1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Literatura

La obra completa de Antonio Di Benedetto

Una mirada integral a la obra del escritor argentino que vivió exiliado en Madrid

Ernesto Bottini 4/12/2023

<p>El escritor argentino Antonio Di Benedetto en los años 70 u 80. / <strong>Cristian Garzón, Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0 DEED)</strong></p>

El escritor argentino Antonio Di Benedetto en los años 70 u 80. / Cristian Garzón, Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0 DEED)

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Si nos permitimos ser un poco laxos en la definición del término “experimental”, podemos asumir que toda escritura literaria es de alguna manera escritura experimental. Desde esa amplitud del concepto, que implicaría que todo proyecto de escritura está, al menos en algún momento del proceso de creación, buscando y poniendo a prueba distintas voces y puntos de vista, estructuras, tonos, sistemas de signos, gramáticas y sintaxis del sentido, etc., el argentino Antonio Di Benedetto (1922-1986) fue un destacado escritor experimental. Cada una de sus cinco novelas y cada uno de sus muchos cuentos es un ente narrativo autónomo, pero a la vez todos esos textos componen una red cuya densidad formal es uniforme. Exploró con ellos la cáscara de apariencias y el carozo sustancial del mundo, con la convicción de que el conocimiento es fruto, como quería Simone Weil, de la “profundización continua de lo mismo”.

La mirada artística de Di Benedetto se pasea por el gran bazar de lo real hasta que se posa en un objeto. El objeto puede parecer azaroso, pero ha sido seleccionado por la intuición estética para actuar como talismán. Ahí detiene su deriva, enfoca y se acerca hasta que la capacidad de aumento de la lente se hace insoportable. Algo así. Pero no exactamente, porque el instrumento de observación de Di Benedetto no es la cámara cinematográfica, sino el lenguaje. Pero tampoco es así, no del todo así. El lenguaje no sería un instrumento de observación de algo exterior a él; se trataría, más bien, que de la atención sostenida brota una forma de lenguaje que crea la percepción. No traduce lo observado: crea la percepción en su propio dominio. El órgano de la observación, como apuntaba Emily Dickinson, es más extenso que lo observado, y lo implica. El personaje que es sujeto de la experiencia onírica, por momentos el propio narrador de la historia en Sombras, nada más... (1984), su última novela, “se promete describir, o escribir, no el bosque exterior, sino el bosque en su interior. No las imágenes del bosque que puede compartir el que escucha la música o lee una poesía, sino que las imágenes únicamente pueden ser compartidas si él las manifiesta y las distribuye, idea que tampoco tiene muy clara”, pero que encierra una programática luminosa del arte narrativo de Antonio Di Benedetto.

Las cinco novelas

 Las novelas de Di Benedetto se sostienen en el desarrollo ficcional de una idea o tema básico; se reproducen partiendo de un germen casi filosófico, de una preocupación primaria y esencial, y a partir de allí van creciendo como enredaderas que la abrazan hasta la asfixia. Cada “tema” alumbra una forma específica y se manifiesta a través de un lenguaje singular.

Las novelas de Di Benedetto se reproducen partiendo de una preocupación primaria y esencial, y a partir de allí van creciendo como enredaderas

Su primera novela, El pentágono (1954), está construida a partir de pequeñas narraciones que asedian la idea del amor y su inflexión en la infidelidad. Julio Premat abordó el estudio de este texto de textos como origen de su ficción y constructo geométrico: “La infracción matrimonial, tematizada repetidamente en los relatos del libro, motiva y origina la infracción estética, la insatisfacción ante la forma canónica, la ‘pretensión’ de ‘hacer algo distinto’… El pentágono equivale a la novela, es su título, título de una ‘novela en forma de cuentos’, por supuesto, pero también de una ‘novela en forma de pentágono’. Es el lugar de contacto entre la realidad y el imaginario: hay un triángulo ‘especulativo’ y otro ‘real’: la asociación entre ambos forma el pentágono”.

En Zama (1956) asistimos a la vertiginosa parálisis psíquica que engendra todo deseo o expectativa, la calcificación dolorosa de la espera como tránsito paradójico, a la vez eterno y efímero de la existencia: “el deterioro que acompaña a toda perduración de lo provisional”, como apuntaba Alberto Cousté en uno de los prólogos que han acompañado las diversas ediciones de la novela a lo largo de los años. Zama es un texto decisivo dentro de la novelística en castellano del siglo XX y seguramente la obra más lograda de su autor, un pequeño prodigio de simbolismo, lenguaje y estructura: tiene la rareza que podría derivarse de que Samuel Beckett trasteara con un manuscrito de Maupassant. Zama es también un miembro más de esa familia disfuncional de la espera conformada por Carcassonne, El mar de las Sirtes y El desierto de los tártaros.

En El silenciero (1964), esta preocupación primaria toma la ruidosa forma acústica del mundo, la perturbación genésica del sonido. En Los suicidas (1969) presenta en clave seudodetectivesca el frágil andamiaje argumental de la supervivencia enfrentado a la pulsión de muerte.

Sombras, nada más..., escrita, “ambientada” y publicada originalmente en Madrid, es un trabajo sobre el sueño en sus infinitas implicaciones, elemento sustancial de la experiencia, materialidad viscosa e indiscernible del complejo entramado de lo real, así como portador simbólico de las claves del misterio sobre el que cabalga la vigilia y toda obra de arte.

Los muchos cuentos

Si bien han proliferado sus antologías de forma un tanto caótica, cinco fueron los libros de cuentos que publicó como unidades conceptuales: Mundo animal (1953), Grot (1957), Declinación y ángel (1958), El cariño de los tontos (1961) y Absurdos (1978).

Es en sus cuentos donde Antonio Di Benedetto fue un escritor experimental en un sentido más estricto. Es famosa la anécdota sobre cómo escribió “El abandono y la pasividad”, cuento con acción y conflicto, pero sin personajes. En una conferencia en la ciudad de Mendoza en el año 1953, Ernesto Sabato había afirmado que “en toda novela no puede faltar el ser humano con sus sentimientos y su conducta”. Como aceptando un desafío imaginario (mejor: de la imaginación), el joven Di Benedetto le envió ese texto. Sabato le respondió con un lacónico pero pertinente lugar común: “La excepción confirma la regla”. Unos pocos años después, Di Benedetto publicaría este cuento junto con “Declinación y ángel”, donde se funde el objetivismo à la nouveau roman con el lenguaje cinematográfico: distancia, encuadre, enfoque, montaje. Un experimento bastante radical que hoy leemos con curiosidad arqueológica y formalista.

Hay algo en la construcción sintáctica y en el encadenamiento léxico de su prosa que impide que sea leída sin prestar la mayor de las atenciones

Radical, así mismo, es “Caballo en el salitral” (1961), cuyo arranque ya es legendario en la literatura argentina: “El aeroplano viene toreando el aire”. Es en cuentos como este que el lector tiene la fundada sensación de no haber leído nunca nada parecido. “Aballay” (1978), otro de sus cuentos icónicos, interviene la tradición de la literatura gauchesca desde un ángulo asombroso. Su narrativa breve conjuga mecanismos de aproximación del absurdo, yuxtaposición de planos temporales, el peso irracional del acontecimiento y la emergencia espiritual de la animalidad en el ropaje maquínico de lo humano.

Hay algo en la construcción sintáctica y en el encadenamiento léxico de su prosa que impide que sea leída sin prestar la mayor de las atenciones. Es imposible seguir el sentido de sus frases, siempre precisas, de una precisión inaudita, sin la entrega absoluta al texto. Cada frase es continuidad y a la vez el comienzo de todo, cada una propone (es un decir) un sentido que es necesario desentrañar. Pasa con Juan Benet. Pasa con Juan José Saer. Fue justamente Saer quien señaló la recompensa de la atención a la prosa de Antonio Di Benedetto: “Sus narraciones provienen de una profunda necesidad personal, indiferentes a la expectativa pública y a lo establecido y, por esa misma razón, no hay lector atento que, en lo más íntimo, no se reconozca en ellas... Entre los autores de ficción de este idioma y de este siglo, Di Benedetto es uno de los pocos que tiene un estilo propio, y que ha inventado cada uno de los elementos estructurantes de su narrativa”.

La obra periodística

El último libro de Antonio Di Benedetto que la editorial Adriana Hidalgo publica en su catálogo (donde le ha dedicado una “biblioteca”) viene acompañado de un descubrimiento feliz, porque equivale al hallazgo de manuscritos inéditos. Resulta que Escritos del exilio. Textos desde Madrid 1978-1983 (2022) recoge los artículos publicados en la prensa española en esos años, algunos de los cuales eran conocidos, muy pocos, e incluye también reseñas y comentarios firmados con seudónimo en la revista médica Consulta Semanal, de la cual Di Benedetto fue coordinador de redacción durante prácticamente un lustro. Este descubrimiento no solo incorpora nuevo material a su acervo, sino que permite replantearse la idea de un exilio de reclusión y silencio, al borde de la indigencia, que fue la aproximación más frecuente a ese periodo de su historia, basada principalmente en sus declaraciones esquivas y confusas y en testimonios deslavazados de sus allegados y colegas, por ejemplo en este fragmento de Saer que hace referencia a su detención y posterior exilio: “En 1976, las marionetas sangrientas que impusieron el terrorismo de Estado, lo arrestaron la noche misma del golpe militar y, sin ninguna clase de proceso, lo mantuvieron en la cárcel durante un año. Los notables mendocinos que había frecuentado durante décadas se lavaron las manos, de modo que cuando salió de la cárcel, a los 56 años, lo esperaban el destierro, la miseria y la enfermedad”. En efecto, tras ese largo año de encierro, en el que sufrió torturas, vejaciones y simulacros de fusilamiento, se exilió con lo puesto, un oído reventado y profundas huellas psicológicas.

Tras un largo año de encierro, en el que sufrió torturas, vejaciones y simulacros de fusilamiento, se exilió con lo puesto

Así las cosas, el medio por el cual Di Benedetto se ganó la vida en España de 1978 a 1983 fue el periodismo cultural, su oficio de siempre: el trabajo de coordinación y reseñismo para Consulta Semanal y la escritura de artículos sobre arte que publicó de forma esporádica en Arteguía. Esto da cuenta de un alto grado de actividad, que contrasta con la imagen de estancamiento que se había tenido hasta el momento. Escritos del exilio recoge reseñas de cine, teatro, exposiciones y libros, algunas apenas piezas burocráticas y otras con peso reflexivo, que tienen el interés de mostrarnos sus inquietudes artísticas y narrativas de aquel periodo (en el que escribe su última novela), incluso el de exponer la versatilidad de su discurso cultural (su personalidad y destrezas como periodista), pero que no añaden demasiada sustancia (aunque sí una considerable cantidad) al corpus de su obra, a diferencia del lugar que ocupa la anterior recopilación de artículos publicada por AH con el título Escritos periodísticos 1943-1986. Los artículos y comentarios dan cuenta, a su vez, de la vitalidad cultural de la ciudad de Madrid en aquellos años y de las fricciones en la esfera pública, como cuando se ocupa de la representación en el Teatro Español de Las bicicletas son para el verano, la obra de Fernando Fernán-Gómez con dirección de José Carlos Plaza, cuyo estreno en 1982 estuvo rodeado de retrasos y complicaciones, y que finalmente fue anulada por el Ayuntamiento a pesar de su sonado éxito de crítica y de público.

Otra fuente de actividad e ingresos para Di Benedetto fue la participación sistemática en concursos provinciales de narrativa, que ya conocíamos de manera oblicua a través de la ficción por el cuento “Sensini”, que abre el libro Llamadas telefónicas (1997) de Roberto Bolaño. El retrato que allí se hace omite su producción periodística en Madrid, pero por otro lado parece ajustarse bastante a su situación económica real: “Vivía, no tardé en comprenderlo, en la pobreza, no una pobreza absoluta sino una de clase media baja, de clase media desafortunada y decente”. Este aspecto pecuniario puede parecer secundario o marginal, pero no lo es en absoluto si tenemos en cuenta que es un tema crucial del exilio latinoamericano en Europa, y lo es también en la elección que hace Bolaño de Di Benedetto para crear una figura especular que fuese capaz de dar cuenta de su propia peripecia vital y de la relación entre creación, recepción y mercado. “Trabajaba de vendedor ambulante en una feria de artesanía en donde absolutamente nadie vendía artesanías”, dirá Bolaño en aquel cuento inaugural cuyo arranque es esclarecedor a este respecto: “La forma en que se desarrolló mi amistad con Sensini sin duda se sale de lo corriente. En aquella época yo tenía veintitantos años y era más pobre que una rata”. Una filiación que cruza la ética y la estética de sus respectivas literaturas, así como establece una continuidad entre la declinación de una obra y el ascenso de otra.

En la literatura argentina contemporánea es un escritor de impregnación tan extendida como lo son Borges o Arlt

Decíamos que este volumen de artículos publicados en España cierra de momento la colección dedicada a Di Benedetto en Adriana Hidalgo, donde han ido apareciendo las reediciones de sus cuentos completos, sus novelas y sus escritos periodísticos, pero aún quedaría por ocuparse de la correspondencia. En este apartado destaca el intercambio epistolar que el escritor mendocino mantuvo en la década de 1950 con el editor Carlos Prelooker, encargado de las primeras ediciones de El pentágono y Zama, y con quien discutió aspectos importantes de estas obras durante el proceso de escritura.

Ninguna obra es una isla

Se ha señalado que la obra de Antonio Di Benedetto no tiene ni precursores ni epígonos, pero eso solo es una verdad a medias. Su originalidad, en el sentido de apertura y clausura de un “estilo”, es indiscutible, pero las tradiciones de las que nutre su poética son muchas y notorias, y la influencia que ha tenido en la narrativa latinoamericana posterior es amplia aunque sea difícil de definir. En la literatura argentina contemporánea es un escritor de impregnación tan extendida como lo son Borges o Arlt; sus consecuencias pueden rastrearse, con distintas intensidades, hasta Chejfec, Kohan, Pauls, Schweblin, Falco, Almada o Ronsino, y antes al propio Saer o Piglia, todos ellos entusiastas lectores de Zama (Piglia escribió un guion adaptando la novela pero no acabó de rodarse) que extrajeron importantes lecciones sobre la necesidad de imaginar un lenguaje que aunara el trabajo sobre la sintaxis de la lengua y la imaginación de un espacio que es a la vez invención de paisaje y de cultura. Uno tiene incluso la sensación de escuchar ecos del humor y la ironía de Zama en Ema, la cautiva, una de las novelas más inspiradas de César Aira.

Hay un ejemplo extremo del alcance de la obra de Di Benedetto en el nuevo siglo que pivota sobre el cuento de Bolaño (no es ninguna casualidad que “Sensini” sea el portal de entrada del libro Llamadas telefónicas, para muchos uno de los mejores libros de cuentos en castellano de la literatura reciente). La ya desaparecida editorial mendocina Portinari, que sacó solo cuatro libros en su breve existencia, publicó Los cuentos de Sensini (2001), de Mateo Alfonsín, un autor del que no se ha vuelto a saber nada desde entonces. Compuesto por siete relatos de extensión media (“Al amanecer”, “Los gauchos”, “En la otra Pampa”, “Sin remordimientos”, “Dos espadas”, “El Mesías” y “El tajo más profundo”), el libro juega con los títulos de los cuentos de Luis Antonio Sensini que aparecen mencionados en el cuento de Bolaño. De entre todos ellos, merece la pena comentar “El Mesías”, por cuanto tiene de revelador sobre Di Benedetto y sus precursores. Allí se narra la historia de cómo un chatarrero de Drohóbych encuentra en un edificio medio derruido una maleta que en su interior tiene un candelabro, una muñeca un tanto desarticulada y un cuaderno contable. El chatarrero se lleva la maleta al galpón donde vive rodeado de miles de cacharros que se acumulan por todos los rincones. Por la noche enciende el fuego con el que se calienta cada día en el patio, que es más bien un cementerio de hierros, aluminio y maquinaria herrumbrosa, y acerca la maleta para revisar con más detenimiento su contenido. El candelabro, de siete brazos, al principio le parece ser de latón gastado, pero enseguida descubre por el sello en su base que es de plata esterlina. Las sombras que el candelabro proyecta sobre uno de los muros del patio se le antojan al chatarrero ser un gólem. La muñeca le resulta macabra y sin ningún valor, y cuando está por tirarla al fuego ve un brillo extraño en uno de sus ojos. Pero las llamas se han debilitado. Para reavivarlas echa mano del cuaderno. En sus primeras páginas hay en efecto apuntes de algún tipo de contabilidad, donde se repite el apellido Landau, luego una serie de bocetos que parecen fragmentos de dibujos mayores y a continuación un largo texto escrito con una letra pequeña pero rotunda. Antes de arrojarlo al fuego lee el título subrayado con dos líneas gruesas: El Mesías. La historia sigue, pero cuando esperamos que esta mención al manuscrito desaparecido de Bruno Schulz tenga un desarrollo, nos encontramos con un desenlace fantástico más propio de un sueño diamantino y morfinómano que de una pesquisa literaria, que por otra parte tiene todo el sentido del mundo.

Si nos permitimos ser un poco laxos en la definición del término “experimental”, podemos asumir que toda escritura literaria es de alguna manera escritura experimental. Desde esa amplitud del concepto, que implicaría que todo proyecto de escritura está, al menos en algún momento del proceso de creación, buscando...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Ernesto Bottini

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí