cambio climático
El calor provocó la muerte de 4.000 personas en España el año pasado
Según Greenpeace, la evolución de la temperatura mediterránea crecerá un 50% por encima de la media mundial hasta alcanzar un aumento mínimo de 2 °C para mediados de siglo
ctxt 28/07/2023
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El último informe elaborado por la Unidad Científica de Greenpeace en la Universidad de Exeter (Inglaterra) no trae buenas noticias. La temperatura media anual está 1,27 °C por encima de la media preindustrial a nivel global. Sin embargo, esto puede ir a peor debido a que las medias globales no representan una radiografía completa de la situación. Algunas regiones sufren cambios mayores en los patrones climáticos extremos y ese es el caso de España. Según estimaciones de la ONG, la evolución de la temperatura mediterránea crecerá un 50% por encima de la media mundial hasta alcanzar un aumento mínimo de 2 °C para mediados de siglo, con cambios aún más dramáticos en las regiones interiores.
Dicho estudio insiste en señalar cómo el cambio climático es un problema que ya nos está afectando. Por citar algunos datos, la ola de calor que sufrió el sur de España esta primavera marcó el mes de abril más caluroso desde que hay registro. La temperatura del aire alcanzó un máximo de 38,8 °C en el aeropuerto de Córdoba. A esto cabe añadir que 2022 fue el año más caluroso del que se tiene constancia. Unas condiciones extremas que cada vez causan más estragos en la salud de las personas. Según la Organización Mundial de la Salud, el estrés térmico contribuyó a más de 4.000 muertes adicionales durante el año pasado en España. Nuestra temperatura corporal oscila, normalmente, entre los 36,5 °C y los 37,5 °C. Si esta llega a los 40 °C se convierte en una amenaza. El 14 de agosto de 2021 se registró en el municipio de Montoro (Córdoba) una temperatura de 47,4 °C, récord histórico en nuestro país. Hablamos de temperaturas extremas que limitan la capacidad del cuerpo de regular el calor acumulado y por lo tanto son peligrosas para la vida.
Se espera que la temperatura media de la superficie del Mediterráneo aumente entre 1,8 °C y 3,5° C para 2100
La situación de las superficies marítimas también es dramática. La temperatura de la superficie del Mediterráneo ha aumentado unas tres veces más que la media mundial entre 1982 y 2018. Este incremento de las temperaturas de unos 0,4 °C por década se corresponde con un aumento considerable de las olas de calor marinas. En 2022, se observaron anomalías en la temperatura de hasta 5 °C. Algunos de estos periodos de altas temperaturas del mar han sido la causa de daños ecológicos graves, como la degradación de grandes arrecifes de coral y la mortalidad masiva de especies marinas. En conjunto, se espera que la temperatura media de la superficie del Mediterráneo aumente entre 1,8 °C y 3,5° C para 2100.
Por otra parte, el cambio climático también está afectando a los patrones de comportamiento de las lluvias. Durante las últimas décadas, muchas regiones de España han sufrido un descenso en la cantidad de lluvia anual de entre 3 y 11 mm por década desde 1950. Además, la tendencia muestra cómo estas se concentrarán cada vez más en tormentas cortas de gran intensidad, lo que podría provocar inundaciones puntuales. Pese al descenso generalizado, en el caso de Asturias y Galicia se ha observado un aumento en el volumen de precipitaciones anuales. Sin embargo, muchas zonas están sufriendo lo que se conoce como “estrés hídrico”. Apenas cuatro de las quince demarcaciones hidrográficas de nuestro país (Cantábrico Occidental, Cantábrico Oriental, Galicia Costa y Miño-Sil) contaban con poco o ningún estrés hídrico. En 2023, las tres cuencas con mayores niveles de estrés hídrico son las del Guadiana, el Guadalquivir y las cuencas interiores de Cataluña.
Se estima que el 60 % de la red de lagunas que existía en nuestro país en 1985 ya se ha perdido debido a la actividad humana y al cambio climático
Greenpeace señala que, pese a que en gran medida se debe al descenso del volumen de precipitaciones relacionado con el cambio de los patrones climáticos, la desertificación de estas zonas son consecuencia del uso insostenible del agua de estos caudales para la agricultura, en torno a un 80 % del consumo total. Así, el informe señala cómo los procesos de desertificación se extenderán hacia el interior de la península desde el sureste, uno de los mayores ejemplos es el del Parque de Doñana. Este gran humedal tenía una extensión histórica de 180.000 hectáreas, reducida a 32.000 hectáreas en la actualidad. Las casi 150.000 hectáreas de diferencia se encuentran hoy o bien desecadas de forma definitiva o destinadas al cultivo. Se estima que el 60 % de la red de lagunas que existía en nuestro país en 1985 ya se ha perdido debido a la actividad humana y al cambio climático, una situación que como bien apunta la ONG en muchos casos es irreversible, pero estamos a tiempo de frenar.
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ctxt
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