En la noche del domingo 5 de noviembre, las fuerzas de ocupación israelíes llevaron a cabo intensos bombardeos sobre el campamento de refugiados de Al-Shati, en la ciudad de Gaza. Según informes de funcionarios del Ministerio de Sanidad, confirmados por otras fuentes, cientos de palestinos, entre ellos hombres, mujeres y niños, murieron como consecuencia de esas bombas. Horas más tarde, las personas que se encontraban en el Hospital Shifa dieron cuenta de la magnitud de la matanza, una más de las tantas que Israel está provocando en la Franja de Gaza, por el número de cadáveres y de personas heridas que llegaron al centro médico. La ONG Euro-Med Human Rights Monitor ha documentado las cifras del ataque israelí sobre Al-Shati: 500 muertos y 1.000 heridos.

Esa misma noche, Israel volvió a cortar todas las comunicaciones en la Franja, lo que endureció el asedio a la población gazatí. La falta de comunicación dificulta el acceso a servicios vitales, como la asistencia médica y la ayuda humanitaria. Aísla aún más a la ya vulnerable población, dejándola sin medios para buscar ayuda o informar de sus circunstancias al mundo exterior. La desesperación y el desamparo que provoca el aislamiento no hacen sino agravar el sufrimiento de las personas que luchan por sobrevivir. 

La comunidad internacional ha expresado su profunda preocupación por el corte de las comunicaciones en Gaza y las atrocidades denunciadas por diversas oenegés. Varios países, organizaciones de derechos humanos y activistas han pedido el cese inmediato de la violencia y el restablecimiento de las vías de comunicación. Hacen hincapié en la necesidad de que se exijan responsabilidades y se haga justicia a las víctimas de estas horribles masacres. 

Israel prosigue el genocidio contra los gazatíes, con bombardeos que no cesan. Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, las FDI han matado a más de 9.770 palestinos, entre ellos 4.800 niños, y ha herido a más de 25.000. 

La Franja de Gaza, un enclave densamente poblado en la costa mediterránea, está bloqueado por Israel desde 2007. Este bloqueo, junto con operaciones militares intermitentes, ha limitado gravemente el acceso de la población de Gaza a servicios y recursos esenciales. La reciente escalada de violencia y el corte de todas las comunicaciones agravan aún más la ya grave situación de la región.

La urgencia por abordar la difícil situación de la Franja de Gaza ha alcanzado un nivel crítico, y es necesaria una acción inmediata para aliviar el sufrimiento y evitar más pérdidas de vidas inocentes.