos en el mercado local pague 40 veces más impuestos que Jeff Bezos
CTXT / Observatorio Social ‘la Caixa’ 24/04/2023
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Policrisis. Este es el concepto utilizado por Oxfam para nombrar un momento histórico –el actual– en el que los colapsos, las recesiones y las pérdidas de derechos se superponen. Semejante pluralidad de problemas supone también una gran variedad de causas, pero la organización se ha centrado en una de ellas para elaborar el informe ‘La ley del más rico’, en el que se analiza el reparto de la riqueza en los últimos años.
La principal conclusión es que la redistribución es una farsa, ya que más del 50% de la riqueza generada en la última década en el mundo ha sido acaparada por el 1% más rico. Y lo que es más grave: desde 2020, esta disfuncionalidad se ha recrudecido, llegando esa ínfima minoría más privilegiada a recibir dos tercios de la nueva riqueza, seis veces más que el 90% más pobre. La desproporcionalidad es tal que, por cada nuevo dólar obtenido por este grupo mayoritario, un milmillonario recibe 1,7 millones de dólares.
Lejos de quedarse en la identificación del problema, el informe apunta uno de sus principales motivos y, además, ofrece soluciones viables. Se trata de la fiscalidad, fallida en términos democráticos por una clara tendencia hacia el beneficio de las élites económicas en detrimento de las grandes mayorías.
Los datos son claros: dos de cada tres países no gravan las herencias ni la riqueza transferida a la descendencia en general, hecho que provoca que la mitad de los milmillonarios del mundo residan precisamente en esos lugares. Así, la próxima generación de ultrarricos será todavía más acaudalada que la actual y el círculo vicioso seguirá profundizando en una desigualdad galopante. “Una nueva y poderosa aristocracia que no rinde cuentas se está generando ante nuestros propios ojos”, advierten los y las autoras.
Esta situación ha sido provocada por el descenso en la progresividad de los sistemas fiscales, cuyos tipos marginales destinados a gravar las rentas más altas en los países de la OCDE han caído, de media, 16 puntos porcentuales desde 1980. En aquel momento se encontraba en un 58%; hoy, hasta 100 países mantienen tipos de alrededor del 31%.
El impuesto sobre las rentas de capital es un ejemplo muy claro de lo que está ocurriendo. Siendo la principal fuente de ingresos de ese 1% más rico, solo se ha encontrado tres Estados en los que su tasa impositiva supere a la de los ingresos derivados del trabajo. Es decir, las grandes mayorías empobrecidas pagan más impuestos por su principal fuente de ingresos que las personas más ricas del mundo.
Traducido de lo abstracto de los números a lo tangible de la vida real, el informe arroja la escandalosa diferencia que existe entre Elon Musk o Jeff Bezos, con tipos impositivos reales del 3,2% y el 1% respectivamente, y Aber Christine, una mujer ugandesa que se gana la vida comerciando en el mercado local y que debe pagar el 40% de sus ingresos en forma de impuestos.
En cuanto a las soluciones, Oxfam ha calculado que se recaudarían 1,7 billones de dólares cada año con un impuesto al patrimonio neto del 2% para millonarios, del 3% para personas con más de 50 millones de dólares y del 5% para milmillonarios. Se afirma que con esa cantidad de dinero se podría sacar de la pobreza a 2.000 millones de personas, una cifra que toma mayor relevancia al complementarse con otra, también presente en el informe: al menos 1.700 millones de trabajadoras y trabajadores viven en países en los que los salarios crecen por debajo de la inflación.
En el informe se recuerda además que “durante gran parte del siglo XX, los tipos impositivos marginales máximos del 60% sobre la renta personal para los grupos con mayores ingresos eran la norma”.
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CTXT / Observatorio Social ‘la Caixa’
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