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justicia

Que arresten a los líderes de Israel por crímenes de guerra

No es fácil desear la detención de los jefes de tu Estado y de tu ejército, y aún más difícil es admitirlo públicamente, ¿pero hay alguna otra forma de detenerlos?

Gideon Levy (Haaretz) 7/05/2024

<p>Benjamin Netanyahu junto a varios altos cargos del ejercito israelí, el pasado 24 de marzo. / <strong>Cuenta de X de B. N. </strong></p>

Benjamin Netanyahu junto a varios altos cargos del ejercito israelí, el pasado 24 de marzo. / Cuenta de X de B. N. 

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Todo israelí decente debe hacerse las siguientes preguntas: ¿está su país cometiendo crímenes de guerra en Gaza? Si es así, ¿cómo deberían detenerse?, ¿cómo debe castigarse a los culpables?, ¿quién puede castigarlos?, ¿es razonable que no se persigan los delitos y se exculpe a los criminales?

Por supuesto, se puede responder negativamente a la primera pregunta –Israel no está cometiendo ningún crimen de guerra en Gaza–, con lo que el resto de las preguntas resultan superfluas.

Sin embargo, cabe preguntarse cómo se puede responder negativamente a dicha pregunta ante los hechos y la situación en Gaza: unas 35.000 personas muertas y otras 10.000 desaparecidas, alrededor de dos tercios de ellas civiles inocentes, según las Fuerzas de Defensa de Israel; entre los muertos hay aproximadamente 13.000 niños, casi 400 personas que pertenecían al personal sanitario y más de 200 periodistas; el 70 % de las viviendas han sido destruidas o dañadas; el 30 % de los niños sufre desnutrición severa; dos personas de cada 10.000 mueren cada día de hambre y enfermedades. (Todas las cifras proceden de Naciones Unidas y organizaciones internacionales).

¿Es posible que estas espantosas cifras se hayan originado sin que se hayan cometido crímenes de guerra? Hay guerras cuya causa es justa y cuyos medios son criminales; la justicia de la guerra no justifica sus crímenes. No es posible que la matanza y la destrucción, el hambre y los desplazamientos a esta escala hayan ocurrido sin cometer crímenes de guerra. Hay individuos responsables de estos y deben ser llevados ante la justicia.

El sentido humano de la justicia desea ver a los criminales ante los tribunales. Solo podemos esperar que el Tribunal Penal Internacional de La Haya haga su trabajo

La hasbará israelí, o diplomacia pública, no intenta negar la realidad de Gaza. Se limita a alegar antisemitismo: ¿por qué se meten con nosotros?, ¿qué pasa con Sudán y Yemen? La lógica no se sostiene: un conductor al que paran por exceso de velocidad no se libra argumentando que no es el único. Los crímenes y los criminales permanecen. Israel nunca procesará a nadie por estos delitos. Nunca lo ha hecho, ni por sus guerras ni por su ocupación. Un buen día enjuiciará a un soldado por robar la tarjeta de crédito de un palestino.

Sin embargo, el sentido humano de la justicia desea ver a los criminales ante los tribunales y evitar que cometan crímenes en el futuro. Según esta lógica, solo podemos esperar que el Tribunal Penal Internacional de La Haya haga su trabajo.

Todos los patriotas israelíes y todos los que se preocupan por el bien del Estado deberían desearlo. Solo así cambiará la norma moral de Israel, según la cual se le permite todo. No es fácil desear la detención de los jefes de tu Estado y de tu ejército, y aún más difícil es admitirlo públicamente, ¿pero hay alguna otra forma de detenerlos?

La matanza y la destrucción en Gaza han sobrepasado a Israel. Es la peor catástrofe a la que se ha enfrentado el Estado. Alguien ha llevado al país hasta allí –y no, no ha sido el antisemitismo, sino sus líderes y oficiales del ejército–. Si no hubiera sido por ellos, después del 7 de octubre no habría pasado tan rápidamente de ser un país querido que inspiraba compasión a convertirse en un Estado paria.

Alguien debe ser juzgado por todo esto. Del mismo modo que muchos israelíes desean que Benjamin Netanyahu sea castigado por la corrupción de la que se le acusa, también deberían desear que él y los artífices subordinados a él sean castigados por crímenes mucho más graves, los crímenes de Gaza.

Tampoco es posible culpar únicamente a Hamás. Somos nosotros los que matamos, llevamos la hambruna y destruimos a una escala tan masiva

No se puede permitir que queden impunes. Tampoco es posible culpar únicamente a Hamás, aunque haya participado en los crímenes. Somos nosotros los que matamos, llevamos la hambruna, desplazamos y destruimos a una escala tan masiva. Alguien debe responder ante la justicia por ello. Netanyahu es el máximo responsable, por supuesto. La imagen de su encarcelamiento en La Haya junto con el ministro de Defensa y el jefe del Estado Mayor de las FDI es el material de las pesadillas de todo israelí. Y, no obstante, probablemente esté justificado.

Sin embargo, es muy poco probable que ocurra. La presión que Israel y Estados Unidos están ejerciendo sobre el tribunal es enorme (y equivocada). Pero la táctica del miedo puede ser importante. Si los funcionarios realmente se abstienen de viajar al extranjero en los próximos años, si realmente viven con miedo por lo que pueda venir, podemos estar seguros de que en la próxima guerra se lo pensarán dos veces antes de enviar a los militares a campañas de muerte y destrucción de proporciones tan demenciales. Al menos podemos hallar un poco de consuelo en eso.

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Este artículo se publicó el 5 de mayo en Haaretz.

Traducción de Paloma Farré.

Todo israelí decente debe hacerse las siguientes preguntas: ¿está su país cometiendo crímenes de guerra en Gaza? Si es así, ¿cómo deberían detenerse?, ¿cómo debe castigarse a los culpables?, ¿quién puede castigarlos?, ¿es razonable que no se persigan los delitos y se exculpe a los criminales?

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2 comentario(s)

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  1. amanarma

    Gracias. Es estremecedor saber que cada día, cada hora, cada minuto... están asesinando personas; ¿Cómo puede eso tener un propósito... racional? Y los israelíes no son capaces de parar este genocidio. Esta barbaridad. Es demencial; recuerdo cuando Aznar nos metió en la guerra de Iraq, la repugnancia que sentía, que sentimos tantos. ¡Excusas, siempre buscan excusas los gobiernos son traidores a los valores que proclaman! https://www.youtube.com/watch?v=D7LsfipW7Wo Nada debería volver a ser como antes. No debemos olvidar este nuevo genocidio. Ni siquiera las penas de cárcel (de juicios que no se llevarán a cabo) podrían servir para la reconciliación. Los israelíes han perdido toda credibilidad a lo largo de su historia, no podemos creer en su deseo de paz, un deseo que nunca fue sincero, sólo una palabra en un papelito. Sólo podemos pedir perdón al pueblo palestino; siento nauseas por pertenecer a Europa, a España.

    Hace 1 mes 19 días

  2. juan-ab

    "Si se espera que cristalice una cábala sensata entre los dirigentes israelíes para detener esta precipitada caída al precipicio, hay que decir que las probabilidades están en su contra. El biógrafo de Hitler, Ian Kershaw, observó que, si los planes golpistas contra el Führer tardaron tanto en eclosionar, se debió a «un profundo sentido de obediencia a la autoridad y de servicio al Estado», a la creencia de que «no sólo era erróneo, sino despreciable y traicionero socavar al propio país en la guerra», y «aun cuando los desastres militares aumentaban y la catástrofe final se avecinaba, el apoyo fanático a Hitler no se había evaporado en absoluto y seguía mostrando una notable resistencia y fuerza».» (11) Es difícil no darse cuenta de que factores similares están en juego en los círculos de la élite israelí. En cuanto al último punto, mientras que los críticos de Netanyahu llevan años escribiendo su necrológica política, él sigue recuperándose a pesar de sus errores. ¿Por qué? Porque los israelíes se ven reflejados en él. De hecho, Netanyahu es Israel: un detestable y narcisista supremacista judío para quien sólo los judíos cuentan en el gran diseño de Dios. Por último, hay que reconocer que no todos los temores israelíes son infundados: a estas alturas está muy extendido el deseo de que Israel desaparezca del mapa mientras disminuye su capacidad de aterrorizar a sus vecinos hasta la sumisión. Pero, en su mayor parte, se trata de un callejón en el que el propio Israel se ha metido." Esto leemos (y no es lo más destacado) en el artículo "Sansón y Casandra" de Norman Finkelstein, recogido por Rafael Poch en su blog.

    Hace 1 mes 20 días

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