El 42,2% de la electricidad generada en España en 2022 procedió de fuentes renovables. El dato supuso un descenso de cuatro puntos respecto a 2021, cuando alcanzó un máximo del 46%. Destaca la energía eólica, que es la segunda fuente que más energía generó en nuestro país, con un 23,3% del total. Solo los ciclos combinados de gas se situaron por encima, responsables de un 24,7% de la producción. En los últimos tiempos la eólica había sido líder y hacía más de una década que el gas no se colocaba en cabeza.  

El 20% de la electricidad que consumimos en 2022 procedió de fuentes renovables

La potencia instalada en España creció un 4,9% ese año y alcanzó un récord con más de 119.000 megavatios. Las instalaciones de energía renovable ya representan el 59,2 % del total de la potencia instalada en territorio español, cerca de 70.000 megavatios. Las instalaciones de energía solar fotovoltaica son las que experimentan el mayor auge desde 2019. En 2022 fueron responsables del 76% del crecimiento de la potencia renovable instalada. Castilla y León, Castilla La Mancha y Andalucía son las comunidades con más potencia instalada renovable. 

El 20% de la electricidad que consumimos en 2022 procedió de fuentes renovables. Es una proporción que crece de forma sostenida desde 2004, cuando no llegaba al 10%. 

Es necesario tener en cuenta que nuestro país carga con una dependencia energética muy elevada. Más del 70% de la energía que consumimos es importada del exterior, una cifra muy por encima de la media de la Unión Europea (56%) y estas importaciones se componen en su mayoría de combustibles fósiles. Cabe decir que la dependencia exterior se ha reducido en las últimas dos décadas, pues llegó a alcanzar el 80% en 2007.

El año 2022 fue el más caluroso registrado en nuestro país desde 1961

Son cifras recogidas en el Perfil Ambiental de España para el año 2022, publicado recientemente. Se trata de un informe anual elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que recoge datos sobre el estado del medio ambiente en nuestro territorio.

Además de la cuestión energética, el informe trata temas como la situación del agua, la evolución de las temperaturas, los incendios forestales o la gestión de residuos.

Respecto al agua, señala que al finalizar el año hidrológico (en septiembre de 2022), los embalses del Estado se encontraban a un 32,5% de su capacidad, un dato inferior a la media de los últimos cinco y diez años. Fue el sexto año más seco desde 1961 y el cuarto del siglo XXI.

El informe refleja que cerca del 80% del agua consumida en España se destina a la agricultura, en torno a un 17% al abastecimiento de la población y solo un 4% para usos industriales.

El año 2022 fue el más caluroso registrado en nuestro país desde 1961 –2023 ha sido el segundo, según Aemet– y batió el récord de días en situación de ola de calor, con 41, repartidos en tres episodios a lo largo del verano. Fueron 12 días más que los vividos en 2015, segundo año con más días en esa situación. Durante el año fallecieron 20 personas debido a golpes de calor, 17 de ellas en estos días especialmente cálidos del verano. Cinco de estos fallecimientos se relacionan con una exposición al calor de carácter laboral. 

España es el tercer país de la Unión Europea que más residuos municipales genera

La sequía prolongada y las altas temperaturas crearon unas condiciones favorables para los incendios forestales. El número de siniestros creció un 18% respecto al periodo anterior y la superficie arbolada quemada aumentó un 370%. Esto se debe a que se registraron ocho grandes incendios y cada uno de ellos afectó a más de 10.000 hectáreas.

La gestión de residuos representó más del 60% del gasto nacional en protección ambiental y la gestión de aguas residuales supuso un 17%. España es el tercer país de la Unión Europea que más residuos municipales genera y de ellos, la mitad van al vertedero. Un 19% se recicla, un 17% se dedica a compostaje y un 11% es incinerado, de acuerdo con el informe. La tasa de circularidad, es decir, el porcentaje de material recuperado que vuelve a incorporarse a los procesos productivos, es del 8%, tres puntos por debajo de la media europea (11%).