Si breve
La carta
Es muy probable que el lunes pase Macron. La creación de un movimiento, un significante vacío, más grande que el PSOE, unificado por un líder. Parece el momento. No tanto por la amenaza del Judicial, sino por la opción de comerse a Podemos y Sumar
Guillem Martínez 26/04/2024
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1- Manos Limpias –a partir de ahora ML– es una joya local que explica, a su vez, el concepto local. Se trata de un sindicato sin ningún delegado sindical. Afirma tener varios miles de afiliados, si bien no presenta cuentas ni celebra asambleas, a las que está obligado hasta el Banco de Sabadell. Es posible que ML sea tan solo una empresa, cuyos beneficios vienen, como se ha apuntado en alguna ocasión, de sus demandas y, más aún, de aplazar esas demandas a cambio de efectivo. ML, vinculada a la extrema derecha cuando la extrema derecha no era un indicio del futuro, sino el residuo seco del pasado, se fundó hace un huevo, en 1995. En todo caso, la firma adquirió su forma y función tras el 11M de 2004, como todo el mundo. En aquella primera emisión de fake sustentada en la colaboración público-privada –a través de medios subvencionados, vamos– ML denunció entonces a los jueces Juan del Olmo y Baltazar Garzón. No se comieron una rosca. Es más, el TS no solo desestimó la querella a Del Olmo, sino que denunció a ML por los –hoy olvidados– delitos de acusación y denuncias falsas. Esa demanda del TS fue –tachán-tachán– desestimada por un juzgado ordinario, que consideró que no hay más delitos que los que arden. El curriculum mortis de ML es, por otra parte, una historia política abreviada de España. Denuncias contra las instituciones promotoras de las selecciones deportivas catalanas, contra Nunca Máis, contra piquetes sindicales. Pero su reino no es solo de este mundo, por lo que también presentaron, en su día, una solicitud al arzobispado de Madrid para que practicara una suspensión a divinis a un párroco. La egregia firma ML denunció los matrimonios gays y a los Lunnis –bueno, aquí igual tenía razón–. A la Mesa del Parlamento vasco, por negarse a disolver un grupo parlamentario que el Estado quería disolver –spoiler: ML ganó la causa, que perdió el Estado, varios años después, por todo lo alto, en la instancia europea; se dice rápido–. ML se personó como acusación particular en el caso Nóos, momento en el que trascendió que negoció –al parecer, con el pequeño Nicolás– retirar su acusación a la infanta Cristina, a cambio de un donativo. El servicio, finalmente y de forma gratuita, lo facilitó el fiscal del caso. ML, una mañana soleada, solicitó la imputación de ZP por haber acabado con la economía española. En otro orden de cosas, y hace un plis, ML, ese faro de la democracia, acaba de denunciar a Begoña Gómez, esposa de Sánchez, por hipotéticos delitos de tráfico de influencias. Y la denuncia, cutresalchichera, que de ser un guión hubiera supuesto la primera película de abogados de 30 segundos de duración, ha sido admitida a trámite. Por todo lo alto.
2- ML no es una seta. Hay ya varias asociaciones parecidas, con la misma función, en el mismo enclave ideológico, y con otros nombres artísticos –como la Asociación Española de Abogados Cristianos–, que entorpecen la existencia de partidos socialdemócratas, o la práctica de programas socialdemócratas en las instituciones, a partir de demandas falsas, forzadas, sobreactuadas y, por lo común, desestimadas. Este tipo de asociaciones suelen utilizar como punto de partida noticias falsas, emitidas por medios creativos afines. O, simplemente, crean noticias falsas a partir de las demandas planteadas. Pero el fenómeno es más amplio. En ocasiones, el rol de esas asociaciones lo realizan partidos, que prescinden de intermediarios en el desarrollo de acusaciones particulares en los tribunales, como ha sido el caso de Vox. Pero, agárrense, otras veces son los partidos los que crean asociaciones ficticias y puntuales –ese fue el caso de la cultura postconvergente en BCN, que planteó demandas al Ajuntament Colau a través de asociaciones rarunas–. Ha sucedido también que empresas, enfrentadas a instituciones por asuntos puntuales, llegaran a presentar querellas, directamente, o a través de muñequitos, con el intento de paralizar o desprestigiar la actuación institucional –ese fue el caso de la empresa francesa Suez, propietaria de AGBAR, que frió a demandas al anterior consistorio de BCN–. Tal vez el culmen, la confirmación de la intensificación de toda esta rareza a la vez legal y a la vez paralegal, es que las mismísimas instituciones judiciales sobrepasen expectativas y tradiciones, y opten por el bloqueo institucional ellas mismas y por sí solas, a través de causas y cargos –como el de terrorismo, emitido en la AN y en el TS para líderes procesistas–, que, todo apunta a ello, es poco probable que aguanten el tramo europeo.
3- La disciplina –podemos hablar de una disciplina cuando aludimos a una actividad nacida en 2004, que ha ido extendiéndose y ganando en el tiempo experiencia, acierto, método e importancia– consiste en la judicialización incierta, pero constante, de la vida política cotidiana. Un desgaste inusitado para opciones políticas no derechistas, así como el uso continuado del fake como motor de la política, como programa político, incluso. Es lo que Eco denominó la macchina del fango. Y es lo que Bannon dibujó con su “hay que freírlos a noticias”. Es una industria de la desinformación y de la política, vinculadas entre sí y con un solo objetivo: entorpecer no cualquier política, sino cualquier realidad que no sea la suya. Esa manera de hacer, propia de la nueva extrema derecha, es mundial. Es la época. Supone una amenaza a la democracia como nunca se había visto desde los años treinta y cuarenta del siglo XX. La originalidad española no es, por tanto, la participación de una industria del fake que vincula a partidos, medios, asociaciones, empresas. Es la participación de la Justicia en toda esta dinámica posdemocrática y extremoderechista. De hecho, en Europa, España es el único enclave occidental de este fenómeno, que afecta, con intensidad, al alto tramo de la Justicia. Ya no es opinable, me temo. Y es preciso señalarlo.
La originalidad española es la participación de la Justicia en toda esta dinámica posdemocrática y extremoderechista
4- Como se afirma en el último editorial de CTXT, “todo el edificio institucional de la democracia se sustenta en una única premisa: la imparcialidad de los jueces”. Creer en esa imparcialidad es una convención. Que, por otra parte, no solo debe ser cierta, sino que debe ser verificada continuamente. Y no está siendo el caso. La presión mediático-judicial sobre el Ajuntament de BCN, sobre Podemos, sobre Compromís/Mònica Oltra, sobre el procesismo –aquellos políticos no pudieron mentir con tanta intensidad, como fue el caso, y a la vez protagonizar tantos delitos, esa intensa región de lo cierto, de lo real– y, con mayor intensidad, si cabe, sobre un gobierno socialdemócrata –que no ha declarado, ni parece que lo vaya a hacer, los soviets–, son una muestra clara, y desmesurada, de todo ello. Es preciso hacer algo. Y es preciso hacerlo rápido, antes de que el poder judicial se coma con patatas los otros dos poderes, y aún pida copa y puro.
5- Es muy posible que la democracia española –no es mucho, pero no tenemos otra por aquí abajo– esté en riesgo, como nunca jamás lo ha estado antes. Y Pedro Sánchez parece haber hecho algo determinante al respecto. Una carta a la ciudadanía.
6- ¿Ha hecho algo determinante?
7- En la carta, Sánchez plantea una respuesta a este problema para el próximo lunes. Es decir, gestiona la respuesta en el tiempo, la dilata, la emplaza. La dramatiza. Esto es, la teatraliza.
8- La teatralización es un rasgo de la política española, ese partido de fútbol eterno, repleto de goles furiosos, y de aficiones con hambre de gol. Por lo que cabe suponer que la respuesta de Sánchez será política española, y no la búsqueda de una solución democrática a este conflicto asfixiante. Sobre la búsqueda de una solución: me temo que solo quedan varias, que son una. Plantear la crisis. Buscar, en la instancia española y la europea, una solución contundente y democrática a lo que está pasando. Lo que está pasando no es lawfare, esa cosa inconcreta y opinable. Lo que acaece no afecta a toda la estructura judicial española. Es, sencillamente –y brutalmente– prevaricación, prevaricaciones concretas, uso de la política, por otros medios, en determinadas instancias, muy localizadas, que no han aguantado la presión, el enfrentamiento, la informalidad de la política planteada en 2004. No está pasando nada en esos puntos de la Justicia que no pudiera pasar –como así ha sido en otras ocasiones; como en 2017– en el Legislativo, en el Ejecutivo, o en la Jefatura del Estado. Solo que sucede en el Judicial, el epicentro de la convención democrática/punto 4.
9- Es extraño, y diría que poco edificante, aplazar una respuesta, una decisión, ante, lo dicho, la mayor amenaza a la democracia jamás habida. Sí, este aplazamiento tiene cosas buenas –el silencio, el mismo aplazamiento, que se contraponen al ruido–, pero también cosas malas –el silencio, el mismo aplazamiento, que suenan a ruido–. Por lo mismo, la dilación permite la interpretación. ¿Qué pretende Sánchez?
10- Opción a). Sánchez, como parece plantear la carta, se enfrenta a una disyuntiva privada, personal, sentimental, incluso. Algo poco probable, pues la política es un itinerario que aleja de ella a las personas sensibles a ese tipo, e incluso a otros tipos, de disyuntivas.
11- Opción b). Sánchez se enfrenta a una decisión sobre su futuro personal. Como han apuntado medios europeos, puede tratarse de una candidatura al Consejo de Europa. Es poco probable que para optar a uno de los EU top-jobs Sánchez finalice no con una legislatura, sino con la posibilidad del primer gobierno extremo-derechista en años en España. Y, con ello, con su trayectoria, legado y prestigio personal.
12- Opción c). Sánchez no se enfrenta a una disyuntiva privada, o a una decisión personal. En ese sentido, es muy probable que su decisión sea d) una decisión de partido. No puede ser e) convocar elecciones –no se pueden convocar hasta el 29M, cuando se cumpla un año de las anteriores elecciones–. Puede ser f) una cuestión de confianza –probable, pero extraña: uno no hace esta movida para pedir una moción de confianza, esa fórmula, en este caso, burocrática, poco eléctrica–. Además, el problema de Sánchez no se ubica en el Legislativo, sino en el Judicial.
En ausencia de previsión, Sánchez, y si Sánchez no hace nada, salvo política, esa teatralización, puede hacer lo que siempre ha hecho el PSOE desde su fundación: sobrevivir
13- Lo que nos lleva a la opción g). En ausencia de previsión, Sánchez, y si Sánchez no hace nada, salvo política, esa teatralización, puede hacer lo que siempre ha hecho el PSOE desde su fundación, en 1879, una fundación dramática, promovida por Paul Lafargue, el yerno divertido y cubano de Marx: sobrevivir. Sobrevivir cuando, en aquel momento, las opciones obreras antiautoritarias parecía que cortarían el bacalao en España. Sobrevivir a la dictadura de Primo, pactando con ella. Sobrevivir reinventándose en el 74, observando su supervivencia, antes que otra opción ideológica, en el 77. Asumiendo el neoliberalismo, su hegemonía, en el 82. Haciendo un ERE atlantista en el 82-86… Sobreviviendo, en 2020, a través de la única opción de supervivencia: el primer gobierno de coalición desde la Guerra, algo que no gustó a los dinosaurios, esos supervivientes que solo entienden su supervivencia vivida. El PSOE es uno de los partidos más veteranos en la plaza por ese trazo en su carácter. Sobrevivir, al contrario que vivir, no siempre es una actividad edificante. Pero no desprecien ese trazo, inexistente, parece, a la izquierda del PSOE. El sobrevivir del PSOE pasa, desde hace años, por eliminar a su izquierda, y, por primera vez, no a su derecha. Podría engullirla, ahora que esa izquierda está débil, dividida en dos, enfrentada, ensimismada en sus cosas de cuadros.
14- El lunes puede pasar cualquier cosa, pues dilatar la respuesta ante la presencia de usos extremo-derechistas en la Justicia ya es, tal vez, cualquier cosa. Pero es muy probable que, pase lo pase, pase Macron. La opción de crear un movimiento, un significante vacío, abierto. Sería más grande que el PSOE, unificado por un líder, por un hombre que el lunes se enfrentará a la extrema derecha. O que lo parecerá. O que no lo hará. La supervivencia del PSOE hoy pasa por eso, y este parece ser el momento indicado. No tanto por la amenaza estructural del Judicial, sino por el estado, madurito, de Podemos y Sumar, esas dos dinámicas alejadas, incluso, de la supervivencia.
15- Los macronismos, recuerden, son el último estadio antes de la extrema derecha. Son la renuncia a enfrentarse a ella.
16- La respuesta, el lunes.
1- Manos Limpias –a partir de ahora ML– es una joya local que explica, a su vez, el concepto local. Se trata de un sindicato sin ningún delegado sindical. Afirma tener varios miles de afiliados, si bien no presenta cuentas ni celebra asambleas, a las que está obligado hasta el Banco de...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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