PROCESANDO LA CAMPAÑA EXPRÉS
Lo importante
Sumar ha sido muy criticado por su idea de herencia universal. Y sí, puede ser criticable. Pero no por anecdótica, pues supone una novedad inaudita: es la primera vez que un partido que puede ser Gobierno adopta un concepto de Piketty
Guillem Martínez 9/07/2023
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1- Hace escasas 24 horas que El País daba por finalizado el periodo de recuperación del PSOE frente al PP. Unas 24 horas después, La Vanguardia publicaba una encuesta de Ipsos en la que se le da mayoría absoluta al pack soberanismo, ese fantasma –de la Ópera; de la Ópera de Bayreuth– que recorre Europa.
2- Como decía Nietzsche a una encuestadora de Sigma Dos, si miras mucho tiempo una encuesta, la encuesta acaba mirándote a ti.
3- La encuesta, en todo caso, permite ver, con el rabillo –del ojo–, dos cosas ya apuntadas. Dos combates. El de PSOE y el de Sumar. El de Sumar es una lucha –a su izquierda, o en su esferidad, hacía tos laos– por recuperar tres espacios. El a) espacio ecuménico de lo que Jaime Miquel denominó la Perestroika. Técnicamente sería la Péreztroika –de Pérez, lo que aludiría a una Perestroika peninsular, el país de me-lo-dijo-Pérez–, una reforma democrática local, inusitada, radical, avalada en 2011 por una mayoría social de peli de chinos. Que hoy, como que no. Ese tren ya pasó. Perder ese tren, que sale de la estación cada, pongamos, 40 años, es el gran logro del complejo armamentístico-político-mediático español, pero también la gran responsabilidad de una generación de dirigentes que facilitó la expulsión de los otros dos grupos de electores perdidos, que ahora se pugna por recuperar. Como b) el millón de votos perdido de una tacada, zas, en 2016, y como el c) posible millón de votos perdido durante la pelotera, incomprensible, suicida, metafórica de lo ocurrido desde 2014, entre Podemos-Sumar.
Parece ser que Sumar progresa adecuadamente, y que, a tenor de las encuestas, salvará los muebles
4- Parece ser que, en todo caso, Sumar progresa adecuadamente, y que, a tenor de las encuestas, salvará los muebles, e incluso podría adquirir en Ikea una estantería Kütrë. Lo que puede ser, si es así, un logro inusitado. La vertebración de un voto no fundamentado en la fe y en la cursilería comic-sans de las izquierdas, sino, en el peor de los casos, en la lucha polarizada de bloques, y en el mejor, en la frialdad, en el cálculo, en la decisión, operativa y personal, de un voto, por fin, no sentimental. Lo que permitiría la normalidad de algo nunca producido en las izquierdas, ni en su electorado, de por aquí abajo. Criticar, sin recurrir a lo cenizo, al odio, a la crispación, aquello que se vota y, tal vez –lo que sería anecdótico, por otra parte–, se ama. Se necesita una izquierda así, y unos medios en los que poder discutirla, o estamos perdidos a corto, medio y/o largo plazo.
5- Sumar, que parece parar el golpe de sus crisis desde 2016, se sitúa, en este momento, y según El País/40dB, a más de un punto por debajo de Vox. Lo que es, tal y como está el patio, un indicio positivo. Para un gobierno de coalición es muy posible que Sumar tuviera que superar a Vox. Y no solo eso, sino superarlo de una manera rentable según el sistema electoral español, esa joya. Concretamente un anillo con veneno bajo el pedrolo, y que suele llevar el malo en su índice.
6- A su vez, PSOE está en combate –lo dicho hace días– hacia su derecha. Este combate es la playa Omaha de estas elecciones, el lugar de la victoria o de la derrota, y el punto en el que PSOE y PP se van a dar para el pelo. PP, en ese sentido, lo está dando todo. Demasiado. Es decir, tal vez, por puro Stanislavski, se ha metido tanto en el papel desarrollado tras el 28M que también está luchando por su propia derecha, un lugar epistemológico en las Quimbambas de la derecha próxima al PSOE. Lo que alejaría al PP, aparentemente, de esa pugna por ese centro moderado. Si no fuera por el hecho de que ese centro moderado, la centralidad de la sociedad, nunca, jamás, es ni centro ni moderado, sino el núcleo de la ideología, nunca formulada, de una sociedad. Es la ideología hegemónica, el sentido común de la sociedad. Una sociedad, glups, por lo visto obsesionada porque un okupa mítico le pete la puerta de su segunda residencia, se tenga o no se tenga primera o segunda residencia. Lo que podría apuntar a que el PP, en efecto, juega en casa. Un dato al respecto de lo de Ipsos: un 13,3% del electorado PSOE en las últimas generales, se ha pasado –ay, uy– al PP, con relajo y con gran facilidad.
7- Bueno. Bajo esos dos combates, de los que les he pasado posible minuto y posible resultado, pasan cosas. Importantes. Y en las que nadie suele fijarse. Cosas más importantes, incluso, que ganar o perder unas elecciones. Se trata de cambios de mentalidad. En ocasiones conscientes. En otras son mucho mejor: inconscientes.
Piketty es, ni más ni menos, el itinerario de las izquierdas, europeas y globales, en el siglo XXI
8- Sumar ha sido muy criticado por su idea programática de herencia universal de 20.000 pepinos. Y sí, puede ser criticable. Pero no por anecdótica, pues supone una novedad inaudita. Corríjanme, pero creo que se trata de la primera vez –en España, es posible que en Europa– en la que un partido que puede ser Gobierno adopta un concepto, como una casa, de Piketty. Y Piketty es, ni más ni menos, el itinerario de las izquierdas, europeas y globales, en el siglo XXI, en el caso de que logren subsistir a lo que se avecina. Como me dijo un ministro del anterior Gobierno, los Gobiernos no piensan, sino que hacen lo que pueden. Solo se piensa en la casilla anterior –o, glups, posterior– a la de ser Gobierno. Es muy importante, en ese sentido, haber pensado en Piketty. Es más, ¿por qué no recurren a él más –en fiscalidad, por ejemplo, en medidas contra la acumulación–, en tanto no disponemos de otra cosa, y esa cosa es, además, un lujo?
9- En su caótica campaña –son normales las campañas caóticas en las izquierdas; les hablo otro día ya si eso–, Sánchez ha prometido gratuidad de estudios universitarios y FP, y la gratuidad del transporte hasta los 24 años. Lo que puede ser a) palique, b) desesperación, c) vehemencia, d) Zpismo/nada, y e) inconsciencia. Lo que sería sentido común, ese tipo de ideas, poco comunes, que pasan a instalarse en la cabeza, de forma tan permanente que penetran el alma. Me explico.
10- Hay señales de que el neoliberalismo y la globalización empiezan a irse al garete. De manera tan lenta y contradictoria que, en ocasiones, la percepción es de lo contrario. En todo caso, estamos en el inicio de otra época. Otra época en la que el Estado volverá a ser muy importante, lo que confiere mayor canguelo al hecho de que el soberanismo cope los Estados europeos. En todo caso, es un indicio notorio el hecho de que un partido, con probabilidades de Gobernar, integre en su programa tendencias correctivas nuevas, aún vinculadas al neoliberalismo –alguien pagaría los transportes y las matrículas a unas empresas poco o nada reguladas: el Estado–, pero que, si se prodigan y articulan, pueden ser otra cosa: la vuelta de la idea de que el mercado puede y debe verse corregido. La evolución final de esta tendencia, por cierto, sería, me dicen, el pago, vía presupuestos del Estado aprobados en el Parlamento, de la partida para las pensiones, impagables, a corto plazo, bajo los criterios de la Comisión. Si no llegan a ver eso es que las izquierdas han dejado de existir , gracias a cierta incapacidad para serlo. Lo que empieza a ser el caso desde los años 70-80.
11- Estamos, de hecho, en el último capítulo de algo iniciado en los 70-80. Aún puede acabar incluso bien.
12- Mañana, más.
1- Hace escasas 24 horas que El País daba por finalizado el periodo de recuperación del PSOE frente al PP. Unas 24 horas después, La Vanguardia publicaba una encuesta de Ipsos en la que se le da mayoría absoluta al pack soberanismo, ese fantasma –de la Ópera; de la Ópera de...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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