HOMENAJE
Ingeborg Bachman: un icono se humaniza
En el cincuenta aniversario de la muerte de la poeta y narradora austriaca
Cecilia Dreymüller 17/11/2023
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En verano de 1958 se conocen en París una joven y ya célebre poeta, Ingeborg Bachmann, y un largamente reconocido dramaturgo, Max Frisch. Enseguida se lanzan de cabeza a una apasionada relación en la que ambos proyectan su ideal amoroso: entrega absoluta y preservación de la libertad. El experimento dura cuatro años, agotándose poco a poco por los celos de Frisch y las convenciones de la época, a la que Bachmann se adelantaba años luz, tanto en su escritura como en su vida de mujer independiente. Su proyecto existencial, un modelo de independencia femenina del que todavía queda mucho por aprender, inevitablemente estaba condenado al fracaso en los años sesenta.
El interés de las relaciones amorosas de Bachmann con Max Frisch –o con Paul Celan, o con Hans Weigel, o con Hans Magnus Enzensberger, por nombrar sólo los más conocidos entre sus amantes– estriba precisamente en que reflejan a la perfección las razones de este fracaso. Se repite en ellas una y otra vez el esquema de la lucha por el poder entre hombre y mujer, en la que la mujer, si no se somete, se (auto)destruye. Bachmann, una vez salida del derrumbe psíquico en que cayó tras la separación de Frisch, dedicó a este complejo temático su gran ciclo de prosa “Formas de muerte”, con las novelas Malina, El caso Franza, Requiem por Fanny Goldmann y el libro de relatos Tres senderos hacia el lago. Léanlos si todavía no los conocen.
Se repite en las relaciones amorosas de Bachmann el esquema de la lucha por el poder entre hombre y mujer
Teniendo en cuenta el potencial dramático de la historia de amor entre Frisch y Bachmann, resultaba extraño que todavía no hubiera sido llevada a la gran pantalla. Ahora, finalmente, se ha hecho, justo al cumplirse cincuenta años de la muerte de la escritora. En la Berlinale 2023 presentó Margarethe von Trotta Ingeborg Bachmann - Journey into the desert. La directora especializada en biopics de grandes figuras femeninas (Hildegarda von Bingen, Rosa Luxemburgo, Hannah Arendt) despliega en su película una visión aligerada, menos oscura y, sobre todo, menos prejuiciosa de la intelectual, mujer y amante. Y se centra en un momento de inflexión en la vida de la tan mistificada escritora austriaca: su relación con Max Frisch.
Von Trotta, en muchos de los diálogos, se basa en las cartas de Hans-Werner Henze, Paul Celan y Hans Magnus Enzensberger. No pudo, sin embargo, documentarse para su guion con la correspondencia entre Bachmann y Frisch, que estuvo bajo llave hasta hace poco. El voluminoso tomo de más de mil páginas se publicó el pasado otoño y se titula No lo hicimos bien, citando una carta de Frisch.
La sensación que provocó el libro en Alemania, donde se convirtió en pocos meses en un inesperado best-seller, demuestra el estatus de culto del que allí gozan la obra y la figura de Bachmann. Y realmente, la lectura de las casi trescientas cartas vale la pena, pues muestra caras nuevas –humanas, pero menos ideales– de Ingeborg Bachmann, y permite una introspección en el íntimo entrelazamiento entre escritura y vida de dos escritores excepcionales.
Ahora se puede rastrear, por primera vez con fundamento, el tan ampliamente especulado fondo autobiográfico de la obra de ambos. Al mismo tiempo, queda patente la influencia de Bachmann sobre la obra de otros escritores, por ejemplo, sobre Lengua del país, el segundo poemario de Hans Magnus Enzensberger, con quien tuvo una liaison justo en 1960. Y finalmente se entiende también algo de la lucha trágica de Bachmann por una nunca alcanzable estabilidad, que fracasa en buena parte por las circunstancias de dos vidas extremas, la suya y la de Max Frisch, con continuos viajes extenuantes, trato social intenso y un consumo indiscriminado de alcohol y pastillas.
El desgaste emocional provocado por el experimento del amor libre fue terrible
Quizás lo más sorprendente, no obstante, sea comprobar que la participación de cada uno en el trabajo literario del otro era más importante de lo que se suponía. Bachmann no sólo autorizó la publicación de Pongamos que me llamo Gantenbein, sobre el fracasado amor de un escritor supuestamente ciego con una excéntrica actriz –trasunto de Bachmann– sino que corrigió las galeradas y se mostró contenta con el logro de Frisch. Y el mismo entusiasmo brindó Frisch a los relatos de A los treinta años, donde él sirvió de modelo para algunas de las figuras pequeñoburguesas o de macho cerebral y calculador que allí aparecen.
El desgaste emocional provocado por el experimento del amor libre, sin embargo, fue terrible. Cuando Frisch descubre que Bachmann le ha propuesto matrimonio, primero a Enzensberger, y luego a otro de sus enamorados, empieza un largo declive en el que no salvan de la debacle total ni el cuidado de dos amantes muy respetuosos ni el recuerdo de la felicidad pasada. “El final no lo superamos bien, ninguno de los dos”, constata resignado Frisch en su novela Montauk.
Un libro que en el contexto del cincuentenario de la muerte se distingue muy saludablemente de las publicaciones conmemorativas existentes en torno a la poeta austríaca, por la sobriedad de los hechos contrastados, es Ingeborg Bachmann, mi hermana, el libro de recuerdos del hermano de la escritora, Heinz Bachmann. En lo que parece a primera vista un álbum familiar, con fotos nuevas y otras conocidas, se descubren aspectos habitualmente poco considerados en el trabajo de una autora rodeada de tanto glamour: la precariedad económica en la que vivía y la preocupación por mantenerse a flote con su escritura. Detalles observados de cerca por el hermano menor desvirtúan algunos rumores y despejan definitivamente las dudas sobre las causas de la muerte de Bachmann (abrasada por un incendio en su propia casa).
También habría que tener en cuenta la recién publicada correspondencia con Nelly Sachs, Hilde Domin y Marie Luise Kaschnitz, Hablando a través de las fronteras – Über Grenzen sprechend. Con las tres poetas alemanas –afincadas en Suecia, Santo Domingo y Frankfurt, respectivamente–intercambió Bachmann cartas sobre temas candentes tales como escribir después de la Shoá o las condiciones en que podía escribir una poeta después de 1945. Con Kaschnitz, además, que había vivido también en Italia, comentaba sus dificultades como autora extranjera en Roma, donde Bachman, por otra parte, estaba socialmente más que integrada, cultivando amistades con Elsa Morante, Pier Paolo Pasolini, Luigi Nono o Giuseppe Ungaretti.
Con Constelaciones en Roma, un gran homenaje multidisciplinar, la capital italiana ha respondido este otoño a la predilección de Ingeborg Bachmann por Roma, donde vivió buena parte de su vida adulta y murió el 17 de octubre de 1973, a los cuarenta y siete años.
Referencias:
Ingeborg Bachmann y Max Frisch, Wir haben es nicht gut gemacht, edición de Hans Höller, Renate Langer, Thomas Strässle y Barbara Wiedemann, Piper Verlag München, Berlín-Zürich, y Suhrkamp Verlag, Berlín, 2022 (1038 pp.).
Heinz Bachmann, Ingeborg Bachmann, meine Schwester, Piper Verlag, Múnich, 2023 (128 pp.).
Ingeborg Bachmann, Nelly Sachs, Hilde Domin y Marie Luise Kaschnitz, Über Grenzen sprechend, edición de Barbara Agnese, Piper Verlag, Múncih-Berlín-Zúrich, y Suhrkamp Verlag, Berlín, 2023 (364 pp.).
En verano de 1958 se conocen en París una joven y ya célebre poeta, Ingeborg Bachmann, y un largamente reconocido dramaturgo, Max Frisch. Enseguida se lanzan de cabeza a una apasionada relación en la que ambos proyectan su ideal amoroso: entrega absoluta y preservación de la libertad. El experimento dura cuatro...
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