Cartas desde Baires
La política del sadismo, una obra en construcción
La vicepresidenta Villarruel se convierte en aliada temporal de la oposición al permitir que el Senado debata y derrote el decretazo de Milei
Emiliano Gullo 18/03/2024
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Primer acto
Escena Uno. Salò o los 120 días de Sodoma (Pier Paolo Pasolini, 1975). Un presidente, un juez, un cardenal y un duque secuestran a un grupo de jóvenes con la ayuda de algunos soldados nazis perdidos y cuatro señoras ricas. Los llevan a una mansión en el campo para humillarlos, violarlos, asesinarlos. Las señoras cantan viejas historias para matar el tiempo. Los nazis colaboran con las violaciones. Al final comerán mierda y será lo que más recordaremos de esta película. O lo único. Pero todavía estamos en este momento. Los cuatro poderosos sentados en el piso de uno de los salones. Observan cómo dos de sus sirvientes –un nazi y una señora rica– masturban –también en el piso– a dos de los jóvenes secuestrados. El personaje del duque abre la conversación. Dice que la situación de los cuerpos le inspira una reflexión.
“Nosotros, los fascistas, somos los únicos realmente anarquistas, naturalmente una vez que nos apropiamos del Estado. De hecho, la verdadera anarquía es la del poder. Sin embargo –dice al cardenal– observe: la gesticulación obscena es como un lenguaje sordomudo, que ninguno de nosotros, a pesar de su ilimitado albedrío, podría transgredir. No hay nada que hacer, tenemos que subordinar nuestro goce a un gesto único”.
El vocero presidencial de Milei, Manuel Adorni, se burla en vivo de los despidos de su propio Gobierno
Escena dos. El vocero presidencial de Milei, Manuel Adorni, se burla en vivo de los despidos de su propio Gobierno. No se burla, goza. Los saborea con el tacto; como si, antes de morder, hundiese el pulgar en un durazno maduro. Al otro día de prohibir el acceso de los trabajadores a la agencia nacional de información Télam, Adorni abre su conferencia de prensa y anuncia que bajo la orden del presidente Javier Milei se dispensó, por el lapso de una semana, a todos los empleados de la agencia. “Con goce de sueldo, por supuesto”, dice. Y agrega “mientras se avanza en el cierre definitivo”. En la puerta de Télam, el sindicato de prensa de Buenos Aires, periodistas, dirigentes y militantes de otros gremios y de organizaciones sociales llegan para solidarizarse con los trabajadores. Arman un acampe para resistir. Hay fuerza pero preocupación. Son casi 700 personas que se pueden quedar sin trabajo.
Desde su cuenta de X, el vocero presidencial escribe:
“Saluden a Télam que se va…”
Escena tres. Prime time de la televisión abierta. Canal 13, el programa se llama ‘La Noche de Mirtha Legrand’. La señora es una conductora legendaria. Literalmente legendaria. Acaba de cumplir 97 años y sigue al frente de uno de los shows más vistos. Salvo por el horario, el programa es igual que hace 54 años. Una mesa, Mirtha a la cabecera, comida e invitados relevantes, por historia o por coyuntura. Hoy la invitada de lujo es la canciller y economista Diana Mondino. Discuten sobre las supuestas irregularidades en las contrataciones del servicio de Nación Seguros por parte de la Anses (agencia previsional) para los tomadores de créditos que fallezcan. El escándalo toca de lleno al expresidente Alberto Fernández, entre otros funcionarios.
Mondino corta la polémica y dice:
“Si sos un jubilado arriba de no sé cuántos años es casi seguro que te vas a morir. ¿Entonces para qué estás haciendo este tipo de cosas?”.
Segundo acto
Escena Uno. Día jueves. Lugar: Congreso de la Nación. Hay alboroto y ansiedad en los balcones de la Cámara Alta por la llegada de la vicepresidenta, Victoria Villarruel. Por su rol tiene, además, la tarea de presidir el Senado que se prepara para votar a favor o en contra del mega DNU, el –por ahora– único texto de reformas después de que se derrumbara el proyecto de Ley Ómnibus. La espera no es una cuestión formal. El país todo espera. Las pizzerías y los restaurantes tienen el televisor clavado en los canales de noticias. Y espera, sobre todo, el presidente Milei. Días atrás le pidió a la vicepresidenta que pospusiera el debate porque sabe que, en esta Cámara, lo tiene perdido. Ella se opone. Jura que no está jugando su interna junto a Mauricio Macri, sino que es una cuestión normativa. Él le manda sus trolls. Dice el usuario @tdm_jp con likes de los asesores presidenciales en comunicación:
“Villarruel tiró un all in en el casino. Se mandó sola para que se trate el DNU. No sale y hay que colgarla en la Plaza”. Al día siguiente, la cuenta @tdm_jp, con más de 14.000 seguidores, no existirá más.
Sonríe la vicepresidenta, aliada temporal de la oposición y nueva enemiga de los libertarios. Extraña paradoja la política argentina
Todos, oficialismo y oposición, hicieron los números. El DNU acaba rechazado por goleada. El resultado final, 42 votos en contra, 25 a favor y 4 abstenciones. Fin de la sesión. Sonríe la vicepresidenta, aliada temporal de la oposición y nueva enemiga de los libertarios. Extraña paradoja la política argentina.
Escena Dos. Dentro del Congreso la batalla por el DNU es a mano alzada. Una vez alcanzado el quórum se terminó la emoción. No está fácil para ninguna de las dos partes pero será un partido parejo. La cosa es que a pocos metros del Congreso, cuando los senadores votan, la comunidad del cine mantiene su propia pelea contra la policía de la ciudad mientras sostienen una protesta en defensa del INCAA, el instituto del cine. Como en Télam, la patria antifascista también está en la puerta del Cine Gaumont, lugar de la convocatoria y al que Milei ya puso el cartel de venta. Sindicatos, partidos de izquierda, organizaciones sociales. Directores premiados, directores desconocidos, técnicos, actores del under y estrellas internacionales, como Leonardo Sbaraglia, que se transforma en el imán de las cámaras. Sbaraglia repite su consigna en defensa de la cultura a cada micrófono que pasa. Y en algún momento, una explosión, un choque, gritos, insultos. El conductor de un auto intentó pasar a través de la multitud. Enfurecido, atropelló a dos personas y terminó contra otro auto. La policía suspende un momento la represión para proteger al conductor.
Escena Tres. La ciudad de Rosario –la segunda en importancia junto a Córdoba– amanece paralizada después del fin de semana pasado. Las bandas narcos asesinaron a cuatro personas y el pánico encerró a la mayoría de la población. Algunos dicen que fue en respuesta a los operativos ordenados por el gobernador Maximiliano Pullaro en las cárceles de máxima seguridad. La foto que publicitó la mano dura del gobernador mostraba a los detenidos, desnudos, esposados, y haciendo fila india. El estilo Bukele no habría caído bien en los jefes narcos.
El estilo Bukele no habría caído bien en los jefes narcos
Mejor no salir, hasta que pase. Los gremios docentes llaman a la huelga. Clases suspendidas. El transporte también. Es un encierro generalizado y voluntario pero que no responde a una emergencia sanitaria. La ministra nacional de Seguridad, Patricia Bullrich, promete cazar a los narcotraficantes con fuerzas militares. La Ley de Seguridad Interior impide que los militares actúen armados dentro del territorio nacional, salvo que sea contra fuerzas extranjeras. Ahí habría un margen para empujarlas a la calle. Los militares –repiten en off– no quieren saber nada. Solo si se modifica la ley. Milei, que no parece darse cuenta de que no tiene mayoría en el Congreso, promete: “Estamos evaluando enviar una nueva ley que permita que las Fuerzas Armadas puedan tomar algunas acciones adicionales”. Finalmente, el operativo nacional contra el narco será el envío de 20 camionetas y un par de drones.
La ministra Bullrich recibe un llamado telefónico. Es Gustavo Villatoro, ministro de Seguridad de El Salvador. Imagina un mensaje de ánimo. Pero el salvadoreño, en tono didáctico, le dice: “Es un error muy grave lo de la foto, están equivocados; eso solo lo podés hacer cuando las bandas ya están neutralizadas y tenés el control”.
Primer acto
Escena Uno. Salò o los 120 días de Sodoma (Pier Paolo Pasolini, 1975). Un presidente, un juez, un cardenal y un duque secuestran a un grupo de jóvenes con la ayuda de algunos soldados nazis perdidos y cuatro señoras ricas. Los llevan a una mansión en...
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