Injusticia y fortuna
El caos necesario
Parece lógico pensar que para ser periodista hay que estudiar el grado que se llama Periodismo en la universidad, pero resulta que es una trampa
Elena de Sus 26/11/2024
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Esta pieza forma parte del libro CTXT, una utopía en marcha, en el que sesenta y siete firmas hablan sobre los primeros diez años de funcionamiento de la revista y su contexto político. Se puede comprar aquí.
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El día que conocí a Miguel Mora pisé una caca, supongo que de perro o perra. Fue nada más bajar del autobús, la zapatilla entró en contacto con la materia fecal antes de llegar a tocar el suelo de Castejón de Sos, en pleno Pirineo de Huesca.
Era verano de 2015 y yo quería ser periodista. Parece lógico pensar que para ser periodista hay que estudiar el grado que se llama Periodismo en la universidad, pero resulta que es una trampa. Una vez terminado el primer curso, ya había interiorizado que ir a clase era una pérdida de tiempo (esto nos lo explicaban los profesores, en clase), que había que empezar a trabajar cuanto antes, a ser posible con becas en medios (si necesitas un sueldo de verdad mientras estudias, mala suerte), y que para conseguir esas becas había que conocer a periodistas y caerles bien. Así que me enfrasqué en una intensa actividad de, ejem, networking más bien contraria a mi naturaleza.
El corresponsal de ABC en Bruselas, Enrique Serbeto, es de Castejón de Sos y organiza cada verano un encuentro de periodistas en este pueblo de unos setecientos cincuenta habitantes, al que se llega por una carretera bella y temible. Leí en el periódico provincial que ese año acudían periodistas que admiraba, como Soledad Gallego-Díaz y Jordi Évole. Y ahí me planté yo, estudiante y locutora de radiofórmula pirata, con mi blusa blanca de la seriedad y un inesperado problema en la zapatilla.
CTXT tenía entonces pocos meses de vida y Miguel Mora, su director, participó en ese encuentro de Castejón. Él mismo tiene ascendencia en un pueblo cercano, Chía. Así conocí un proyecto ambicioso en lo ético y lo estético, obra de periodistas experimentados que habían huido o sido expulsados de grandes medios como El País o El Mundo. Por algún motivo, al terminar la primera jornada, Mora decidió saludarme, y al terminar la segunda, tras saber que yo a) era de Huesca y b) estudiaba Periodismo en Madrid, me propuso unirme a CTXT. Cuando dije que sí, para mi estupefacción, anunció mi fichaje como si fuera el de Futre ante los demás periodistas presentes, incluido Évole.
Me creí especial, pero no era para tanto. Por la redacción de CTXT, que era el salón de casa de Mónica Andrade y Miguel Mora, pasaba mucha gente. Algunos quedamos seducidos y otros espantados por la poca formalidad y la artesanía digital. Durante el curso siguiente, yo iba a El Saloncito y ayudaba en alguna tarea simple algunos miércoles, cuando se publicaba un nuevo número en la web, que entonces funcionaba como una revista semanal. Leía y sobre todo, escuchaba. Y hay que decir que es verdad, se aprende mucho así. Aprendí de Vanesa, de Miguel, de Mónica, de Adri, de Amanda, de los Álex, de Fran o de Jose.
Tres años después de pisar aquel excremento pirenaico, me encontraba en apuros. Aparentemente, todo estaba saliendo bien. Casi había terminado la carrera, era becaria en la redacción de un medio reconocido en Madrid, sabía hablar francés, vivía en un piso de techos altos.
Pero allá donde mirase, mis amigos estaban siendo derrotados y la estupidez estaba triunfando. Lo peor era la sensación de haber hallado la fórmula, el código que dirigía nuestras vidas. Las mismas secuencias se repetían una y otra vez. Sabía lo que iba a pasar antes de que pasara, no podía hacer nada para evitarlo y, lo que es peor, yo misma actuaba según esa lógica cruel y aburrida. Durante el verano de 2018, caluroso y solitario como un sueño febril, lo más sensato parecía quedarse en la cama, dormir y dejar que todo se descompusiera.
Ante mí se extendía el misterio del fin de los estudios. Por primera vez en dos décadas, no había otro curso por delante. Ya intuía que no me iban a renovar en mi puesto de becaria-granjera. Pensaba que debía encontrar trabajo cuanto antes, pero, en esas circunstancias, tendría que luchar contra mí misma. Casi había descartado el periodismo, buscaba «Madrid» en las páginas de empleo y me hacía preguntas que no me había hecho antes.
Las dos cosas que anhelaba, el caos (entendido como ruptura de la inercia) y el trabajo asalariado, son prácticamente opuestas, pero se me ocurrió una jugada que, en un extraño giro de los acontecimientos, me permitiría obtener ambas: escribí sobre todo esto y lo envié a CTXT.
Cinco años después, sigo aprendiendo y sorprendiéndome, también con Diego, Adri T., Guillem, Gerardo y muchos más.
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Elena de Sus colabora con CTXT desde 2015, y es redactora y consejera editorial desde 2018. En el verano de 2019 publicó la novela erótica por entregas ‘De Madrid al infierno’, ilustrada por su tía, Vicky de Sus.
Esta pieza forma parte del libro CTXT, una utopía en marcha, en el que sesenta y siete firmas hablan sobre los primeros diez años de funcionamiento de la revista y su contexto político. Se puede comprar aquí.
...Autora >
Elena de Sus
Es periodista, de Huesca, y forma parte de la redacción de CTXT.
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