Reportaje
Israel ataca Rafah pese al sí de Hamás a un alto al fuego
El ejército israelí toma el control del paso fronterizo con Egipto, la única conexión de la Franja con el mundo, mientras continúan los bombardeos
Marta Maroto / Mahmoud Mushtaha Beirut / El Cairo , 7/05/2024
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Los gritos de júbilo traspasaron fácilmente las finas lonas de las tiendas de campaña. “Me emocioné y abracé fuerte a mi hija pequeña cuando empezaron a llegar las noticias de un alto al fuego”, cuenta en conversación telefónica Manal Hashem, de 44 años, desplazada en los campamentos de refugiados que abarrotan Rafah. “Queremos que acabe la guerra”, sostiene esta madre cuya vivienda en la Ciudad de Gaza quedó destrozada por las bombas israelíes.
Por momentos, durante la noche del lunes, la Franja de Gaza se llenó de vítores tras conocerse que Hamás había aceptado la propuesta de alto el fuego de Egipto y Qatar, el mismo día que Israel había pedido evacuar al casi millón y medio de palestinos refugiados en Rafah ante la inminencia de un recrudecimiento de la ofensiva. Miles de personas salieron también en Tel Aviv a las calles, pidiendo al Gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu aceptar el plan y permitir el regreso de los 132 rehenes que permanecen vivos en Gaza (37 han fallecido, según estimaciones israelíes) tras el violento asalto del 7 de octubre que desencadenó el conflicto.
El Gabinete de Guerra israelí rechazó la noche del 6 de mayo el alto al fuego que previamente había aceptado, y aprobó acelerar la operación militar en Rafah
Reunido de urgencia, el Gabinete de Guerra israelí rechazó en la noche del lunes 6 de mayo el alto al fuego que previamente había aceptado, y aprobó por unanimidad acelerar la operación militar en Rafah. Tras una madrugada de bombardeos, metralla y ataques de drones contra viviendas y carreteras, doce personas fueron asesinadas por Israel, según fuentes palestinas. La mañana del martes 7, el Ejército israelí izó su bandera sobre el paso de Rafah, el último corredor que conectaba el enclave palestino con el resto del mundo, consolidando el bloqueo.
“La propuesta de Hamás está lejos de cumplir con las demandas más importantes de Israel”, informó la oficina de Netanyahu en un comunicado en el que afirmaba que Israel enviaría una delegación a Egipto para continuar con las negociaciones. Sin embargo, el plan aceptado por Hamás provenía de una proposición hecha por Israel el 27 de abril, según ha informado Reuters citando fuentes cercanas a las conversaciones. “La pelota está ahora sobre Israel. Nosotros somos honestos con nuestras intenciones”, refirió el lunes por la noche el líder de Hamás, Ismail Haniyeh, en conversación telefónica con el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hussein Amirabdollahian.
“Israel está en serios aprietos. Pensaba que Hamás no aceptaría la oferta y ahora está en una encrucijada: de aceptar, el Gobierno de Netanyahu colapsaría (por la división interna); pero si no lo hacen, van a recibir mucha presión de Estados Unidos y Occidente”, comenta a CTXT el periodista palestino Muath Hamet, quien considera que Hamás ha pillado por sorpresa a Israel con su aceptación tras el anuncio previo de evacuación de Rafah, ampliamente criticado por Naciones Unidas y el propio Estados Unidos por la violenta crisis humanitaria que vive la ciudad convertida en campamento de refugiados.
Antes que el Gobierno israelí, Estados Unidos dijo estar analizando la propuesta y añadió que llegar a un acuerdo es la “prioridad principal”: “Queremos que regresen los rehenes, un alto al fuego de seis semanas e incrementar la asistencia humanitaria”, afirmó el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, quien añadió que llegar a un compromiso sería “por supuesto el mejor resultado”. El director de la CIA lleva desde el viernes en la región ultimando los detalles y tiene un papel importante en las negociaciones, según Kirby.
La propuesta aceptada por Hamás, previa mediación egipcia y qatarí y cuyos detalles no han sido confirmados por Estados Unidos ni por Israel, está compuesta de tres fases de seis semanas de duración cada una. La primera comprende la retirada de tropas israelíes de la Franja de Gaza a medida que se agiliza el intercambio de rehenes y se permite el regreso de familias palestinas a otras zonas del enclave, incrementando la entrada de ayuda humanitaria. La segunda contempla el cese completo de la actividad militar. El final del plan comprende el intercambio de rehenes, un proyecto de reconstrucción de la Franja en tres años y, previsiblemente, el fin de 76 años de bloqueo israelí.
Una ofensiva contra Gaza de “consecuencias devastadoras”
Tras meses de negociaciones inconclusas, el sí de Hamás llegó horas después de que Israel lanzase octavillas ordenando la evacuación de 1,4 millones de personas hacinadas en Rafah, haciendo oídos sordos a las advertencias de que una ofensiva militar tendría “consecuencias devastadoras” y “significaría más sufrimiento y muertes de civiles”, según la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, UNRWA.
Al comienzo de la guerra la ciudad de Rafah fue denominada por el Ejército israelí como “zona segura”, y ha ido acogiendo en casas y tiendas de campaña a desplazados
Situada en el sur, al comienzo de la guerra la ciudad de Rafah fue denominada por el Ejército de ocupación israelí como “zona segura”, y ha ido acogiendo en casas y miles de tiendas de campaña a refugiados desplazados de otras zonas del enclave. “Es una pesadilla. Vivimos con miedo constante, sin saber cuándo caerá la próxima bomba o si nuestras casas quedarán reducidas a escombros. Nos hemos quedado sin palabras ante esta locura”, explica desesperado Um Hassan Qeshta, de 44 años, quien ha abierto su casa a 53 familiares y amigos.
Las lágrimas de alivio de la familia Shadi Masoud, de 19 años, tornaron en desesperanza la madrugada de este martes, al ver entrar los tanques en Rafah y ondear la bandera israelí en el único paso que conecta la Franja con el mundo exterior. “¿Dónde vamos a ir? O morimos en Rafah o nos expulsan al Sinaí egipcio, que es lo que más tememos. Preferimos morir antes que sufrir otro desplazamiento”, dijo por teléfono.
Ahmed Mahmoud Al-Balaawi, un residente de 29 años de Rafah, personifica la profunda sensación de desesperanza. “Ojalá me hubiera quedado en el norte de Gaza y me hubieran matado al principio de la guerra”, se lamenta Ahmed, con la voz teñida de amargura y pesar. “Ojalá no hubiera experimentado el sufrimiento del desplazamiento y la agonía de vivir bajo la sombra del ejército israelí, que persigue nuestras almas de un lugar a otro”.
“Toda la Franja de Gaza está destruida y el ejército israelí está por todas partes. Ahora estoy preocupado y tengo miedo no por mí, sino por mis hijos, por mi mujer embarazada, por mis padres ancianos que no pueden andar”, continúa con los ojos llorosos.
“Si matarnos en Rafah detiene este genocidio, que nos maten. Ya estamos muertos tras 213 días de matanzas y hambre. Estamos atrapados sin ningún lugar adónde ir, viviendo en tiendas de campaña a lo largo de la frontera egipcia”, sentencia Al-Balaawi.
Mientras tanto, la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) advierte y subraya que una ofensiva israelí agravaría el ya profundo sufrimiento y el aumentaría el número de víctimas entre los palestinos, que según las autoridades ha superado los 34.000 muertos desde octubre.
“Estamos viviendo un genocidio por décima vez. El sonido de los proyectiles y los cañones no ha cesado. El estruendo de los aviones y las bengalas nos llena de pavor. Estas cosas no deberían pasarle a nadie. Estamos agotados y cansados, y nos sentimos impotentes. Lloramos de alivio cuando nos enteramos del alto el fuego, pero nos sorprendió ver al ejército israelí entrando en Rafah”, explica Shadi Masoud, de 19 años.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) también advierte de que unos 600.000 niños de Rafah están amenazados por un “nuevo desastre inminente”, y pide que no sean deportados a la fuerza. La directora de la organización, Catherine Russell, declaró: “Rafah es ahora una ciudad de niños, y no tienen ningún lugar seguro en Gaza donde refugiarse. Si comienzan las operaciones militares a gran escala, los niños no sólo estarán expuestos al riesgo de violencia, sino también al caos y al pánico, y ya están física y psicológicamente agotados”.
Los gritos de júbilo traspasaron fácilmente las finas lonas de las tiendas de campaña. “Me emocioné y abracé fuerte a mi hija pequeña cuando empezaron a llegar las noticias de un alto al fuego”, cuenta en conversación telefónica Manal Hashem, de 44 años, desplazada en los campamentos de refugiados que abarrotan...
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